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miércoles, 27 de noviembre de 2019

JESUCRISTO: REY QUE SE NEGÓ A SER REY

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Jesús de Nazaret de Galilea de los gentiles fue, y es, y será objeto de posiciones y contraposiciones, y de debates en todos los tiempos concebidos. Lo que si entendemos que Jesús no pasará desapercibido. Lamentablemente, en su nombre se ha dicho tanta falsedad disfrazada, mal intencionado muchas veces. En su nombre noble, se ha cometido persecuciones, martirio y muerte casi siempre a los pobres, desvalidos y muy engañados. Jesús se negó muchas veces a que lo convirtieran en ese arquetipo, y prototipo, de un “pseudo-reinado” basado en el establishment “diabólico” que “divide”, y no en lo que su vida y mensaje es, “simbólico”, que “une” –lo que argumenta Leonardo Boff-. Por ello muere, porque no lo proclamaron rey, entre otras cosas.

El Portal de Servicios Koinonia, en su sección del Servicio Bíblico, de ésta semana, nos presenta un comentario exegético y práctico, con suficiente razones de peso bíblico y teológico, basado en el contexto histórico, y contractual, de amplitud razonada, y consensuada. Sin tapujos, ni medias tintas, protestan como muchos contra los poderes facticos de todos los tiempos. Se necesita una madures firme, lejos de fundamentalismos, dogmatismos, religiosidad, pragmatismos, secularismos, separatismos, fanatismos en fin; dado que la “mayoría de las iglesias” se casaron a ciegas con el neo liberalismo, y todo lo que acabamos de acotar; solo queda un remanente hacia los pobres. No se puede llamarse “cristiano” y ser “neo liberal”, seria “antagónico” y “anacrónico” (“porque ninguno puede servir a dos señores…”), (Lucas 16: 13 –parafraseando a Jesús).

Soy seguidor de Jesús el Hijo del Dios viviente, el Rey que negó a ser Rey. Proclamo las Buenas Nuevas a toda la humanidad en favor a los pobres. Como cristiano laico, teólogo laico, educador y librepensador escribo para el quehacer reflexivo prof-ético. Veamos el texto de Koinonia para concienciar el contexto ampliado:

1. “La fiesta de Cristo Rey fue establecida por la Iglesia en la época del ocaso del Ancien Régime, con objeto de apoyar a las monarquías, las aristocracias, la burguesía, y para oponerse a los nacientes regímenes republicanos, que para las Iglesias representaban, lógicamente, los intereses del pueblo, de los pobres, del liberalismo, y de la naciente democracia. Sus orígenes son pues muy discutibles. En todo caso, de los textos bíblicos de la liturgia de ésta fiesta no pueden menos que manifestar la manera peculiar en que Cristo seria “Rey”.

2. Conviene recordar en qué consistían las esperanzas mesiánicas del pueblo judío en el tiempo de Jesús: unos esperaban un rey, al estilo de David, tal como es presentado en la primera lectura de hoy. Otros, un caudillo militar que fuera capaz de derrocar al poderío romano. Otros como un nuevo Sumo Sacerdote, que purificaría el Templo. En los tres casos, se esperaba un Mesías triunfante, poderoso.

El Salmo que leemos (Salmo 121: ¡Qué alegría cuando me dijeron: “Vamos a la casa del Señor!) también proclama el modelo davídico de “rey”. Jerusalén, la “ciudad santa” es una ciudad de poder. Eso explica por qué, cuando Jesús anuncia su pasión a los que le siguen, no logran entender por qué tiene que ir a la muerte.

3. El evangelio (Lucas 23, 35-43: Señor acuérdate de mí en tu reino) de hoy nos presenta cómo reina Jesús el Cristo: no desde un trono imperial, sino desde la cruz de los rebeldes. La rebelión de Jesús es la más radical de todas: pretende no sólo eliminar un tipo de poder (el romano, o el sacerdotal) para sustituirlo por otro, que con un nombre distinto estaría basado en lógica de dominación y violencia (que era lo que correspondía a las expectativas judías).

Podríamos decir que Jesús es el anti-modelo de rey de los sistemas opresores: no quiere dominar a las demás personas, sino promover, convocar, suscitar, el poder de cada ser humano, de modo que una y cada uno de nosotros asumamos responsablemente el peso y el gozo de nuestra libertad.

