Una vez más el aparato
comunicacional a nivel mundial de occidente ataca inmisericorde al continente
negro, la madre África. Los niveles de desprecio racial son inconcebibles e
intolerantes. El brote del virus Ébola ha atemorizado a la población mundial
nuevamente, como el virus más mortal de la tierra. La industria farmacéutica y sus laboratorios
son los que salen beneficiados, como siempre.
Para darle un signo de terror usan el
nombre del rio Ébola del Congo, el antiguo Zaire africano. Lo que no se dice es
que hace mucho tiempo esta enfermedad ha existido como una zoonosis, en Europa, América y Asia. Desde
luego, sino se toman medidas médicas, alimenticias y sanitarias causa estragos
e incluso la muerte […]; como cualquier enfermedad.
En el Blog de Telesur, la multi—estatal de
América Latina, presenta un esclarecedor artículo del mexicano Miguel Ángel
Ferrer que nos hacemos eco para ponerle los puntos sobre las íes en ésta
Reflexión sobre el tema del Ébola. Veamos.
“Según
los datos hasta ahora conocidos, la enfermedad por el virus del Ébola es una
zoonosis, es decir, una enfermedad de origen animal que por algunas razones en
proceso de esclarecimiento ha pasado al ser humano. También fue una zoonosis la
llamada gripe o influenza española, fiebre que al principio del siglo XX se
llevó a la tumba al menos 50 millones de personas, sobretodo en Europa. Se
trató de una gripe de las aves, una gripe aviar.
Fue llamada gripe española porque fue en
España donde se dieron los primeros brotes de la patología, si bien hay
evidencias de que el origen de la enfermedad fue en los Estados Unidos, y que
llegó a Europa llevada por las tropas estadounidenses que combatieron en la
primera guerra mundial.
Igualmente fue una zoonosis aquella
terrible epidemia de peste negra o peste bubónica que en la Edad Media,
concretamente en el siglo XIV, mató a un tercio de la población europea de
entonces, es decir a unos 25 millones de personas, así como a otros sesenta
millones en Asia.
La picadura de las pulgas de las ratas fue
el vehículo para la infección. Hoy, siete siglos más tarde, la peste bubónica
se encuentra aún entre nosotros, pues no ha sido erradicada, aunque son muy
pocos los casos que se presentan anualmente en todo el mundo.
Por tratarse de una infección bacteriana,
la enfermedad se cura con antibióticos. Y existe, además, de probada eficacia
que, sin embargo, sólo se aplica a personas muy expuestas, como el personal
médico, sanitario y de laboratorio que pueda estar en contacto con el foco
infeccioso.
Entre las razones por las cuales la
epidemia fue tan mortífera se esgrime la enorme desnutrición existente en
Europa en esa época, lo que debilitó el sistema inmunológico de grandes capas
de la sociedad. Y lo que se dice para Europa es igualmente válido y quizá con
mayor razón para Asia.
Independientemente de esa situación de
escrofulosis o desnutrición agravada es evidente que la insalubridad
característica de la época era el perfecto caldo de cultivo para la propagación
de la enfermedad. Desnutrición o mala alimentación y falta de higiene son dos
rasgos característicos de la pobreza.
Pues una cosa semejante pasa con el Ébola.
La infección proviene de la coexistencia con ciertos animales, como monos y
murciélagos. Y sobre todo por el consumo de la carne de estas especies. Por
ello las autoridades sanitarias recomiendan evitar ambas situaciones. Pero es
muy difícil decirle a la gente que no coma murciélagos o monos cuando no tienen
otra cosa qué comer.
Más allá de las similitudes del Ébola con
otras zoonosis, se sabe positivamente que la enfermedad por el virus del Ébola no es muy contagiosa, pues para la
transmisión hace falta el contacto con los fluidos corporales de un infectado,
como pasa con los familiares cercanos y el personal médico involucrado. Y está
muy claro que el estado actual de la ciencia es infinitamente superior hoy que
en la Edad Media o qué, incluso, a principios del siglo pasado.
Y si bien la tasa de mortandad del Ébola
es muy alta (entre 50 y 60 por ciento de los infectados), los fallecimientos se
cuentan por centenas y no por decenas de millones, como ocurrió durante
milenios con otras epidemias y otras zoonosis.
Tratamiento médico paliativo, aislamiento,
cerco sanitario, pruebas de laboratorios y, desde la aparición del sida, un
enorme avance en el conocimiento y producción de agentes antivirales permiten
ser optimistas acerca de un muy limitado desarrollo ulterior de esta nueva
zoonosis.” [1]
Todo virus y bacteria al no cuidarse y
tomar las precauciones médicas y científicas causan males incontables.
A los animales se deben querer y asistir
con la precaución y cuidado necesarios. En ningún momento lo antes presentado
ataca al reino animal. Pues todo somos parte de la Tierra. Animales y Hombres
somos Tierra.
El mejor antídoto para todo mal es la
Educación liberadora. La salud es también Educación.
JAIRO
OBREGÓN
18/08/2014
Maracaibo, Venezuela.