Abriendo
la conciencia de los signos apocalípticos
Es notorio releer los textos
apocalípticos en su contexto para contextualizarlos. Es menester, leer el
legado del eminente escritor estadounidense Juan Stam, quien desde una óptica
histórica basada en la hermenéutica bíblica, supo dar la interpretación más cónsona
basada en la continuidad de los signos de los tiempos (como diría Albert Nolan)
de la complejidad de los tiempos hasta el tiempo presente, y cuidado, con los
tiempos futuros en un entorno apocalíptico. Tomado de Pensamiento Protestante,
pasamos a considerar, un artículo que nos ayudará a entender mejor la situación del
tiempo presente. Veamos.
“Y
hacia que a todos se les pusiese una marca…y que ninguno pudiese comprar ni
vender sino los que tuviesen la marca”. Apocalipsis 13. 16s.
La
inmensa mayoría mal interpreta el 666
“Es curioso, y sintomático
de las incoherencias que prevalecen en la interpretación de Apocalipsis, que
tanta gente se obsesione por descifrar el misterio del número de “666”, pero
casi nadie se fija en la finalidad de dicha marca –el impedir que otros compren
y vendan. La inmensa mayoría malinterpreta
el “666” como una especie de rompecabezas o crucigrama del cual depende
supuestamente toda nuestra comprensión del futuro.
Podemos estar seguros de que tanto Juan como sus lectores sabían quién era la Bestia y por qué se conocía por “666”. Nosotros también, con un grado de certeza hermenéuticamente bastante alto, podemos entender lo que Juan quiere decir por “Bestia” (cf. 17.7-11), pero carecemos casi totalmente de claves hermenéuticas seguras para saber por qué Juan y sus lectores la identificaban con el código de “666”. Lo más probable es que poco ganaríamos con saberlo. [“Así, la cifra 666 es, en numeración romana, DCLXVI. Este acrónimo vendría a significar: Domititus (Domitianus) Caesar Legatos Xti Vilenter Interfecit, que traducido es: Domicio (o Domiciano) César mató vilmente a los enviados de Cristo”. F/Wikipedia. Es el consenso más acertado según los comentaristas: La Bestia, mató a los cristianos por hambre, la espada y las bestias, por los años 90s del siglo I].
Lo
que realmente debe interesarnos del 666
En el contexto del
consecuente anti-imperialismo del Apocalipsis (Stam 1978/1979; Richard 1994), lo
que realmente debe interesarnos en este pasaje son tres cosas distintas: a) las medidas masivas y masificantes
para lograr “marcar” tanta gente e imponerles un modelo social uniforme; b) el
empleo del poderío económico para imponer criterios ideológicos por medio del
boicot y c) el significado de este pasaje para los casos de bloqueo económico
con fines ideológicos y políticos en nuestro mundo actual.
A primera vista el énfasis
explícitamente económico en 13.17 sorprende; parece fuera de contexto. Si la
Bestia ya ha decretado la muerte de los rebeldes que se niegan a adorarle,
¿para qué, ahora, este plan tan vasto de control económico?
El
falso profeta se presenta como religioso
El falso profeta se presenta
al principio como esencialmente religioso: es profeta y taumaturgo (13.11-14).
Como tal, en seguida toma características de una especie de “Gran Inquisidor”,
apelando a la espada y la muerte contra los que no se acoplan en su sistema
religioso-ideológico. Pero (¡parece anticlimático!) el colmo de su maldad diabólica
es su sistema globalizante de dominación
y discriminación económicas con que pretende negarles a los no-conformistas
la base material de su subsistencia. Este proyecto de sanciones económicas
concluye todo el capítulo, como la culminante “obra maestra” del terrible
enemigo del pueblo de Dios. Lejos de estar fuera de contexto, los versículos
16-18 son el verdadero clímax del pasaje, hacia el cual se dirige toda su
exposición de las dos bestias.