Uno de los grandes psicólogos del siglo XX, Erich Fromm, plantea, en su libro El Miedo a la libertad, que ante la angustia que produce en el ser humano la conciencia de estar separados del resto de la creación, adoptamos dos actitudes igualmente patológicas: dominar a otros, y buscar de quien depender entregándole nuestra libertad. En ambos casos, las personas tratamos de, a través de estos mecanismos, disolver esa barrera que nos separa de las otras personas y del resto del universo. El pecado fundamental del ser humano es, según esto, un pecado de poder mal administrado, mal asumido. Y éste es el origen de todos los demás pecados: la avaricia, que conduce a un orden económico injusto; la soberbia, que nos impide ver con claridad nuestros errores y pecados; la mentira, que nos lleva a manipular o a dejarnos manipular; la lujuria, el sexo utilizado como instrumento de poder para “poseer”, oprimir; el miedo, que nos impide levantarnos y caminar sobre nuestros propios pies.

4. Enmarañados en estas trampas del poder a que nos conduce nuestro “miedo a la libertad”, cuando un régimen opresor de cualquier signo que sea se nos hace insoportable, buscamos cómo derrocarlo… para sustituirlo por otro que sin embargo funciona sobre la misma lógica. Esa es la lógica de Jesús desarticula de manera radical.

Cuando en Getsemaní acuden los soldados y la turbas “de parte de los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo” (Mt 26,46) para prender a Jesús, él no recurre a violencia de ningún tipo. Jesús se niega a ser coronado rey al estilo de “mundo”, luego de la multiplicación de los panes y los peces (Jn 6,15). La tentación del poder, entendido al estilo de los sistemas opresores persigue a Jesús desde el desierto a la cruz. Y desde el desierto a la cruz, Jesús rechaza este modelo, denuncia con toda claridad que procede del diablo, de “príncipe de este mundo”, no cae en sus trampas. El costo de esta no solo valiente sino lúcida de Jesús es la muerte.

5. En la cruz Jesús derrota radicalmente al demonio del poder concebido como violencia y opresión por una parte y como dependencia, sumisión y alienación por otra. De este modo inaugura así un nuevo tipo de relaciones entre personas y el universo entero, basada no en la dominación/dependencia, sino en el respeto mutuo, en la armonía, en la valentía para asumir el peso de la propia libertad responsable.

6. En la carta a los Colosenses, pablo señala cómo a través de Jesús el Cristo (primogénito de toda criatura, preexistente y co-creador del universo, cabeza de la iglesia, primicia de la plenitud de la Creación entera) se produce la reconciliación de todos los seres con Dios. Estas y otras expresiones paulinas han dado lugar a interpretaciones erróneas, que consideran que la muerte de Jesucristo en la cruz era el precio que debía de pagar para que el Padre, enojado y rencoroso, perdonara a la humanidad pecadora.

7. Los evangelios nos muestran con claridad por qué es que Jesús nos reconcilia con el Padre: no porque ese Dios, padre-madre, sea un dios rencoroso, sino porque habíamos perdido el rumbo de la auténtica unidad con Dios y con el universo entero: esa que no se hace sucumbiendo a nuestro miedo existencia y escudándonos en posiciones de poder (dominante o dependiente) sino superando nuestros miedos, atreviéndonos a presentarnos tal como somos ante Dios, en total pobreza de espíritu, sin escudos protectores que nos impidan ver su rostro.

8. Desgraciadamente, ¡cuántas veces en nuestra vida eclesial reproducimos los modelos de “reinado” del mundo, y no los de Dios en Jesucristo! ¡Cuántas veces establecemos relaciones de poder autoritarias en vez de fraternas! ¡Cuántas veces entramos en complicidad con los poderes del sistema, ya sea por acción o por comisión!

Ese modelo de “reinado” que nos presenta el “Cordero degollado” nos interpela y llama a la conversión. No es necesario ni conveniente subrayar la “realeza” de Jesús si ello conlleva tergiversar su auténtico y efectivo proyecto de vida. Hace daño, sobre todo a los más oprimidos, presentar esa imagen monárquica y principesca de un Jesús que, en verdad, dedicó toda su vida y sus energías a desenmascarar y a luchar contra ese tipo de estructuras.

9. Para la revisión de vida.

A la luz de la fiesta de “Cristo Rey” y del modelo de relaciones con la Creación, reflexiones sobre nuestras actitudes en los diversos ámbitos en que nos movemos, y preguntémonos:

-¿Cómo son las relaciones de poder en nuestra pareja? ¿Se basan en la dominación/dependencia o en la promoción de la mutua libertad responsable de ambos?

