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AUTOR, ESCRITOR-EDITOR Y LIBREPENSADOR EN MIS BLOGS CON LA TECNOLOGÍA BLOGGER.

jueves, 5 de junio de 2014

¡DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE: ALZA TU VOZ…!




     El Medio Ambiente, es un tema ecológico de suma importancia para la concientización de lo que denominaríamos una Pastoral Ecológica de cuidado por todo lo que hemos maltratado o dañado como por ejemplo a nuestra Madre Tierra. El antiquísimo mito de que el Hombre y la Mujer cuidaran la Tierra está por verse, dado, que, la Tierra se sabe cuidar sola y no necesita al “hombre” para cuidarse –valga la redundancia- porque ella no pueda. La Tierra puede seguir su carrera sin el hombre. Ahora, esa Pastoral es para tratar de devolverle lo que le hemos quitado: su tranquilidad.

    Alzamos la Voz en cuello, como aquellos profetas –bíblicos- que denunciaban el pecado –maldad- que iba en contra de los designios de Dios. Hoy, debemos alzar la voz contra los pecados del Medio Ambiente y de sus implicaciones.

     La UNESCO, como órgano de las Naciones Unidas expresa la relevancia del recordatorio de cada 5 de Junio cuando se celebra el “Día Mundial del Medio Ambiente”. Veamos.

      El Día Mundial del Medio Ambiente reviste particular importancia en 2014 cuando celebramos el año Internacional de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo. Estas ‘pequeñas islas’ son en realidad ‘vastos Estados oceánicos’ cuya superficie terrestre solo representa una parte de su territorio y cuya experiencia es vital para todos los habitantes del planeta azul.

     En el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) se subraya que los pequeños Estados Insulares en Desarrollo son extremadamente vulnerables al cambio climático. Debido a la multiplicación de los ciclones y las inundaciones costeras, los habitantes de estas islas viven en situaciones de gran precariedad. La acidificación del océano combinada con la creciente intrusión del agua salada en los acuíferos de agua dulce debido a la elevación del nivel del mar entraña riesgos considerables para la seguridad alimentaria de todos quienes dependen directamente del mar para alimentarse, al igual que más de 2.600 personas en el mundo…[1]  

     Es alarmante observar el grado de deterioro y la falta de conciencia planetaria. El Homo Sapiens se ha convertido en el Homo Destructor del ecosistema. La industria, el mercado y los bancos son mucho más importantes que la vida en el Planeta Tierra. La verdad asolapada de esto es que las Islas se vean amenazadas por sobrevivir es porque los océanos se recalientan a niveles insoportables; por la vanidad y el lucro descontrolado y por haber personas alienadas y alienantes que no le importa nada con tal de engordar su ego escondido de ambición.

     Alzamos la Voz, con gritos denunciantes, alzamos la Voz contra los egocéntricos y arrogantes,  alzamos la voz de los que no tienen voz, de los pobres y desposeídos que son los que más sufren en estas islas olvidadas por ignominia.

     Abramos los ojos llenos de grosura y el despilfarro. Nuestros hijos, y sus hijos, de hijos tendrán en sus hombros esta urgencia de vida. ¡Carajo! Las islas se hunden ante nuestros ojos y no queremos darnos cuenta que por culpa nuestra y nada más nuestra. Los animales y los ecosistemas no calientan océanos, no botan bolsas plásticas formando nuevas islas de polietileno, no fabrican plantas nucleares que reciclan sus aguas con el océano –caso de Fukushima, Japón- por no decir más.

     La ambición mata al planeta. Cuando la Tierra se canse, ella misma volverá a una sexta glaciación que cubrirá y llenará todo. En todo caso la Tierra tendrá que defenderse de la última especie que salió de ella llamado “humano”.
   

          JAIRO OBREGÓN.

25/05/2014

San Francisco, Venezuela




[1] http://unesdoc.unesco.org/images/0022/002279/227918s.pdf

lunes, 2 de junio de 2014

¡EL SER HUMANO ES UNA PARTE INTELIGENTE DE LA TIERRA…!




