Abrimos, nuestra Reflexión semanal, con esta
frase que hemos colocado como título, del intelectual y escritor Miguel De
Hunamuno que con acertada afirmación expresa la vacuna contra el exacerbado
odio de clases que engendra el fascismo, causante de males impredecibles en cualquier
sociedad donde sea aplicada. Alguien dijo: “Si alguien abre una rendija al fascismo,
vendrá por él, primero”. Mucho cuidado, podría ser un bumerán que se devuelve a
quien la envió. Esto es una verdad absoluta.
El
racismo es la consecuencia de una lucha de clases. Es el odio por no parecerse
a uno contrario. No admite igualdad alguna por la sangre, el color, la
condición social y económica. El racismo es tan viejo que pareciese que no
tuviera principio; aun en la Biblia encontramos muchos vestigios que cruzan las
escrituras de principio a fin. Es decir, Más el que hace injusticia, recibirá
la injusticia que hiciera, porque no hay acepción de personas.[1]
Es la situación de este tema contradictorio y antipopular entre cristianos.
Me llamó la atención un artículo publicado
por el Consultor y Analista Internacional Sergio Rodríguez Gelfenstein al cual
paso a publicar vía online para nuestra comprensión. Desde luego, no comparto
todo su contenido. Veamos.
“…El fascismo es un movimiento o ideología autoritaria
que originalmente agrupó fuerzas conservadoras en el periodo entre las dos
grandes guerras de la Europa del siglo XX. Las estructuras fascistas que
tuvieron mayor alcance fueron la Italia de Mussolini, de donde adquirió su
nombre, el nazismo liderado por Hitler en Alemania y el falangismo en España
cuyo máximo exponente fue Francisco Franco y del cual deriva el Partido Popular
español y los partidos democratacristianos de todo el mundo. En Venezuela tuvo
su expresión original en Copei, del que provinieron después múltiples
fraccionamientos otras organizaciones como Primero Justicia y Voluntad Popular.
El fascismo tuvo una gran influencia de una versión ramplona de la teoría
de la evolución de Darwin que establece la lucha interminable entre personas y
naciones. De aquí emana el culto a la violencia porque, por esta vía se puede
imponer la voluntad del grupo de personas o de la nación que la interpreta con
el objetivo de sobrevivir a cualquier precio. El líder fascista pretende ser
siempre la encarnación de la voluntad de la nación…
Según Gramsci, el fascismo
nace cuando el mundo viejo se niega a morir y mundo nuevo no puede nacer. Así mismo,
es válido que el fascismo siempre ha surgido en momentos de crisis del sistema
capitalista, cuando los sectores que lo interpretan ven debilitadas sus
posibilidades de actuar en los marcos del propio modelo de democracia
representativa que engendraron y con el que pretenden perpetuar su poder. Desde
el punto de vista de clases, el fascismo se apoya fundamentalmente en ciertas
fracciones de una clase media arribista que es fácilmente cooptada a partir de
su afán de deslindarse de los sectores populares a los que desprecia profundamente
en su intento de diferenciarse. Los ideólogos fascistas aprovechan esta
condición para hacerlos sentir un grupo superior cuya sobrevivencia se ve
amenazada, por la acción de segmentos marginados de la sociedad que comienzan a
reivindicar espacios de participación.
En este sentido, vale la pena
recordar las palabras del luchador antifascista (el) búlgaro Jorge Dimitrov
quien en 1935 recalcaba de un modo especial el carácter verdadero del fascismo,
porque el disfraz de la demagogia ha dado al fascismo, en una serie de países,
la posibilidad de arrastrar consigo a las masas de la pequeña burguesía, sacada
de quicio por la crisis, e incluso a algunos sectores de las capas más atrasadas
del proletariado, que jamás hubieran seguido al fascismo si hubieran
comprendido su verdadero carácter de clase, su verdadera naturaleza. Dimitrov se
pregunta, ¿De dónde emana la influencia del fascismo sobre las masas? Y responde
El fascismo logra atraerse a las masas porque especula también con los mejores
sentimientos de éstas, con su sentimiento de justicia y, a veces, incluso con
sus tradiciones revolucionarias.
Y cual si estuviera viviendo
la Venezuela de hoy, el líder búlgaro recrea los ataques de esta derecha
fascista a las iniciativas que pugnan por la relación solidaria y fraterna que
ha establecido el proceso bolivariano con los pueblos del mundo y en particular
con los de Nuestra América. Con prístina visión de futuro afirmó, El fascismo
es el poder del propio capital financiero. Es la organización del ajuste de
cuentas terrorista con la clase obrera y el sector revolucionario de los
campesinos y de los intelectuales. El fascismo en política exterior, es el
chovinismo en su forma más brutal que cultiva el odio bestial contra los demás pueblos.
Por eso atacan al Alba, Petrocaribe, a Unasur y la Celac…”[2]
Me pregunto con el apóstol Santiago: ¿De
dónde provienen las guerras y los pleitos entre vosotros?...Codiciáis, y no tenéis;
matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y guerreáis, y no tenéis
lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para
gastar en vuestros deleites[3]…
Sea la paz en medio de la tormenta. En Jesús, Amén.
JAIRO OBREGÓN.
03/03/2014