Casi no existen evidencias
históricas de programas de represión económica sistemáticas o paralelos
antiguos para lo que se describe aquí (Ladd: 165). Pero el inmenso poderío
económico del Imperio romano y de los templos del culto imperial sí provee un
trasfondo realista para la extrapolación profética que vislumbra Juan. [2] De hecho, algunas de las cartas de
Apocalipsis 2-3 (Esmirna, Tiratira) dejan entrever que los cristianos habían ya sufrido medidas de opresión
económicas por causa de su fe. Pero aún más, Juan podría estar pensando en
la práctica de la sinagoga de ostracismo total y severo aislamiento de los
excomulgados del judaísmo, sobre todo los judeocristianos de Asia Menor que
habían sido expulsados de la sinagoga.
La
palabra que juan usa para la marca del 666
La palabra que Juan usa para
la “marca” en 13.17 es járagma, en
contraste con la palabra usada para el sello de los fieles (sphragís 9.4; cf.7.12). Esta palabra
griega se usaba como térmico para la efigie del emperador en las monedas
imperiales y también para el sello oficial en documentos comerciales y
públicos. [3] Según William Barclay, todo contrato valido tenía que llevar esta
járagma (p99). [4] Pero esto tampoco
constituye el tipo de bloqueo total que Juan profetiza.
Lo
que llama la atención la denuncia de un bloqueo
Lo que llama mucho la
atención es que Juan denuncia un tipo de bloqueo económico que escasamente
existía en su propio tiempo, pero que si
existe en el nuestro. La creatividad imaginativa de Juan, de visualizar una
situación que no tenía antecedentes ni en la realidad contemporánea ni en la
literatura apocalíptica, revela la aguda conciencia económica y
anti-imperialista que caracteriza a todo el libro. En todo el Apocalipsis queda
evidente que Juan percibe con gran claridad las realidades crudas de la vida
económica del Imperio. Precisamente este detalle, un bloqueo económico de los
que no adoran [o se arrastran] a la Bestia, revela inconfundiblemente la mano
del Vidente de Patmos.
Roma,
el culto al emperador era ideológico
Es importante recordar que,
para Roma, el culto al emperador era un proyecto básicamente ideológico, para
apuntalar la amenazada unidad del imperio. [5] En aras de los intereses del
Imperio (hoy diríamos “intereses nacionales” de la superpotencia) [actualmente,
las “empresas trasnacionales” más allá de los intereses nacionales, puesto que,
existen otros actores a la palestra como superpotencias emergentes e imparables
que desconocen a la bestia como tal; la Bestia occidental, se debate entre el Dragón oriental y con el Oso polar], la gran Bestia pretende imponer sobre
toda la sociedad una uniformidad ideológica [dicha uniformidad ideológica se
denomina “globalización”, la gran Bestia se engloba, puesto que, dejó de ser
una “superpotencia unilateral” para convertirse en un Gran Sistema, la Bestia,
podríamos decir, es sistémica globalizante], totalmente homogénea [o
heterogénea]. Todos tienen que llevar la misma “marca”, la impronta de la
ideología imperialista, como si fuesen redes marcadas con el mismo fierro, o
galletas fabricadas con mismo molde.
El
sistema inaceptable para los cristianos y viceversa
Pero resultó que dicho
sistema era inaceptable para los cristianos, y los cristianos eran inaceptable
para el sistema [hoy en día es todo lo contrario, los cristianos y el sistema
son aceptables, puesto que, el sistema doblegó a los cristianos y los
cristianos son parte del sistema, los cristianos pro-imperiales]. Esa “marca”,
que era el indispensable “pasaporte del éxito” dentro del sistema (Hough 1957:
465), para los cristianos era nada menos que idolatría [actualmente, la
idolatría pasó de ser una condición para convertirse en un estado]. Puesto que
los cristianos no se “amoldaban” al patrón social, había que reprimirlos. Y
entre los mejores mecanismos de control ideológico
para tal efecto iba el aparato de dominación económica. Se presenta como arma
predilecta de la Bestia. Aún más que la espada, quizá por el placer especial de
verles sufrir a sus enemigos. A la Bestia le agrada más verlos morir de a poco,
estrangulados económicamente en forma lenta, pero segura, que matarles de un
solo tiro.
