Ya estamos en el esperado
2021 que lo bendecimos con la gloria del Señor que traerá la esperanza de la
sanidad y liberación. Ante un 2020 lleno de sombras de la pandemia (Covid-19)
que de pronto no lo vimos llegar y, se posesionó, malogrando a la población de
todos los habitantes del planeta Tierra con sus contagios y decesos. A todos
los que perdieron un familiar o un cercano toda nuestra solidaridad. En la red
social de Facebook hacemos oraciones por las distintas personas que piden por
un ser querido, a todos y todas, también nuestra solidaridad en la intercesión constante.
Abriendo este año 2021,
hemos de hacer entregas del quehacer reflexivo en lo referente a la Biblia, en
sus perspectivas que harán de reconocer las dimensiones de la fe abierta a este
siglo 21. Lo que escribo no pretende soslayar la fe de muchos, solo, acentuar
lo que se tiene aún. Busco, un acercamiento, no tanto, a la ortodoxia, sino un
poco más, la heterodoxia en un intento de abrir conciencia de lo que creemos. Esperando
que la luz del Señor nos ilumine a todos, por todos y en todos. Veamos.
Textos bíblicos a considerar:
Isaías 60, 1-6; Salmo 71; Efesios 3,2-a. 5-6; Mateo 2, 1-12
La
restauración del Señor
“En la época esta parte del
libro del profeta Isaías (Tercer Isaías) corresponde a la restauración, es
decir, al regreso a Jerusalen de los exilios de Babilonia, regreso a la gran
ciudad de Dios. Cuando este grupo de exiliados llegó a Israel encontró sus
ciudades destruidas, sus campos abandonados o apropiados por otras familias,
las murallas destruidas y el templo, el lugar donde Yave [Dios, HaSehem]
habitaba incendiado. Esta dramática realidad los desanimó completamente,
centrando sus esperanzas y sus motivaciones únicamente en la reconstrucción de
sus viviendas y sus campos, dejando de lado la restauración del templo y, con
ello, la confianza en la venida gloriosa de Yahvé, quien traería a Israel la
salvación plena en la misma historia. Isaías anima a la fe de su pueblo, los
invita a poner nuevamente su fe y su corazón en la fuerza salvífica de Yahvé,
quien traerá la paz y la justicia a su pueblo, por ello Jerusalen será una
cuidad radiante, llena de luz, en donde la presencia del Señor como rey hará de
ella una nación grande, ante cuya presencia se postraran todos los pueblos de
la tierra. El profeta manifiesta con esta gran revelación que Dios es quien dará
inicio a nueva época para Israel, una época donde reinara la luz de Dios y serán
destruidas todas las fuerzas del mal, pues Dios se hace presente en Israel y ya
más nadie podrá hacerle daño.
La
visión reducida
Esta visión profética posee
una comprensión muy reducida de la acción salvífica de Dios, ya que es asumida
como una promesa que se cumplirá en beneficio única y exclusivamente del pueblo
de Israel y de toda la tierra. Pablo, a través de la carta a los efesios,
ampliará esa comprensión, afirmando que la salvación venida de Dios, atravesó
de Jesús, es para “todos”, judíos y paganos. El plan de Dios, según Pablo,
consiste en formar un solo pueblo, una sola comunidad creyente, un solo cuerpo,
una sola Iglesia, un organismo vivo capaz de comunicar a toda la creación la
vida y la salvación otorgada por Dios. La carta a los Efesios expresa que el
misterio recibido por Pablo consiste en que la Buena Nueva de Cristo se hace
efectiva también en los paganos, ellos son coherederos y miembros de ese mismo
Cuerpo; esto significa que Dios se ha querido revelar a toda la humanidad, actúa
en todos, salva a todos, reconcilia a todos sin excepción.