     Después de leer el artículo de Leonardo Boff en su sitio web., -por vía Facebook- me identifico plenamente con su pensamiento renovador de la Madre Tierra a la cual nos debemos hacía ella con respeto y cuidado. Creo que se debe urgentemente cambiar de paradigmas en estos tiempos tan acelerados y aun contaminados donde nosotros jugamos un papel preponderante e incorporo. Veamos, pues, que nos presenta el insigne escritor, teólogo y ecologista brasilero al que me refiero en esta Reflexión:

     El ser humano consciente no debe ser considerado aparte del proceso evolutivo. Él representa un momento especialísimo de la complejidad de las energías, de las informaciones y de la materia de la Madre Tierra. Los cosmólogos nos dicen que –han- alcanzado cierto nivel de conexiones hasta el punto de crear una especie de unísono de vibraciones, la Tierra hace irrumpir la conciencia y con ella la inteligencia, la sensibilidad y el amor.

     El ser humano es una porción de la Madre Tierra que, en un momento avanzado de su evolución, empezó a sentir, a pensar, a amar, a cuidar y venerar. Nació, entonces, el ser más complejo que conocemos: el homo sapiens sapiens. Por eso, según el antiguo mito del cuidado, el homus (tierra fecunda) se derivó homo—hombre y de adamah (en hebreo tierra fértil) se originó Adam—Adán (el hijo de la tierra).

     En otras palabras, nosotros no estamos fuera ni encima de la Tierra viva. Somos parte de ella, junto con los demás seres que ella generó también. No podemos vivir sin la Tierra, aunque ella pueda continuar su trayectoria sin nosotros.

     Por causa de la conciencia y de la inteligencia somos seres con una característica especial: a nosotros nos fue confiada la guardia y el cuidado de la casa Común. Todavía mejor: a nosotros nos toca vivir y rehacer continuamente el contrato natural entre Tierra y humanidad pues su cumplimiento garantizará la sostenibilidad de todo…[1]

      Las Sagradas Escrituras se escribieron –valga la redundancia- desde hace mucho tiempo con un signo de “antropocentrismo”, es decir, que el Hombre/Mujer es el centro de todo, que todo le pertenece, que es el que señorea sobre la Tierra. Esa concepción, de que ella no significa nada, que es un ser inmaterial, mudo, mendiga, esclava y que está “bajo maldición”, es decir maldita […], con un sinfín de cuestionamientos dado por la falta de conciencia e inconsistencia ya no puede seguir ese patrón cultural que le signó el modelo occidental y los cristianismos católico romano y protestante liberal que nos estructuraron el exclusivismo sobre y por encima de la Madre Tierra.

     La Madre Tierra no sólo nos proporciona lo que necesitamos como la madre que nos concibió, sino, que, de sus entrañas emana la vida de todo lo creado y/o evolucionado. Somos Tierra que habla, que camina, que trabaja, que cuida. Sin embargo, la falta de entender nuestro papel de engranamiento y no de autosuficiencia empoderada, hace pensar que el ser humano todavía no ha crecido en sus instintos egoístas, lo contrario, le hace ser un mamífero cruel por encima de todo y por todo. El Homo Sapiens maduro es el colosal destructor de la historia [2]

     El ser humano contiene una inteligencia emocional que surge de la Madre Tierra. Por ello –de alguna manera- puede llegar a compenetrarse con la salvación de la vida en todos sus aspectos hasta los más mínimos. Al llegar a comprender que de la Tierra salimos y vivimos podremos asimilar que ella nos cuida, nos limpia, nos alimenta como ese “gran útero” que encarga, que embellece, que reparte y nos envuelve. Al tratar de encontrar su lenguaje natural, más allá del ruido contaminador, esa inteligencia creadora nos ligera nuestras cargas emocionales, ejemplo de ello, el viento, el agua, la flora y todo lo que convive con nosotros. Seria curioso observar que en lo íntimo de la naturaleza encontramos a Dios—Creador que a manera de Padre se comunica con todo lo que nos rodea. En otras palabras –a la forma de San Francisco de Asis- todos somos hermanos y hermanas. El ser Humano es Tierra inteligente…Piensa diferente.

          JAIRO OBREGÓN.
02/06/2014
San Francisco, Venezuela



[1] http://leonardoboff.wordpress.com/2014/05/30/el-ser-humano-parte-consciente-
e-inteligente-de-la-tierra/
[2] Richard Leakey de su libro: La sexta Extinción