La
Roma de las sanciones económicas es una Babilonia
En otros pasajes, Juan
señalará que tomar el poder, que Dios le ha otorgado para el bien, y usarlo
para el mal y la injusticia es una prostitución; la Roma que impone tales
“sanciones económicas” es una nueva Babilonia. T.F. Torrance (p116) lo expresa
muy elocuentemente:
“Babilonia es el poder
estrangulante del mal sobre el mundo entero…Babilonia es la reina del comercio
internacional de lujos…El mundo entero está en el poder de un cautiverio
babilónico que funciona por medio del sistema económico”. [6]
No menos que el Imperio
romano, la adhesión incondicional que
exige el sistema capitalista hoy puede ser también un problema de
idolatría. [7] Y cuanto más inconsciente la idolatría, más sutil y peligrosa.
[8] No cabe duda de que el insaciable materialismo y consumismo, aun entre
muchos “evangélicos”, llega a ser, en realidad, idolatría. Hoy en día, ante el
poder omnímodo del “dios dólar” [cuyo poder actual está en decadencia ante el
nuevo panorama global, cuando el yuan chino ejerce un poderío económico sin precedentes, en conjunto con el poderoso Bitcoin],
Juan nos volvería a exhortar con toda vehemencia: “hijitos míos, guardaos de
los ídolos”.
Juan
describe un boicot contra los que no adoraban a la Bestia
Para la mayoría de los
comentaristas, lo que Juan describe aquí es un boicot económico contra los que
se negaban a adorar a la gran Bestia. Algunos sugieren que Juan visualiza un
sistema basto de licencias, sin las que nadie puede comprar ni vender. También
podría ser una manipulación discriminatoria de un sistema universal…Cualesquiera
que sean los medios y los métodos, el
resultado es el mismo: el total ostracismo social y económico de los
excluidos del sistema. [9].
León Morris (1977: 205)
señala que el griego de 13.17 (hína mè tis dún _e_tai) significa una prohibición
total de participar en la vida económica, lo
que equivaldría a morirse de hambre. Según Morris, significa más que
“estorbar” la participación económica; significa el propósito (hína) de prohibirla totalmente, tomando
las medidas correspondientes (por ejemplo, la marca, la espada). La intención
era que nadie pudiera escaparse de las condiciones del bloqueo (tis…ei mè ho
járagma). [10]
El
falso profeta engaña a las naciones con la propaganda
A la bestia no le faltan recursos para lograr
sus metas. En conjunto, el pasaje (13.12-18) presenta todo un paquete de
tácticas y medidas para imponer la pseudo-religiosa ideología del imperialismo (13.12).
A nivel de propaganda, el falso profeta engaña a las naciones (13.14s; 2.20 planâ), hechicerías (9.21 pharmákon; 18.23 pharmakeía 21.8;
22.15), y sus tentadores lujos (18.3, 7, 9,12-14). Su principal “medio de
comunicación” es la imagen que habla y que sacraliza milagrosamente a la
ideología idolátrica del Imperio. A nivel económico, la Bestia impone un boicot
pretendidamente englobante, con la meta declarada de estrangular a todos los
anti-y extra sistémicos. Y su último recurso, a nivel del sistema “judicial” y
policial, es la sentencia de muerte, religiosa y milagrosamente legitimada, contra todos los rebeldes que resisten el
culto imperialista.
Básicamente,
el resumen de las dos características del diablo
Básicamente, todos estos
métodos de la bestia resumen dos
características del diablo en el Nuevo Testamento: la mentira y la muerte:
Este
fue homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay
verdad en él. Cuando dice mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es
mentiroso y padre de la mentira” (Jn 8.44 BJ).
Cristo, en cambio, pudo
decir “yo soy la verdad y la vida” (Jn 14.6); vino a vencer para siempre a la
mentira y la muerte. Por eso también la Bestia se llama anti-Cristo. Cristo es
verdad y vida; la Bestia es mentira y muerte.
La
Bestia mata con represalias económicas: hambre.
