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martes, 17 de enero de 2023

DE RATZINGER A BENEDICTO XVI: UNA VISIÓN ULTRACONSERVADORA EN ANTAGONISMO A LA TEOLOGÍA DE LIBERACIÓN



 
 

La noticia: A estas alturas es sabido de la noticia del fallecimiento del papa Benedicto XVI (Obispo de Roma) su nombre personal, Joseph Aloisius Ratzinger, de origen alemán (nace el 16 de abril de 1927 y muere el 31 de diciembre del 2022) de noventa y cinco años de edad, siendo el papa 265° en casi 17 siglos de la Iglesia Católica Romana, o de la Religión Católica, o la llamada religión universal.

Antecedentes: De este personaje se ha dicho de todo, tanto, bueno como malo. Ratzinger fue una persona fina y de buen gusto, de una educación y cultura como pocos. De mirada misteriosa que parecía tímido, pero con una exactitud encomiable. Su naturaleza era de una persona piadosa, por un lado, y, por otro lado, despiadado. Su línea era una forma de saber qué decir y no decir al mismo tiempo. Para muchos fue un santo o un demonio. Una dualidad que habrá que descubrir.

El teólogo Ratzinger: Al leer el artículo de Leonardo Boff, al cual he respetado su verbo y narración durante varios años, de quien me hubiese sido un privilegio de haber sido mi Tutor, sobre la vida de Ratzinger, hizo un magistral relato de lo que esto significa: ´´ “Con referencia a Benedicto XVI conviene distinguir al teólogo Joseph Ratzinger del Pontífice Benedicto XVI. El teólogo Joseph Ratzinger fue un típico intelectual y teólogo centro-europeo, brillante y erudito. No fue un creador, sino un eximio expositor de la teología oficial. Esto aparecía claramente en los varios diálogos públicos que mantuvo con ateos y agnósticos. No introdujo visiones nuevas, pero dio otro lenguaje a las ya tradicionales, fundadas especialmente en San Agustín y San Buenaventura. Tal vez sea algo nuevo su propuesta de la Iglesia [Católica] como un pequeño grupo altamente fiel y santo en “representación” de la totalidad. Para él no era importante el número de los fieles. Era suficiente el pequeño grupo altamente espiritual que está en lugar de todos. Sucede que dentro de ese grupo de puros y santos hubo pedófilos y personas envueltas en escándalos financieros, lo que desmoralizó su comprensión de representación. [En cambio…] Benedicto XVI alimentaba su sueño de cristianizar [a] Europa bajo la hegemonía de la Iglesia Católica [Romana], un sueño considerado inviable porque la Europa de hoy, con tantas revoluciones que ha hecho y con la introducción de valores democráticos, no es la misma del magisterio de viés medieval, con su síntesis entre fe y razón. Ese ideal no encontró resonancia por ser extemporáneo y raro.

La polémica con Boff. [Sigue exponiendo Boff…]. Otra posición singular, objeto de una polémica conmigo [ambos buenos contendores en sus razonamientos, aunque me inclino a Boff], que obtuvo resonancia en la Iglesia, fue la interpretación de que la “Iglesia Católica es la única Iglesia de Cristo”. Las discusiones conciliares y el espíritu ecuménico [o lo económico] cambiaron [de] “es” por “subsiste”. Se abría así un camino para que otras Iglesias [no fuesen reconocidas como iglesias] “subsistiese” también la Iglesia de Cristo [es viejo este debate de la posición de prevalencia entre las confesiones de la cristiandad]. Ratzinger siempre afirmó que ese cambio era solo un sinónimo de “es” [la “Iglesia de Cristo”], lo que la investigación minuciosa de las actas teológicas del Concilio no confirmó [Concilio Vaticano II]. Pero siguió sustentando su tesis [de que la única Iglesia es la católica y nada más]. Afirmó que las otras Iglesias no son iglesias [de manera radical a la vieja ortodoxia], sino que poseen solamente elementos eclesiales.

Él mismo se aisló. Llegó afirmar, varias veces, que mi posición [la de Boff] se había difundido entre los teólogos como algo común, lo que motivó nuevas críticas por parte del Papa. No obstante, se fue quedando aislado, pues había provocado gran decepción en las demás iglesias cristianas [Esta actitud de Ratzinger no es la única entre las iglesias cristianas, ya que cada una se adjudica ese posicionamiento de ser la “única” con una mirada de superioridad], como la luterana, la baptista, la presbiteriana y otras, por cerrar las puertas del diálogo ecuménico [o inter iglesias].

