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martes, 5 de enero de 2021

LA GLORIA DEL SEÑOR ESTARÁ SOBRE TI EN SU EPIFANIA EN 2021

 

  
 Un nuevo comienzo

Ya estamos en el esperado 2021 que lo bendecimos con la gloria del Señor que traerá la esperanza de la sanidad y liberación. Ante un 2020 lleno de sombras de la pandemia (Covid-19) que de pronto no lo vimos llegar y, se posesionó, malogrando a la población de todos los habitantes del planeta Tierra con sus contagios y decesos. A todos los que perdieron un familiar o un cercano toda nuestra solidaridad. En la red social de Facebook hacemos oraciones por las distintas personas que piden por un ser querido, a todos y todas, también nuestra solidaridad en la intercesión constante.

Abriendo este año 2021, hemos de hacer entregas del quehacer reflexivo en lo referente a la Biblia, en sus perspectivas que harán de reconocer las dimensiones de la fe abierta a este siglo 21. Lo que escribo no pretende soslayar la fe de muchos, solo, acentuar lo que se tiene aún. Busco, un acercamiento, no tanto, a la ortodoxia, sino un poco más, la heterodoxia en un intento de abrir conciencia de lo que creemos. Esperando que la luz del Señor nos ilumine a todos, por todos y en todos. Veamos.

Textos bíblicos a considerar: Isaías 60, 1-6; Salmo 71; Efesios 3,2-a. 5-6; Mateo 2, 1-12

La restauración del Señor

“En la época esta parte del libro del profeta Isaías (Tercer Isaías) corresponde a la restauración, es decir, al regreso a Jerusalen de los exilios de Babilonia, regreso a la gran ciudad de Dios. Cuando este grupo de exiliados llegó a Israel encontró sus ciudades destruidas, sus campos abandonados o apropiados por otras familias, las murallas destruidas y el templo, el lugar donde Yave [Dios, HaSehem] habitaba incendiado. Esta dramática realidad los desanimó completamente, centrando sus esperanzas y sus motivaciones únicamente en la reconstrucción de sus viviendas y sus campos, dejando de lado la restauración del templo y, con ello, la confianza en la venida gloriosa de Yahvé, quien traería a Israel la salvación plena en la misma historia. Isaías anima a la fe de su pueblo, los invita a poner nuevamente su fe y su corazón en la fuerza salvífica de Yahvé, quien traerá la paz y la justicia a su pueblo, por ello Jerusalen será una cuidad radiante, llena de luz, en donde la presencia del Señor como rey hará de ella una nación grande, ante cuya presencia se postraran todos los pueblos de la tierra. El profeta manifiesta con esta gran revelación que Dios es quien dará inicio a nueva época para Israel, una época donde reinara la luz de Dios y serán destruidas todas las fuerzas del mal, pues Dios se hace presente en Israel y ya más nadie podrá hacerle daño.

La visión reducida

Esta visión profética posee una comprensión muy reducida de la acción salvífica de Dios, ya que es asumida como una promesa que se cumplirá en beneficio única y exclusivamente del pueblo de Israel y de toda la tierra. Pablo, a través de la carta a los efesios, ampliará esa comprensión, afirmando que la salvación venida de Dios, atravesó de Jesús, es para “todos”, judíos y paganos. El plan de Dios, según Pablo, consiste en formar un solo pueblo, una sola comunidad creyente, un solo cuerpo, una sola Iglesia, un organismo vivo capaz de comunicar a toda la creación la vida y la salvación otorgada por Dios. La carta a los Efesios expresa que el misterio recibido por Pablo consiste en que la Buena Nueva de Cristo se hace efectiva también en los paganos, ellos son coherederos y miembros de ese mismo Cuerpo; esto significa que Dios se ha querido revelar a toda la humanidad, actúa en todos, salva a todos, reconcilia a todos sin excepción.