En el Apocalipsis, el dragón
(que es Satanás, la antigua serpiente) constantemente miente y mata, engaña a
las naciones y pone a matarse entre sí (cf. el caballo rojo, 6.4). En los
indicios de la era mesiánica, el dragón se cierne sobre la mujer encinta,
esperando devorar al niño cuando nazca; es el mismo diablo que actuaba en Faraón
y Herodes. También, según 13.12-17, la Bestia engaña a los moderadores de la
tierra (13.13s) y mata por medio de represalias económicas (13.16s) y por la
espada (13.14s). Al final de la historia, cuando el dragón sale del abismo
después de sus largas prisiones, leemos que nuevamente “saldrá a engañar a las
naciones” y a intentar levantar otra guerra (20.8s).
La mentira y la muerte
tipificarán a la gran Bestia por dondequiera y cuandoquiera que se haga presente
a través de la historia. Para ver las huellas de su presencia y obra, no
tenemos que mirar muy lejos…”. (Pensamiento Protestante | Blog | Las sanciones Económicas
de la Gran Bestia | Escrito por Juan Stam (1995) | Editado por Rebeca Stam
(2015) | Publicado 15/03/2017 | Archivo: Febrero 05, 2021 | Fuente Web | https://www.pensamientoprotestante.com/2021/02/las-sanciones-economicas-de-la-gran.html).
La
gran Bestia apocalíptica es el gran Sistema
Todo el entramado que posee
la gran Bestia del Apocalipsis de Juan de Patmos, es de concatenarse, con la realidad
actual contemporánea del Gran Sistema, un complejo militar, industrial,
comunicacional y farmacéutico que se ha apoderado de los EEUU y Europa a sus
antojos, apetencias y tenencias. A la luz de los acontecimientos y
circunstancias, la adaptabilidad de la continuidad imperial, no ha cambiado
mucho, solo, sus tácticas, puesto que la estrategia es la misma desde el
principio.
La medidas coercitivas
unilaterales o sanciones económicas a países y regiones en la actualidad,
deberá considerarse y entenderse por la complejidad de sus estratagemas, puesto
que, dichas sanciones aplicadas fuera del país emisor no debe tener ningún efecto
en el país receptor, siendo que, son totalmente ilegales, están fuera del marco
de la Carta de la Naciones Unidas, y no deben ser ni aplicadas ni obedecidas. Hoy
en día, las sanciones son emitidas entre potencias, como, las aplicadas de
Estados Unidos a China el gigante asiático, por su imparable poderío económico
y tecnológico desplazando la hegemonía del país de las barras y las estrellas. De
igual manera, las sanciones aplicadas a la Federación de Rusia, por su poderío nuclear
que desplazó a este mismo en creces. Las sanciones aplicadas a Irán por su
programa nuclear, a Corea del Norte las sanciones por la misma capacidad
nuclear. Las sanciones aplicadas a Cuba, la mayor de las Antillas para matarla
de hambre. Las sanciones aplicadas a Nicaragua por el placer de verla de
rodillas. Las sanciones aplicadas a mi amada Venezuela por querer destruir su
historia y apoderarse de sus riquezas petroleras y mineras, en fin.
Esas medidas de sanciones económicas
son consideradas como crímenes de lesa humanidad. Puesto que, en países ricos o
poderosos pueden aplicar la reciprocidad, pero, en los países pobres o en vía
de desarrollo son castigados para someterlos, atraparlos y descuartizarlos. Su único
fin su ideología de creerse superiores y que están predestinados desde antes de
la fundación del mundo para apoderarse de todo.
Todas estas medidas de
sanciones traen hambre, desplazados, miedo, incertidumbre, malestar,
impotencia, desesperanza y tal cual al Imperio romano el Imperio económico trasnacional,
tienen sus objetivos y metas la aniquilación del hombre y la Madre Tierra.
Otro
mundo es posible para el presente continuo
No podemos cerrar desde la
desesperanza, ni de la derrota. Al mismo tiempo que suceden estas cosas que se
repiten, al mismo tiempo, hay una nueva conciencia planetaria y humana que
logrará la unidad en medio de todo. La era está pariendo una era. Otro mundo es
posible. Otra humanidad es posible. Dios nos ayude en todo, por todo y en todo.
En esto pensad
JAIRO OBREGÓN
17/02/2021