“Tonus firmus” [Latín]. Entendió la Iglesia como una especie de castillo fortificado [se aferró ciegamente al no reconocer a las otras iglesias cristianas] contra los errores de la modernidad, colocando [a] la ortodoxia [línea dura] de la fe [a su posición ciega o cerrada ya caduca], ligada siempre a la verdad (su tonus firmus) [que él enseñó al tratar de tener el monopolio de la verdad misma, lo cual cada quien lucha por esos ideales, pero su celo lo cegó como existen muchos otros pastores lamentablemente], como referencia principal. No obstante, su carácter personal, sobrio y cortés, como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se mostró extremadamente duro e implacable.

Ensañamiento. Cerca de cien teólogas y teólogos, de los más prominentes, fueron sentenciados, o con la perdida de la cátedra, o con la prohibición de enseñar y escribir teología o, como en mí, caso [Boff], con “silencio obsequioso”. Así, nombres notables de Europa como Hans Küng, Edward Schillebeeckx, Jacques Dupuis, B. Häring, J.M. Castillo, entre otros. En América Latina, el fundador de la Teología de Liberación, el indígena peruano Gustavo Gutiérrez, el hispano-latinoamericano Jon Sobrino, la teóloga Ivone Gebara, censurada, así como el autor de estas líneas [Leonardo Boff, que al presentar su tesis doctoral ante el profesor Ratzinger le cuestionó su posición sin ningún tipo de reparo convirtiéndose en su mayor adversario por defender a los pobres y en contraposición se dedicó a defender al clima en el planeta]. En Estados Unidos hubo otros, como Charles Curran y R. Haight. Hasta fueron prohibidos los libros de un teólogo indio ya fallecido, el padre Anthony de Mello, así como T. Balasurya de Sri Lanka, que fue excomulgado.

Prohibió la TL. Los/las teólogos/as de América Latina, decepcionados, nunca acabamos de comprender por qué prohibió la colección “Teología y Liberación”, de 53 volúmenes, que incluía a decenas de teólogos y teólogas (se publicaron 26 tomos), destinada a subsidiar los seminarios, las comunidades eclesiales de base y los grupos cristianos comprometidos con los derechos humanos. Era la primera vez que se producía una obra teológica de envergadura fuera de Europa, con resonancia mundial. Pero fue pronto abortada.

Obsesión. Son muchos los teólogos que afirman que estaba obsesionado con el relativismo y por el marxismo, aunque este hubiese fracasado en la Unión Soviética. Publicó un documento sobre la Teología de Liberación, Libertatis nuntius (1884), lleno de advertencias pero sin una condena explícita. Otro documento posterior, Libertatis conscientia (1986), destaca los elementos positivos pero con demasiadas restricciones. Podemos decir que lo central de la teología: la “opción por los pobres contra su pobreza y por su liberación”, que hacía de los pobres protagonistas de su liberación y no menos destinatario de la caridad y del paternalismo [desigualdad]. Esa era la visión tradicional y la del papa Benedicto XVI. Sospechaba que había marxismo dentro de ese protagonismo de la fuerza histórica de los pobres [siendo el punto álgido de la manera de ver y concebir la teología de Jesús que dijo: “Y a los pobres es anunciado el evangelio” en Lucas 7:22].         

El pontífice Ratzinger. [Continúa Boff]. Como Pontífice, Benedicto XVI inauguró el “Retorno a la Gran Disciplina”, con clara tendencia restauradora y conservadora, hasta el punto de reintroducir la misa en latín y despalda al pueblo. Causó extrañeza general en la propia Iglesia cuando en el año 2000 publicó el documento “Domunus Iesus”. En él reafirmaba la vieja doctrina medieval superada por el Concilio Vaticano II, según la cual “fuera de la Iglesia Católica no hay salvación”. Los no-cristiano corrían grave peligro. Nuevamente, negó el calificativo de “Iglesia” a las demás iglesias, lo que provocó irritación general. Serían solamente comunidades eclesiales. Con toda sagacidad polemizó con los musulmanes, con los evangélicos, con las mujeres y con el grupo integrista contrario al Vaticano II. Su forma de conducir la Iglesia no mostraba el carisma, tan fuerte, en el papa Juan Pablo II. Se orientaba más por la ortodoxia y por el celo vigilante de las verdades de la fe que por la apertura al mundo y por una relación de ternura para con el pueblo cristiano, como lo aparece fuertemente el Papa Francisco [Jorge Bergoglio, argentino y latinoamericano].