-¿Cómo son las relaciones de poder en la familia? ¿Nos valemos de nuestra autoridad como personas adultas para imponernos de manera autoritaria? ¿Justificamos en nombre de la “autoridad” nuestros abusos de poder, maltrato físico, verbal, psicológico? ¿Excusamos los abusos sexuales con algún argumento de poder?

-Las relaciones entre los miembros de la iglesia, ¿siguen el modelo cristiano, o bien siguen el modelo autoritario, represivo, impositivo, excluyente, propio del “príncipe de este mundo”?

-En seno de nuestra sociedad, ¿Luchamos por nuevas relaciones de poder, según el modelo de Jesucristo, el anti-rey, que nos presentan los evangelios? ¿O nos plegamos a los modelos autoritarios? ¿O nos declaramos impotentes o indiferentes y renunciamos a la lucha?

10. En Gen. (Génesis) cap. (Capitulo) 3 se nos presenta las desigualdades de género y de la ruptura con la naturaleza como producto del pecado. ¿De qué manera el “reinado” de Cristo nos libera y nos marca una nueva lógica en la relaciones de poder?

-¿De qué manera se presenta el pecado del poder en Gen. 4? ¿Qué hacer para revertir esta lógica diabólica?

-En la carta a los Colosenses, ¿cómo interpretar los versículos 19 y 20 a luz del nuevo “reinado” de Cristo?

-Los evangelios sinópticos (y el texto que leímos (se leyó) en particular) nos presentan a Jesús durante la pasión lleno de humillaciones, dolores, sufrimientos, burlas. El evangelio de Juan en cambio, presenta a la cruz como la glorificación del Hijo y del Padre. (Jn 12, 23.28; 17,1) ¿Cómo explicar esta diferencia de enfoques? (servicioskoinonia.org | Semana del 24 al 30 de Noviembre de 2019 | F/ Web).

Concluimos, que todas estas verdades y reflexiones son y han sido el referente del panorama de todos los tiempos. Todavía está presente el modelo imperante, impositivo, impostor, impropio de la manía de que unos estén arriba y otros abajo, y que los de arriba aplasten a los de abajo, y los de abajo se dejen aplastar; y que el que está arriba se goce de aplastar, y los de abajo se regocijen en ser aplastado. Este complejo mental-diabólico es una de las principales causas que origina los otros males en el concierto mundano, mundialista y mundalanizante.

Jesús, siendo rey, se negó a ser rey, en su vida. Solo en la cruz le colocaron el letrero INRI (un acrónimo que decía: “Jesús Nazareno Rey de los Judíos”, en tres idiomas: hebreo, griego y latín), (Juan 19,20) y fue a la hora de su muerte. Jesús se negó a ser un rey que siga el patrón de dominación-dominado, de rey y súbditos, del que está arriba y los que están abajo. Por esta y muchas razones hubo judas, pilatos y pedros. Los primeros lo vendieron, los segundos se lavaron las manos y los terceros los negaron. Jesús se quedó solo en el madero, solo tres mujeres y joven tuvieron el coraje de acompañarle en su agonía y muerte (Juan 19: 25,26). La resurrección de Jesús nos da la victoria cuando se traduce en esperanza, fuerza y valor en medio del caos del sistema anticristo.

Dios no está muerto, Dios está vivo. No es el dios teísta centroeuropeo, colérico y cruel, imperdonador, buscando pecados hasta por respirar, donde todo es malo y que a la postre no sabemos qué es bueno. Nos negamos a ese paradigma teísta que solo satisfaga el estatus quo, y que muchas personas creen a ciegas, que eso es así, y que nada se puede hacer. Abramos los ojos en este nuevo (tercer) milenio, para renovar y cambiar todo lo que está haciendo daño aun 21 siglos después. Las iglesias y sus conglomerados, sino, cambian, serán sepultadas por su modelo anacrónico y viejo.

Todavía hay un mundo que hacer en medio de todo. Los y las cristianos/as del siglo 21 estamos llamados a seguir a Jesús desde otra óptica, otro mundo es posible. Busquemos a Jesús y él nos mostrará el camino la verdad y la vida con la ayuda de su Espiritu. ¡Que así sea!

En esto pensad.

JAIRO OBREGÓN

27/11/2019

Barranquilla, Colombia