La Fiesta de la Epifanía

El evangelio que leemos hoy, en la Fiesta de la “Epi-fania” [etimología: sobre, por encima /manifestación], confirma este carácter universal de la salvación de Dios. Mateo expresa, por medio de este relato simbólico, el origen divino de Jesús y su tarea salvífica como Mesías, como rey de Israel, heredero del trono de David; por ello el evangelista insiste en nombrar con exactitud el lugar donde nació Jesús y en confirmar, atravesó del Antiguo Testamento, que con su presencia en la historia se da cumplimiento de las palabras de los profetas. Por otro lado, el rechazo de este nacimiento por parte de las autoridades políticas (Herodes) y religiosas (sumos sacerdotes y escribas) del pueblo judío y del gozo infinito de los magos, venidos de Oriente, anuncian desde ya ese carácter universal de la misión de Jesús, la apertura del evangelio a los paganos y su vinculación a la comunidad cristiana. La Epifania del Señor es la celebración precisa para confesar nuestra fe en un Dios que se manifiesta a toda la humanidad, que se hace presente en todas la culturas, que actúa en todos, y que invita a la comunidad de creyentes a abrir sus puertas a las necesidades y pluralidades del mundo actual.

El tiempo en que vivimos

Un tiempo como el que vivimos, marcado radicalmente por el pluralismo religioso, y marcado también, crecientemente, por la teología del pluralismo religioso, el sentido de los “misionero” y de la “universalidad cristiana” han cambiado profundamente. Hasta ahora, en demasiados casos, lo misionero era sinónimo de proselitismo de “convertir al cristianismo” a los “gentiles”, y la “universalidad cristiana” era entendida desde la centralidad del cristianismo: éramos la religión central, la (única) querida por Dios, y por lo tanto, la religión-destino de la humanidad. Todos los pueblos (universalidad) estaban destinados a abandonar su religión ancestral y hacerse cristiano…Tarde o temprano el mundo llegaría a su destino: a ser “un solo rebaño, con solo pastor”…

Hoy todo esto ha cambiado, aunque muchos cristianos (incluidos muchos de sus pastores) todavía siguen en la visión tradicional. Buen dia hoy, pues, para presentar estos desafíos y para profundizarlos. No desaprovechemos la oportunidad para actualizar también personalmente nuestra visión en estos temas […].

Nacimiento de Jesús

En el Nuevo Testamento, además de Juan 7, 42, encontraremos referencias a Belén en las narraciones de Mateo 2 y Lucas 2 acerca del nacimiento de Salvador en la ciudad de David. La tradición de que el Mesías debía nacer en Belén tiene su base en el texto de Miqueas 5,2, donde se señala que de Belén Efrata debía salir quien gobernara Israel y seria pastor del pueblo. Hoy sabemos que Jesús nació probablemente en Nazaret [en la provincia de Galilea de los gentiles], y que la afirmación que nació en Belén es una afirmación con intención teológica [Jesús fue judío de galileo, según Pagola].

Los Magos del Oriente  

El término “magos” procede del griego “magoi”, que significa matemático, astrónomo y astrólogo. Estas dos últimas disciplinas era una misma en la antigüedad, por lo que con ambas se podía estudiar el destino y el designio de las personas. Es decir, “los reyes magos” no fueron ni reyes ni magos en el sentido actual de estas palabras; habrían sido astrólogos o estudiosos del cielo. Fue el teólogo y abogado cartaginés Tertuliano (160-220 d.C.) quien aseguró que los magos serian reyes y que procederían de Oriente [¿Persas?]. En la vista de los magos a Jesús, los Padres de la Iglesia vieron simbolizadas la realeza (oro), la divinidad (incienso) y la pasión (mirra) de Cristo.

Consideraciones para todos

-Dios se da a conocer a todas las gentes; no solo al “pueblo elegido”, sino a todos los pueblos, representados en los Magos de Oriente. ¿Tengo yo ese mismo sentimiento de universalidad de Dios, o creo que sólo nosotros conocemos a Dios y estamos en la verdad? ¿O pienso que tal vez que sólo nuestra religión es verdadera, que las demás son “falsas,” o simplemente humanas, o como mínimo “inferiores” a la nuestra?

