¡Oh, cuanto más le vamos a pedir a la Madre
Naturaleza lo que tanto gastamos sin conciencia muchas veces, aun sabiendo el
grave peligro que se avecina sino se toman las medidas necesarias!
¿Hasta
cuándo la mano del hombre depredador irrumpirá el ciclo vital de los seres
vivos por la codicia incalculada que se convierte en un “negocio” en detrimento
de la continuación de la vida en el planeta?
“El agua y la Energía están estrechamente
relacionados entre sí y son interdependientes. La generación y transmisión de
energía requiere de la utilización de los recursos hídricos, en particular para
las fuentes de energías hidroeléctricas, nucleares y térmicas. Por el
contrario, aproximadamente el 8% de la generación de energía global se utiliza
para la extracción, el tratamiento y el trasporte de agua para varios
consumidores.
En el año
2014, la Organización de las Naciones Unidas –en estrecha colaboración con sus
Estados miembros y otras partes interesadas- hacen énfasis en el nexo
agua—energía, abordando en particular las desigualdades, especialmente para una
gran parte de la población que vive en barrios marginales y zonas rurales
empobrecidas sin acceso al agua potable, el saneamiento adecuado, alimentos
suficientes y los servicios energéticos. También tiene como objetivo facilitar
el desarrollo de políticas y marcos transversales de políticas que tengan como
objetivo la seguridad energética y el uso sostenible del agua en lo que se
conoce como economía verde o energía sustentable. Se prestará especial atención
a la identificación de las mejores prácticas para el uso de agua y la
eficiencia energética, para hacer que la llamada ‘industria verde’ sea una
realidad”.[1]
Todo lo
anterior suena muy bonito y hacemos eco de que así suceda, de verdad que sí.
Sin embargo, la experiencia dice todo lo contrario. Donde exista la “mano
invisible del mercado”, la “ganancia”, está por encima de todo. La mano que
mueve la cuna no dejará posible que los pobres obtengan beneficios mínimos, y
si nos atrevemos nos conspiran para que no seamos un referente. Quitémonos las máscaras
sólo los ricos tienen el acceso mayor al agua y la energía, por una sencilla
razón, porque su estatus así lo requiere. Existe una lucha de clases por la
tenencia del agua. Los poderosos la tienen, los pobres la desean. No me vengan
con tonterías.
Por otro
lado, el agua se malgasta y se bota sin ninguna preocupación por la propia
gente de clase media y los sectores populares. Aun aquí, el agua es un
privilegio. Lo digo aún con propiedad. Sé cómo se pasa trabajos y largos insomnios
muchas veces por el preciado líquido. Las clases populares aprendieron al
derroche de los grandes para parecerse a ellos. Esto lo decimos porque aún en
Venezuela que ha llegado a cumplir muchas de las metas del milenio con respecto
al agua potable para la mayoría de la población, sin embargo, todavía se pasa
mucho trabajo que llegue a todos por igual. Los sectores de clase media
perciben primero el agua para su consumo por más tiempo y consideración para
las clases populares. Esto es una crítica al proceso bolivariano que emprende. Ojala
sea escuchada. De verdad.
Necesitamos
elevar la conciencia del consumo del agua y del ahorro de la energía. La conciencia
es el factor predominante para atacar el flagelo del agua que apremia. Se dice
que las próximas guerras no serán por petróleo sino por el agua. Algo de esto
se vio en la guerra de Irak y Libia por las reservas de agua que estos países poseen.
Seriamos unos tontos en pensar que en la América del Sur con las reservas de
agua que posee el acuífero “Guaraní” en la frontera compartida con Paraguay,
Argentina, Brasil y Uruguay miembros fundadores del Mercosur las grandes
potencias la pasen por alto. Por cierto ya hay bases militares extranjeras y
extraterritorial que custodian lo consideran suyo. Que tal.
Pensemos diferente.
Hagamos conciencia. Sólo las pequeñas cosas ayudan a salvar al planeta. Acordémonos
que el hombre sin la tierra no vive. Seamos
emprendedores de un mundo nuevo y mejor. Eso será el mejor regalo para nuestros
hijos e hijas. Dios está en los detalles.
JAIRO OBREGÓN
31/03/2014
San Francisco,
Venezuela.