La
Fiesta de la
El evangelio que leemos hoy,
en la Fiesta de la “Epi-fania” [etimología: sobre, por encima /manifestación],
confirma este carácter universal de la salvación de Dios. Mateo expresa, por
medio de este relato simbólico, el origen divino de Jesús y su tarea salvífica como
Mesías, como rey de Israel, heredero del trono de David; por ello el
evangelista insiste en nombrar con exactitud el lugar donde nació Jesús y en
confirmar, atravesó del Antiguo Testamento, que con su presencia en la historia
se da cumplimiento de las palabras de los profetas. Por otro lado, el rechazo
de este nacimiento por parte de las autoridades políticas (Herodes) y
religiosas (sumos sacerdotes y escribas) del pueblo judío y del gozo infinito
de los magos, venidos de Oriente, anuncian desde ya ese carácter universal de
la misión de Jesús, la apertura del evangelio a los paganos y su vinculación a
la comunidad cristiana. La Epifania del Señor es la celebración precisa para
confesar nuestra fe en un Dios que se manifiesta a toda la humanidad, que se
hace presente en todas la culturas, que actúa en todos, y que invita a la
comunidad de creyentes a abrir sus puertas a las necesidades y pluralidades del
mundo actual.
El
tiempo en que vivimos
Un tiempo como el que
vivimos, marcado radicalmente por el pluralismo religioso, y marcado también,
crecientemente, por la teología del pluralismo religioso, el sentido de los “misionero”
y de la “universalidad cristiana” han cambiado profundamente. Hasta ahora, en
demasiados casos, lo misionero era sinónimo de proselitismo de “convertir al
cristianismo” a los “gentiles”, y la “universalidad cristiana” era entendida
desde la centralidad del cristianismo: éramos la religión central, la (única)
querida por Dios, y por lo tanto, la religión-destino de la humanidad. Todos los
pueblos (universalidad) estaban destinados a abandonar su religión ancestral y
hacerse cristiano…Tarde o temprano el mundo llegaría a su destino: a ser “un
solo rebaño, con solo pastor”…
Hoy todo esto ha cambiado,
aunque muchos cristianos (incluidos muchos de sus pastores) todavía siguen en
la visión tradicional. Buen dia hoy, pues, para presentar estos desafíos y para
profundizarlos. No desaprovechemos la oportunidad para actualizar también personalmente
nuestra visión en estos temas […].
Nacimiento
de Jesús
En el Nuevo Testamento, además
de Juan 7, 42, encontraremos referencias a Belén en las narraciones de Mateo 2
y Lucas 2 acerca del nacimiento de Salvador en la ciudad de David. La tradición
de que el Mesías debía nacer en Belén tiene su base en el texto de Miqueas 5,2,
donde se señala que de Belén Efrata debía salir quien gobernara Israel y seria
pastor del pueblo. Hoy sabemos que Jesús nació probablemente en Nazaret [en la
provincia de Galilea de los gentiles], y que la afirmación que nació en Belén es
una afirmación con intención teológica [Jesús fue judío de galileo, según Pagola].
Los
Magos del Oriente
El término “magos” procede
del griego “magoi”, que significa matemático, astrónomo y astrólogo. Estas dos últimas
disciplinas era una misma en la antigüedad, por lo que con ambas se podía estudiar
el destino y el designio de las personas. Es decir, “los reyes magos” no fueron
ni reyes ni magos en el sentido actual de estas palabras; habrían sido astrólogos
o estudiosos del cielo. Fue el teólogo y abogado cartaginés Tertuliano (160-220
d.C.) quien aseguró que los magos serian reyes y que procederían de Oriente
[¿Persas?]. En la vista de los magos a Jesús, los Padres de la Iglesia vieron
simbolizadas la realeza (oro), la divinidad (incienso) y la pasión (mirra) de
Cristo.
Consideraciones
para todos
-Dios se da a conocer a
todas las gentes; no solo al “pueblo elegido”, sino a todos los pueblos,
representados en los Magos de Oriente. ¿Tengo yo ese mismo sentimiento de
universalidad de Dios, o creo que sólo nosotros conocemos a Dios y estamos en
la verdad? ¿O pienso que tal vez que sólo nuestra religión es verdadera, que
las demás son “falsas,” o simplemente humanas, o como mínimo “inferiores” a la
nuestra?