La vieja cristiandad. Fue un genuino representante de la vieja cristiandad europea con su pompa y poder político-religioso. Desde la perspectiva de la nueva fase de la planetización, la cultura europea, rica en todos los campos, se ha encerrado en sí misma. Raramente, se ha mostrado abierta a otras culturas como las antiguas de América Latina, África y Asia, lo que se ha mostrado en el proceso de evangelización que implicaba una occidentalización de la fe. Nunca se liberó de una cierta arrogancia de ser la mejor y en nombre de eso colonizó todo el mundo, tendencia aún no totalmente superada.

Limitaciones. No obstante las limitaciones, por sus virtudes personales y por la humildad de haber renunciado [abdicado] al numus papal [del cual había dos papas vivos] al haber llegado al límite de sus fuerzas, seguramente se contará [n] entre los bienaventurados. [Expone el teólogo católico Leonardo Boff]. * [Leonardo Boff | Artículo | Benedicto XVI – Un Papa de la vieja cristiandad | 05/01/2023 | Fuente Web: https://leonardoboff.org/2023/01/05/benedicto-xvi-un-papa-de-la-vieja-cristiandad/].

Otros aspectos relacionados: Tengo el gusto de compartir un escrito que me llegó a mí whatsaapp, de unos artículos recopilados de Xabier Pikaza en Facebook. Por parte de mi amigo Godofredo De Vega, editor cubano de Anawin, complementa lo relacionado en este artículo, por lo que Ratzinger cuestionó duramente. Veamos.

1975, EVANGELII NUNTIANDI. UNA VOZ POTS CONCILAR Y EVANGÉLICA DE LIBERTAD.

La voz del Concilio. ´´ “… Ha sido la última voz del Vaticano II, el Canto de Cisne del Concilio. Por fin, se podía decir que un Papa de Roma, a diferencia de lo que había sucedido en el siglo XV-XVI, aceptaba la voz del conjunto de iglesias, haciéndose promotora de evangelio, de amor, de libertad para todos, como había querido Ignacio de Antioquía. Desarrollando esa línea, Pablo VI precisaba los principios de la evangelización cristiana, la línea de la encarnación y libertad: “la Iglesia… tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos, entre los cuales hay muchos hijos suyos; el deber de ayudar que nazca esta liberación, de dar testimonio de la misma, de hacer que todo sea total. Todo esto es extraño a la evangelización” (Evangelii Nuntiandi = EN 30). El evangelio de Jesús es anuncio y germen de liberación universal, que ha de expresarse por la Iglesia. Ella “trata de suscitar cada vez más numerosos cristianos que se dediquen a la liberación de los demás. A estos cristianos ‘liberadores’ les da una inspiración de fe, una motivación de amor fraterno, una doctrina social a la que el verdadero cristiano no solo debe prestar atención, sino que debe ponerla como base de su prudencia y de su experiencia para traducirla concretamente en categorías de acción, de participación, de compromiso” (EN 38).

Acción, participación y compromiso. Destaquemos estas tres últimas palabras, acción, participación y compromiso tienden a “lograr estructuras que salvaguarden la libertad humana”. Por eso los evangelizadores deben empeñarse en superar las opresiones sistemáticas, de forma que deben respetarse los derechos de la persona humana (EN 39). Solo así cobran sentido aquellos tres valores o momentos que Pablo VI proponía como clave de evangelización eclesial: a) Evangelizar es anunciar la buena nueva, en el principio hallamos la “palabra”, el mensaje que proclama a todos los hombres su dignidad de hijo de Dios, ofreciéndole la gracia de su reino.

