Abrimos diciendo: ¿Acaso
todos los seres humanos gozan de sus derechos humanos? ¿Vivimos de un mundo
donde el respeto sea un derecho humano? ¿Se debería enseñar mejor para lograr
los derechos humanos? ¿Setenta años después donde están los derechos humanos? ¿Qué
podemos hacer?
Lamentablemente, la historia
de la humanidad está plagada de los “anti-derechos humanos”, ha sido “antihumana”,
“no humana”, no ha sido humana la humanidad. Como se diría más o menos en el
cuento del “Principito”: “Veo humanos, pero, no humanidad”.
Sin embargo,
paradójicamente, a pesar de tantas desigualdades, desde luego, que existen
humanos con humanidad comprobada. Esa es nuestra utopía, ver a todos y todas
como hermanos que “compartan” no que “compitan”. Amaos los unos a los otros,
este fue la conversión de Jesús, del amor a Dios, al prójimo y a uno mismo.
LA
DECLARACION UNIVERSAL DE LOS DERECHOS
HUMANOS
COMIENZA SU 70º ANIVERSARIO.
Defendamos
la equidad, la justicia y la dignidad humana.
El Día de los Derechos
Humanas se celebra cada 10 de diciembre, coincidiendo con la fecha en que la
Asamblea General adoptó la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, en 1948. Este año, el Día de los
Derechos humanos marca el 70 aniversario de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, un documento histórico, que proclamó los derechos
inalienables inherentes a todos los seres humanos, sin importar su raza, color,
religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o
social, propiedades, lugar de nacimiento ni ninguna otra condición. Es el
documento más traducido del mundo, disponible más de 500 idiomas.
La Declaración, cuyo
borrador redactaron representantes de distintos contextos jurídicos y
culturales de todo el mundo, expone valores universales y un ideal común para
todos los pueblos y naciones.
Además, establece que todas
las personas tienen la misma dignidad y el mismo valor. Gracias a este documento
–que con sus versiones en 500 idiomas se ha convertido en el más traducido del
mundo- y compromiso de los Estados con sus principios, la dignidad de millones
de personas se ha visto fortalecida, y se han sentado las bases de un mundo más
justo. Aunque aún quede camino por recorrer para que las promesas que encierra
se cumpla plenamente, el hecho de que hay perdurado en el tiempo es prueba
inequívoca de la universalidad imperecedera de sus valores eternos sobre la
equidad, la justicia y la dignidad humana.
La Declaración nos fortalece
a todos y los principios que recoge son tan relevantes en la actualidad como lo
fueron en 1948. Debemos luchar por nuestros propios derechos y por los de
prójimo. Podemos pasar a la acción en nuestras vidas diarias para defender
aquellos derechos que nos protegen y así fomentar la unión de todos los seres
humanos.
#LuchaPorLosDDHH
La Declaración Universal de
los Derechos Humanos nos fortalece a todos.
Los derechos humanos nos
conciernen a todos nosotros cada día.
La condición humana que
compartimos tiene sus raíces en estos valores universales.
La equidad, la justicia y la
libertad evitan la violencia y velan por la paz.
Cada vez que abandonamos los
derechos humanos, corremos un gran riesgo.
Debemos luchar por nuestros
derechos y por los del prójimo.
Desde 1948 cuando nace la Declaración
Universal de los Derechos Humanos han pasado 70 años hoy en 2018, ¿Cuánta veces
se olvidado, estigmatizado, violado, aniquilado estos y otros derechos
universales? ¿Cómo es que todavía el racismo, la esclavitud, el odio social, el
odio económico todavía prevalece y se atenúa setenta años después?
Sabemos que se ha avanzado
muy poco en estos valores humanos que nos conciernen a todos y todas. Sin
embargo, nunca será suficiente mientras la maldad impere y el “sistema del neo
liberalismo” se posesiona de toda la economía, la política y las guerras tanto
convencionales y no convencionales, como la guerra económica que aplican los
poderes mundiales a pueblos y naciones que quieren caminar como a iguales en
este mundo. Ante este sistema maligno y perverso debemos proclamar el
“altermundismo” donde otro mundo sea posible, donde estos y otros derechos sean
posibles. En esta utopia de vida nunca de rodillas, siempre caminando con la
frente en alto, ni altivos, ni sumisos, sino de manera dignos que lo único que
se pide es el respeto a nuestros de derechos que son los derechos de todos.
Profetismo como un derecho humano.
