La
salud emocional es un tema que debemos abordar en nuestro tiempo,
puesto que es de suma importancia para el buen equilibrio entre mente
y cuerpo.
Nuevamente
la ciencia ha logrado demostrar el mecanismo neurobiológico
de lo que nuestros ancentros han
sabido desde la antigüedad: los
pensamientos negativos impiden que una sensación de dolor
desaparezca o se reduzca, incluso después de
la ingesta de medicamentos.
El fenómeno se denomina nocebo, que
en latin significa “haré daño”.
Por
supuesto, el responsable de esta acción maliciosa no es precisamente
una deidad o espiritu maligno. Es
el cerebro quien, en presencia de ideas pesimistas o de desconfianza,
activa
ciertas extructuras vinculadas con el dolor, como
el tálamo, la ínsula y la corteza samatosensorial, así como la
amigdala cerebral y el cuerpo estriado ventral, relacionadas con la
ansiedad, el miedo y otras emociones.
El
investigador emérito del Centro de Biofísica y Bioquímica del
Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), Horacio
Venegas, explicó que la ansiedad incrementa los niveles de
adrenocorticotropa (ACTH), hormona producida por la hipófisis en la
base del cerebro. Y la ACTH, a su vez, aumenta la secreción de otra
hormona, el cortisol, sintetizada por las glándulas suprarenales
como respuesta a situaciones de estrés.
¿Cúal
es la conexión entre los altos niveles de ACTH y cortisol y la
elevación del dolor? Según Venegas, “cuando
el órganismo entra en un estado de ansiedad debido a una expectativa
pesimista, las neuronas del sistema nervioso central liberan
colecistoquinina (CCK), hormona que contrarresta el efecto analgésico
de los opioides endógenos y de esta manera aumenta el dolor”,
dijo.
DOS
CARAS DE LA MISMA MONEDA.
El
nocebo es opueso al placebo (que en latín significa “agradare”).
Ambos procesos son creaciones mentales y, como tales, ocurren por la
activación de las neuronas o células nerviosas del cerebro. En el
nocebo parece jugar un papel muy importante la colecistoquinina de
las neuronas del cerebro medio, ubicado dentro del cráneo a la
altura de la nuca.
El
placebo, por el contrario, genera analgesia, es decir, menos dolor,
ya que se activan las sustancias analgésicas creadas por el propio
cerebro (los llamados opioides endógenos), gracias a una expectativa
esperanzada. En este caso, juegan un papel muy importante las
neuronas del lóbulo
frontal del cerebro, ubicado justo por encima de los ojos.
Experimentos
con sujetos recién operados o con individuos sanos han demostrado
que el efecto nocebo existe y puede ser determinante para la salud.
No obstante, las investigaciones psicológicas, farmacológicas e
imaginológicas aun son incipientes, a diferencia del efecto placebo,
cuyas bases neurológicas han sido descrita con presición.
“Si
las condiciones de un recinto haspitalario no son óptimas en cuanto
a higiene, atención del personal o alimentación, la expectativa del
paciente sobre la efectividad del tratamiento en ese ambiente será
pesimista, por lo cual causará ansiedad y efecto nocebo”,
señaló el investigador del Ivic, Horacio Venegas, quien además es
miembro de la Academia Nacional de Medicina.
El
dolor es una sensación perfectamente normal pero también es un
indicativo de que algo fuera de lo común sucede en nuestro
organismo. La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor lo
define como “una experiencia sensorial y emocional desagradable que
se relaciona con un daño tisular real o potencial, o que se describe
en
términos de ese daño”. El
dolor, por lo tanto, es
una alarma que protege a la persona contra agentes patológicos.
El
dolor índole
multidimensional , ya
que en sus génesis participan factores sensoriales, fisiológicos,
cognitivos, afectivos, conductuales y espirituales. En este sentido,
“se necesitan enfoques muy variados para entender su complejidad,
así como los abordajes múltiples para su efectivo tratamiento”,
aseveró.
La
expectativa pesimista generadora de la hiperalgesia por nocebo no se
limita a la inseguridad o recelo hacia determinado fármaco,
terapéutica o personal médico. Según Venegas, también puede
originarse por efectos depresivos, creencias religiosas, perjuicios o
manipulaciones como la brujería y el vudú. Para
bien o para mal, la mente es capaz de influir sobre el bienestar del
ser humano.
En
esto pensad.
JAIRO
OBREGÓN
10/03/2016
Maracaibo,
Venezuela
http://www.correodelorinoco.gob.ve/salud-publica/sabias-que-desconfianza-aumenta-dolor/
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