Este es un tema de suma importancia para la reflexión
individual o colectiva. Casi todo, está relacionado con la ética y la moral
para un buen desenvolvimiento de la relaciones de todo orden, sea, familiar,
comunitario, eclesial, educacional, profesional, empresarial y en toda aquella
actividad licita.
La palabra ética proviene de un vocablo griego
denominado “êthos” (ἦθος) y en plural ἤθεα, cuyo significado podría decirse << “costumbre”, y, a partir de ahí, “carácter”
y “personalidad”. Es la raíz de términos como ética y etología… aparece definida
como “conjunto de rasgos y modos de comportamiento que conforman el carácter o
la identidad de una persona o una comunidad.
Debemos decir que la palabra griega êthos significa
predisposición para hacer el bien; lo que nosotros llamamos ética. Mientras que
ἤθεα significa
costumbre. Los romanos tomaron ambas palabras y la tradujeron como “moralis”, ante la incapacidad de diferenciar
entre estos dos conceptos. Que en español significa moral. De ahí el problema
de diferenciar entre ética y moral en nuestros tiempos>>.[1]
De estas
ideas se desprende la sensación que la ética o moral proviene de un
encasillamiento de la interpretación socio—cultural que encuadra la modelación de
todo el aparato de valores que nos encontramos en esta cultura occidental. Es por
ello que el código ético no es fácil definirlo como tal. Sin embargo, la falta
absoluta de un código orgánico moral ha sucumbido los mejores proyectos
personales y comunitarios.
La interpretación
burguesa de la ética toma estos valores del comportamiento para dominar
culturalmente. Son capaces de crearse su propia ética para favorecer sus apetencias
haciendo ver que es cuestión de honor a las que todos nosotros debemos
arrodillarnos como súbditos. Un ejemplo palpable de esta interpretación mal
intencionada es que en Argentina el comercio puede tener hasta un 28%, en la UE
de un 20%, en los EEUU de 15%, pero en Venezuela llega a un 500% por la medida
pequeña. Esto es ético para los que defienden a los burgueses a costa de la
necesidad de este pueblo suramericano. Dicha ética mal intencionada parasitaria
sustrae la riqueza petrolera para no trabajar ni competir. Esto no es ético.
Sin embargo,
eso va más allá. La dependencia cultural de la anti—ética (si me lo permiten)
ha tocado la psiquis para la toma de decisiones, valores, costumbres, modelos
preconcebidos. La complejidad de la diferenciación cultural entre los griegos y
romanos todavía no tiene fin. Aun en la biblia se desprende esa complejidad cultural
cuando todavía hay que seguir discerniendo que podrá significar tal o cual cosa
para una persona o grupo. El meollo es entender que las cuestiones éticas son
procedentes de un comportamiento de la cultura a la que cada quien escoja seguir.
En ningún momento me opongo a la ética ni a la moral, sino, comprender que
ambas son expresiones culturales, lo que a unos agrada, a otros desagrada. No es
que este descubriendo el agua tibia, sino aclarar un poco que toda costumbre ética
es cultural. Lo demás es cuestionable.
Es menester
entonces reflexionar sobre esta entonación del discernimiento cultural para
hacer cambiar los anti—valores que se tienen como valores humanos. Toda revolución
debe ser primero cultural, de lo contrario, se perdería en el tiempo.
En esto pensad.
JAIRO OBREGÓN
FUNDACIÓN MISIONERA OBREGÓN
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2013-11-16
horas: 09:55pm. San Francisco, Venezuela.