-La Epifanía (magos de
Oriente yendo a adorar a Jesús) es un símbolo, una elaboración teológica del “evangelio
de la infancia” de Mateo, realizada en aquel contexto la génesis del Nuevo
Testamento, que es un contexto de confrontación de la comunidad cristiana con
el mundo ambiente, contexto de expansión esforzada, de evangelización misionera.
Es fácil hacer de este símbolo una interpretación en el marco del “inclusivismo”,
como si “toda salvación que haya fuera del cristianismo proviniera en
definitiva únicamente de Jesús”, o en el marco incluso del “inclusivismo”, como
si “fuera de Jesús no hubiera salvación”… Hoy, dos milenios más tardes, con una
visión bastante más amplia, y tras un Concilio Vaticano II que ha dicho las
palabras más positivas y optimistas sobre el valor salvífico de las demás religiones
que nunca se hayan pronunciado en la Iglesia Católica [o, Protestante o, Luteranas
o, Ortodoxas o, Pentecostales y las demás] caben otras interpretaciones más
abiertas. Dialoguemos sobre ello.
-La salvación de Dios
ofrecida en Jesús es universal, como lo es la salvación que Dios causa y ofrece
fuera (o antes) del cristianismo a través de las religiones de los pueblos. Dios
es el mismo a pesar de la multiplicidad de sus nombres o de la diversidad de
las religiones. Por eso los magos adoran a Jesús sin ser cristianos, y por eso
los cristianos podemos participar de las riquezas religiosas de toda la humanidad.
Todo lo que es de Dios nos pertenece a sus hijos, a todos sus hijos. Por eso
debe haber dialogo y paz entre las religiones… ¿Ésa esta una argumentación correcta?
-La Epifanía de Jesús, su manifestación
a toda la humanidad, significa que hay más “Pueblos de Dios” que el pueblo de
Dios del cristianismo. ¿Seguimos identificando el “pueblo de Dios” con la
Iglesia Católica, o con el cristianismo? ¿Es correcta esa identificación? ¿Por
qué sí o por qué no? ¿Quiénes serían “Pueblos de Dios”? ¿Sería un pueblo o
muchos pueblos?
-De alguna manera, el
Concilio Vaticano II nos ha sugerido que la manifestación de Dios en Jesús no
es la única. Dios, como sabemos, se ha manifestado de muchas maneras también en
otros pueblos (Heb. 1,1)…¿Qué cambios de actitud y hasta de lenguaje implica
este “descubrimiento”? ¿Qué cambios también implica en los fundamentos de la misión,
de la evangelización a los pueblos no cristiano? (Servicios Koinonia | Bíblico
| Semana del 3 al 9 de Enero 2021 | Epifania del Señor | F/Web | https://www.servicioskoinonia.org/biblico/210103.htm).
Concluimos
Sabemos, que esto parece no
comprensible a la primera lectura del gran rompecabezas paradigmático de la
historicidad bíblica, en su gran simbología, que hemos heredado de los
antiguos. Aclaramos, que nadie podrá decir que tiene el monopolio de la verdad,
solo, compartimos en el quehacer reflexivo, en el quehacer teológico, en el
quehacer histórico. Somos diversos, somos muchos, somos seres que creen, que
piensan, que aman, que sueñan, que con distintos matices, somos humus, somos
humanos.
Aquí, abrimos el debate de
altura, de los que hemos compartido para su consideración y análisis en este
comentario. En esta Epifania del Señor que la tradición cristiana inspiró en su
contexto, sea de mirarnos, como seres humanos que con distintas creencias y
posesiones que podemos tener un lugar común de la tolerancia, el buen
entendimiento, el acercamiento de la fe, la esperanza y el amor. La unidad no
es uniformidad, la unidad en la diversidad es la consigna de este siglo 21. Más
cuando, todas las ideología políticas, económicas y sociales están en crisis sistémicas,
aun, las creencias están en crisis, es decir, por el Gran sistema que gobierna
este mundo.
Un gran abrazo a todos los
seres de buena voluntad que creemos en la utopía de ese reino de Dios, a favor
de los pobres y, de la naturaleza que están bajo nuestro cuidado.
En esto pensad
JAIRO OBREGÓN
05/01/2021
Maracaibo, Venezuela