-La Epifanía (magos de Oriente yendo a adorar a Jesús) es un símbolo, una elaboración teológica del “evangelio de la infancia” de Mateo, realizada en aquel contexto la génesis del Nuevo Testamento, que es un contexto de confrontación de la comunidad cristiana con el mundo ambiente, contexto de expansión esforzada, de evangelización misionera. Es fácil hacer de este símbolo una interpretación en el marco del “inclusivismo”, como si “toda salvación que haya fuera del cristianismo proviniera en definitiva únicamente de Jesús”, o en el marco incluso del “inclusivismo”, como si “fuera de Jesús no hubiera salvación”… Hoy, dos milenios más tardes, con una visión bastante más amplia, y tras un Concilio Vaticano II que ha dicho las palabras más positivas y optimistas sobre el valor salvífico de las demás religiones que nunca se hayan pronunciado en la Iglesia Católica [o, Protestante o, Luteranas o, Ortodoxas o, Pentecostales y las demás] caben otras interpretaciones más abiertas. Dialoguemos sobre ello.

-La salvación de Dios ofrecida en Jesús es universal, como lo es la salvación que Dios causa y ofrece fuera (o antes) del cristianismo a través de las religiones de los pueblos. Dios es el mismo a pesar de la multiplicidad de sus nombres o de la diversidad de las religiones. Por eso los magos adoran a Jesús sin ser cristianos, y por eso los cristianos podemos participar de las riquezas religiosas de toda la humanidad. Todo lo que es de Dios nos pertenece a sus hijos, a todos sus hijos. Por eso debe haber dialogo y paz entre las religiones… ¿Ésa esta una argumentación correcta?

-La Epifanía de Jesús, su manifestación a toda la humanidad, significa que hay más “Pueblos de Dios” que el pueblo de Dios del cristianismo. ¿Seguimos identificando el “pueblo de Dios” con la Iglesia Católica, o con el cristianismo? ¿Es correcta esa identificación? ¿Por qué sí o por qué no? ¿Quiénes serían “Pueblos de Dios”? ¿Sería un pueblo o muchos pueblos?

-De alguna manera, el Concilio Vaticano II nos ha sugerido que la manifestación de Dios en Jesús no es la única. Dios, como sabemos, se ha manifestado de muchas maneras también en otros pueblos (Heb. 1,1)…¿Qué cambios de actitud y hasta de lenguaje implica este “descubrimiento”? ¿Qué cambios también implica en los fundamentos de la misión, de la evangelización a los pueblos no cristiano? (Servicios Koinonia | Bíblico | Semana del 3 al 9 de Enero 2021 | Epifania del Señor | F/Web | https://www.servicioskoinonia.org/biblico/210103.htm).

Concluimos

Sabemos, que esto parece no comprensible a la primera lectura del gran rompecabezas paradigmático de la historicidad bíblica, en su gran simbología, que hemos heredado de los antiguos. Aclaramos, que nadie podrá decir que tiene el monopolio de la verdad, solo, compartimos en el quehacer reflexivo, en el quehacer teológico, en el quehacer histórico. Somos diversos, somos muchos, somos seres que creen, que piensan, que aman, que sueñan, que con distintos matices, somos humus, somos humanos.

Aquí, abrimos el debate de altura, de los que hemos compartido para su consideración y análisis en este comentario. En esta Epifania del Señor que la tradición cristiana inspiró en su contexto, sea de mirarnos, como seres humanos que con distintas creencias y posesiones que podemos tener un lugar común de la tolerancia, el buen entendimiento, el acercamiento de la fe, la esperanza y el amor. La unidad no es uniformidad, la unidad en la diversidad es la consigna de este siglo 21. Más cuando, todas las ideología políticas, económicas y sociales están en crisis sistémicas, aun, las creencias están en crisis, es decir, por el Gran sistema que gobierna este mundo.

Un gran abrazo a todos los seres de buena voluntad que creemos en la utopía de ese reino de Dios, a favor de los pobres y, de la naturaleza que están bajo nuestro cuidado.

En esto pensad

JAIRO OBREGÓN

05/01/2021

Maracaibo, Venezuela