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sábado, 6 de septiembre de 2014

¡EL QUEHACER TEOLÓGICO ECOSOCIAL…!



          Vivimos en una época crucial en la historia de la humanidad cuando los paradigmas del pasado han ido evolucionando con el paso del tiempo. El quehacer teológico no se escapa de esta realidad contractual. Las estructuras de las teologías de la Edad Media, y la era renacentista salida de la anterior, no aguantan más el paso aplanador de una historia que continúa su marcha sin detenerse a pensar en lo que deja atrás.

     Es menester pensar y reflexionar que esa concepción pasada ha hecho mucho daño en menoscabar el sentido digno de la vida y de su continuidad. Ya los esquemas pensantes de las universidades de la vieja Europa que cuantificaban en sus disertaciones: “¿Cuántos ángeles cabían en el ojo de una aguja de coser?” Como principio teológico, no tiene ningún sentido en la época de hoy. Antes, se pensaba en las iglesias y en la sociedad que la tierra era cuadrada, sostenida por cuatro elefantes, que se asentaba dichos elefantes en una gran serpiente marina, cómo se verá no tiene ningún sentido. Claro está, esa era la forma de pensar de la época, no cabe duda. Pero ese pensamiento llevó a martirizar a esa generación, aun, hasta en nuestros pueblos colonizados.

     Qué de decir de “Cristo español”, todo un señor feudal, con ansias por las ganancias, que tenía un “Padre dios” que no tenía mucha paciencia, que castigaba a diestra y ha siniestra los pecados de los pecadores que infringía en sus alegatos, que mandaba al sacrificio de personas por desconocer sus intenciones, hoy, ese prototipo de “dios feudal” no podemos seguir aguardándolo bajo su corona y majestad. Ese tipo de racionamiento teológico parece ser qué, todavía, está presente en algunas de las iglesias tradicionales.

      La iglesia y su teología de ese corte no evolucionaron, se quedó en el tiempo, se resisten actualizarse. Siguen a Platón en un cielo griego donde lo puro, son los dioses y semidioses del Olimpo y en la tierra lo impuro el pecado y el pecador […]  y como resultado de ese pensamiento de clasificación, en la actualidad ha venido involucionando el quehacer teológico hasta volverse piedra. Hay que reflexionar de verdad.

     La iglesia romana impuso su modelo papal de supremacía en el cristianismo occidental, qué posteriormente, los llamados “príncipes de Europa” se negaron a acatar, derivándose las diferentes “denominaciones protestantes”, quienes le dieron otro sentido, al que cada quien, le convino mantener bajo el manto de la aristocracia en unos “pequeños papas”, donde su quehacer teológico fue resultado de la conveniencia más que de la necesidad de los seres humanos. Desde luego, no niego que se puede extraer grandes enseñanzas pasadas y su quehacer teológico ha proporcionado una gran riqueza espiritual para todos los tiempos, eso no está en duda. 

      Sin embargo, todavía se sigue el mismo patrón feudalista de discriminación, extorsión, manipulación, intimidación y su sinfín de circunstancias increíbles de seguir acariciándolas.

     En la actualidad existen muchas crisis que experimenta la humanidad. Desde las luchas de clases donde el rico se hace más rico y el pobre se hace más pobre; donde la política fenece y sucumbe ante el gran capital; donde el racismo no ha pasado de moda, lo contrario, se impone más; donde el cambio climático no aguanta más cuando los océanos y mares son grandes basureros destruyendo los ecosistemas; cuando vemos que el agua escasea hasta los límites de la desesperación; cuando observamos que las guerras se incrementan a nivel mundial que si no se toman las medidas adecuadas pudiera desaparecer el hombre de la faz tierra por una hecatombe nuclear. Es de reflexionar urgentemente.

     El quehacer teológico de hoy, no puede seguir los predicamentos y apreciaciones y apetencias de los siglos pasados. Estamos ante un cambio de época y una época de cambio. La teología tiene que evolucionar a los nuevos desafíos y necesidades como ha pasado en cada ciclo de vida. La religión se extingue, tiende a desaparecer. La religión se está petrificando. Esa teología se está convirtiendo en piedra, no viva, sino, en una roca vieja que se desvanece con el tiempo.

     De las grandes crisis de la humanidad a la que nos hemos referido, existen dos crisis que sería el resumen de la sumatoria de todas y al mismo tiempo deja de ser crisis para transformarse en realidades en el quehacer teológico: la Ecología y lo Social.

     Nunca antes la tierra ha estado tan amenazada por la mano del hombre. Y la amenaza de la destrucción del hombre por el hombre no ha desaparecido. De ahí, que el quehacer teológico parte de una nueva realidad contractual.  Sin la tierra el hombre con todo su posicionamiento y estructura religiosa no podrá sobrevivir. La tierra sin el hombre vive como faltándole algo. El quehacer teológico es ahora un poco más a lo que se definiría: Ecosocial. Es un quehacer teológico que tenga rostro humano. Es un quehacer teológico que tenga rostro de tierra. Es un quehacer teológico que combine los cristianismos originarios. Es un quehacer teológico que busque la sustentabilidad de los recursos del planeta. Es un quehacer teológico que vislumbre el nuevo día donde todos seamos hermanos y hermanas. La teología Ecosocial es donde Jesús se hace presente con su mensaje de paz y armonía. Así sea.              

JAIRO OBREGÓN

06/09/2014

San Francisco, Venezuela