No hay evangelio sin palabra. Por eso no existe evangelio sin palabra que anuncia y acoge, abriendo así un espacio de respuesta entre los hombres. La cautividad más grande es la carencia de palabra: están más oprimidos aquellos que no pueden ni siquiera conocer su cautiverio, ni exponer sus esperanzas, ni asumir en libertad el camino de la vida. Por eso, en el principio de la evangelización liberadora hallamos la palabra: queremos que todos conozcan su dignidad, asumiendo el don de Dios y procurando que ellos mismos se liberen. b) Evangelizar es liberar. Pablo VI reformula el proyecto de Jesús y, actualizando el viejo esquema de palabra y obra, añade que no existe verdadero evangelio allí donde el anuncio (la palabra) no expresa como gesto de ayuda concreta a los necesitados, en camino de asistencia [no caer en el asistencialismo], promoción y cambio de estructuras. Sin este amor activo hacia los hombres, sin este compromiso en favor de los pequeños, no se puede hablar de gracia de Dios, no hay evangelio. c) Finalmente, evangelizar es celebrar la libertad en clave de oración individual y de liturgia eclesial, comunitaria. De esta forma, su mensaje se vuelve palabra de gratitud que dirigimos hacia el Padre, por medio de Jesús, en el Espíritu; es, al mismo tiempo, fiesta de los hombres que se alegran por la vida y cantan, en tensión de gozo integral, en las dificultades y dolores de la tierra. Este es el esquema que emplea Pablo VI, vinculando nuevamente aquellas tres funciones de la Iglesia que la tradición destaca desde tiempo antiguo: tiene un poder profético y sacerdotal (celebra ya la fiesta de Cristo sobre el mundo).

Un gran dolor. […] Fueron años buenos para la Iglesia, y en especial para la Universidad Pontificia de Salamanca, por donde pasaron los grandes maestros europeos (Rahner, Moltmann, H. Küng) y americano (Gustavo Gutiérrez, L. Boff). La liberación de la iglesia y de la sociedad parecía asegurada. Pero E. G. Castro, experto en utopías y disto pías, que vino a impartir un curso en Salamanca, me dijo: Estate atento, va a llegar el 1984. 1984 UN GRAN DOLOR. RATZINGER: LIBERTATIS NUNTIUS”´´. * [Xabier Pikaza | Ratzinger (5) 1984: Condena de la Teología de Liberación | Aporte sobre el Mons. Severo Aparicio Quispe es muy importante | #MonsSeveroaparicio | Fredi Aparicio Quispe | Facebook | http://www.religiondigital.org/buscador/?text=Fredi+Aparicio+].

Por qué es importante: Este artículo reúne un resumen significativo en los acontecimientos basados de la desaparición física de Ratzinger, visto como teólogo hasta la figura de ser Pontífice de la Iglesia Católica romana. Estos presupuestos no son de mi autoría como tal, puedo decir que he podido editar, en boca de sus testigos, grandes teólogos de la teología de liberación nacida desde la perspectiva en el contexto de los pobres, como una teología que se proyecta desde el Sur Global frente a la teología dominante del Norte Global básicamente en el centro de Europa. Tanto como Leonardo Boff, Xabier Pikaza y otros muchos testigos del sufrimiento impuesto por Joseph Ratzinger, y su estructura de fijar posición y oposición al considerar una forma de ver el mundo en el contexto del evangelio que predicó Jesús a favor de los pobres que él no comulgó. Nunca será mi intención de soliviantar la figura de Ratzinger, aunque le reconozco que fue un fuerte contendor de su propia interpretación al estilo de los viejos predicamentos del magisterio rígido y caduco. Solo he tratado que los propios testigos hablasen de este singular personaje de buen gusto y educación. Ahora, pues, no fue ni es el único que defiende la vieja cristiandad basándose en el dogma y jefatura o prefecto religioso. Habrá que preguntarse, ¿Cuántos Ratzinger o Benedicto XVI existen en todas las iglesias más o menos con estos conceptos? ¿Hasta qué punto la rigidez sea la manera de defender al fundamentalismo religioso? ¿Hasta cuándo la Teología de Liberación será desacreditada por unos pocos que se esconden en sus monasterios o iglesias? ¿Por qué incomoda tanto los pobres de la tierra que defendió Jesús de Nazaret y Santiago apóstol?

Cierres. No puedo cerrar desde la desesperanza porque la esperanza no avergüenza.  Sea este artículo para el análisis y la reflexión teológica en todos los tiempos y que podamos estar a la altura de los desafíos que impone la dominación religiosa, que es proclive a estigmatizar a los débiles y necesitados, y exaltar la pompa y el esplendor de los poderosos como lobos vestidos de ovejas. Abramos los ojos ante todo lo antes expuesto. Sea Dios veraz y todo hombre mentiroso. Con todo, este personaje no pasará desapercibido en la historia de la Iglesia o de las iglesias. Cierro con hidalguía con las palabras de Boff: “De seguro que será contado entre los bienaventurados”.

En esto pensad

JAIRO OBREGÓN

17/01/2023    

Maracaibo, Venezuela