En cuanto a los Derechos Universales
de los Derechos Humanos, como creyentes cristianos comprometidos o ciudadanos
de un nuevo mundo con la causa humana y planetaria, ¿Dónde está nuestro
profetismo cristiano? El profeta no es un adivino, ni alguien que pre-dice los
acontecimientos futuros. El profeta se enfrenta a todo poderío personal o
social. Habla desde el “clamor a los pobres” y pretende siempre que haya
justicia. Obviamente le preocupa el futuro del pueblo, la situación sangrante
de los pobres. Los profetas surgen en los momentos de crisis y de cambios para avigorar
una situación nueva llena de libertad, de justicia, de solidaridad, paz.
La misión del profeta
cristiano es cuestionar los “sistemas”, defender a toda persona atropellada y a
todo pueblo amenazado, alentar esperanzas en situaciones catastróficas y
promover la conversión hacia actitudes solidarias. Tiene experiencia del pueblo
(vive encarnado) y contacto con Dios (es un místico), de ahí obtiene la fuerza
de su misión.
La misión profética de Jesús
fue a favor de los pobres a viva voz: a favor del hombre, de la mujer, del
niño, de la niña, del anciano, de la anciana, de los pobres, de los
hambrientos, de los enfermos, de los presos, de los olvidados, de los
expatriados o migrantes, de lo que podemos deducir como los derechos humanos de
esta era post moderna. Su reino consistía en ese amor incondicional a los seres
humanos del mundo. Desde esta perspectiva de su proyecto, adaptándola a
nuestros tiempos podemos aseverar que creo unas buenas nuevas a favor de lo que
hoy en día conocemos como los derechos
humanos.
Digo esto para concienciar
que los derechos humanos son los derechos de todos tanto católicos, ortodoxos,
protestantes, pentecostales, cristianos, laicos, y los muchos grupos que
confiesan otras religiones budistas, tibetanos, hindúes, taoístas y más deberíamos todos y todas aprender a declarar
el profetismo a voz en cuello sobre los derechos humanos a toda lengua, raza y
nación.
Los pueblos del mundo pide,
gime, grita, clama porque se les RESPETE
SU DIGNIDAD HUMANA. Es el derecho de vivir como iguales, como seres
pensantes, como personas dignas. Es el derecho de vivir en libertad plena,
llena de bondad y de justicia. Nosotros tenemos derecho de ser oídos y
escuchados, tenemos derecho a visibilizarnos, tenemos derecho al trabajo,
tenemos derecho a la educación, tenemos derecho a comer, a vestirnos, a adquirir
medicinas, a tener una casa o un hogar. Tenemos derecho a no ser esclavos de
esclavos, a vivir en armonía y serenidad.
Basta de intervencionismos,
del unilateralismo, de medidas coercitivas llamadas sanciones o bloqueos por no
ser sumisos, o por tener riquezas naturales que a bien pueda administrar
libremente en un negocio ganar ganar. Se debe respetar la autodeterminación de
los pueblos. No existen ciudadanos de primera, de segunda, ni de tercera, no,
no eso es antihumano, anticristiano anti vida, anti verdad. Creemos en el
multilateralismo o altermundismo donde defendamos el Derecho Internacional como
la base de la carta magna de las Naciones Unidas: La no intervención en los
asuntos internos de los Estados Nación.
Los derechos humanos es un
estado de sabiduría donde se trascienda el egoísmo, la lucha de clases, el odio
irracional, el odio por el color de piel o por tus ideales o tu manera de
proceder en favor a tu prójimo. El profetismo social va de la mano de la sabiduría
de los pueblos, son dos maneras de respuestas distintas pero complementarias.
Al proclamarse los Derechos Humanos, por qué no, proclamamos una extensión del
evangelio de Jesús de que todos seamos iguales ante los ojos de Dios, de la
vida, de la existencia misma.
La máxima de Jesús expresada
en la palabra del evangelio a favor de los seres humanos –lo que podría ser sus
derechos humanos- lo manifiesta en Mateo 25:34 en adelante: “Vengan, benditos
de mi Padre, y tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes
desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer;
tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en
su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme.
Estuve en la cárcel y me fueron a ver. Entonces los justos dirán: “Señor,
¿Cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de
beber?” “¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? El Rey responderá:
“En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de
estos mis hermanos, me lo hicieron a mí…” (34, 35, 36, 37, 38, 39,40) (BL 1995).
En esto pensad.
JAIRO OBREGÓN
San Francisco, Zulia,
Venezuela.
un.org
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