Acerca de mí

Mi foto
AUTOR, ESCRITOR-EDITOR Y LIBREPENSADOR EN MIS BLOGS CON LA TECNOLOGÍA BLOGGER.

martes, 9 de marzo de 2021

NECESITAMOS DE UNA NUEVA TRANSFIGURACIÓN COMO LA DE JESÚS, MOISES Y ELIAS: “LA LUZ NO BRILLA”; “LOS OJOS NO VEN” (2ª Parte)

 

 

 Ocaso de las religiones, un pasado muerto

A continuación venimos de la entrega anterior (01/03/2021) que desarrollamos con amplitud. Veamos.

Weber ha elaborado, quizás, el análisis (social) más lúcido y penetrante de la modernidad. Da la impresión de que, a su juicio, el tiempo de la religión y de la intuición filosófica (metafísica) ha terminado, de manera que solo puede hablarse de una racionalidad científica de la historia. Lógicamente, en esta perspectiva, no puede hablarse de una “base teológica” o religiosa de la filosofía (del pensamiento humano), porque, entre otras razones, no existe tampoco filosofía autónoma y valiosa, sino solo un destino racional, una planificación económica de la vida, que en principio estuvo motivada por razones teológicas (por la ascética del calvinismo), y una resignación dolorida…a ser que nos dejemos dominar por los viejos dioses de un politeísmo ya pasado o emerjan nuevos profetas carismáticos. Surgen así las dos posibles fronteras que definen el entorno de la racionalidad científica moderna.

-De nuevo ante un politeísmo del destino, pero sin verdadera religión. Weber sitúa la ciencia ante la frontera sacral de los dioses, diciendo con S. Mill que: “En cuanto se sale del puro empirismo se cae en el politeísmo [1]. Sobre racionalidad económica-política se extiende el destino como campo de disputa donde luchan “los dioses de los distintos sistemas y valores”. “Sobre esos dioses y se [su] eterna contienda decide el destino y no una ciencia. Lo único que puede comprenderse es qué cosa sea lo divino en uno u otro orden o para un orden u otro [2]. Esto significa que hemos vuelto a la visión de fondo de la tragedia griega, de un Karma absoluto de eterno retorno, sin liberación como la que quiere el budismo.

En esa “frontera de dioses” se sitúa para Weber la disputa entre la dignidad religiosa de Jesús, sermón de la Montaña, cuando que ordena “no resistirás al mal y ofrecerás la otra mejilla” y la dignidad viril que, por el contrario, ordena “resistirás al mal, pues en otro caso serás corresponsable de su triunfo”. “Según la postura básica de cada cual, uno de estos principios resultará divino y el otro diabólico y es el individuo el que ha de decidir quién es para el Dios y quien es el demonio”. [3].

De esta forma, en la entraña de la racionalización económico-política que ha destronado el viejo politeísmo religioso, no queda más verdad ni certeza que el destino, dividido internamente por la lucha entre los viejos y nuevos dioses. “Los numerosos dioses antiguos, salen de sus tumbas, quieren dominar nuestras vidas y recomienzan entre ellos la eterna lucha”.

No podemos evadir este destino: la búsqueda de vivencias emocionales es una simple evasión, es miedo: muchos hombres y mujeres se sienten incapaces de mirar de frente el severo rostro del destino. La misma ética cristiana nos había emocionado y engañado. En el fondo no existe más divinidad radical que la fortuna [4].

-Más allá de la cárcel podría estar la profecía. ¿Una nueva religión? M. Weber proviene del racionalismo cerrado, que no puede salir de sí mismo, en un mundo donde la religión no es verdadera ni falsa; simplemente carece de sentido. En este contexto él se confiesa no dotado para sentir y cultivar la así llamada “experiencia religiosa”: ich bin zwarreligiös absolut unmusikalisch [5] (en un plano religioso soy totalmente insensible, es decir, a-musical): su vida se encuentra dominada por la racionalidad económica social, presidida por los dioses del destino.

Pues bien, a pesar de ello, en varios lugares afirma que pudiera llegar el momento en que aparecieran nuevos “profetas o carismáticos”, capaces de ofrecer una experiencia creadora de tipo religioso. A su juicio, las viejas experiencias religiosas (especialmente el mensaje ético de Jesús, que aparece como culmen de una ética del puro convencimiento) parecen apagadas: los burócratas racionales de la religión han ocupado el puesto de los profetas carismáticos. Solo una nueva experiencia de vida creadora, solo una nueva revelación de lo divino, podría cambiar esta situación [6].

La ciencia nos ofrece unos medios racionales de producción y organización social (que se expresan en el capitalismo y burocracia política, pero ella “no responde a las cuestiones de qué es lo que debemos hacer y cómo debemos orientar nuestras vida. Solo un profeta o un salvador podría responder a estas preguntas. “Si ese profeta no existe o si ya no se cree en su mensaje, es seguro que no conseguirán ustedes hacerlo bajar de nuevo a la tierra intentando que millares de profesores, como pequeños profetas pagados o privilegiados por el estado, asume en las aulas su función. Por este medio solo conseguirán impedir que se tome plena conciencia de la verdad fundamental de que el profeta por el que una gran parte de nuestra generación suscita no existe” [7].

Una posible nueva transfiguración, un Dios que quizás venga  a revelarse  

He presentado [dice el autor] aquella que parece la última palabra de M. Weber: “nos ha tocado vivir en un tiempo que carece de profetas y está despalda a Dios (Ibid, 226). No queda más salida que “soportar virilmente el destino…o volver a las viejas iglesias”, realizando de esta forma el “sacrificio del intelecto”, es decir, negándose a vivir el descampado de la “verdad” de la vida, que es la falta de verdad.

La búsqueda de salvadores y profetas termina siendo una evasión; solo nos queda “responder como hombres y profesionales a las exigencias de cada día” (Ibid, 231). Sin embargo, más allá de esta última palabra queda la puerta semi-abierta del misterio, que puede expresarse en nuevas formas de comunión humana, que superan la “charlatanería” de los falsos profetas de cátedra:

No hay charlatanería, sino algo muy serio y verdadero, aunque a veces quizás equívoco, en el hecho de que algunas de esas comunidades juveniles que se han desarrollado silenciosamente durante algunos años interpretan sus propias relaciones comunitarias y humanas como una relación religiosa, cósmica o mística. Si bien es cierto que todo acto de auténtica fraternidad puede engendrar la conciencia de que con él se añade algo imperecedero a un reino supra-personal, merece muy dudoso que estas interpretaciones religiosas aumenten la dignidad de las relaciones comunitarias puramente humanas…

El destino de nuestro tiempo, racionalizado e intelectualizado y, sobre todo, desmitificador del mundo, es el de que precisamente los valores últimos y más sublimes  han desaparecido de la vida pública y se ha retirado, o bien al reino ultra-terreno de la vida mística, o bien a la fraternidad de las relaciones inmediatas de los individuos entre sí. No es casualidad ni el que nuestro arte más elevado sea hoy en día un arte íntimo y nada documental, ni el que solo dentro de los más reducidos círculos comunitarios, en la relación de hombre a hombre, en pianissimo, aliente esa fuerza que corresponde  a lo que en otro tiempo, como pneuma profético, en forma de tempestuoso fuego, atravesaba, fundiéndolas, las grandes comunidades” (Ibid, 229).

Una conclusión abierta

He querido (dice el autor) evocar con cierta extensión la postura de M. Weber porque ella nos sigue pareciendo ejemplar. Son muchos, quizás una mayoría, los científicos que piensan que el tiempo de la religión y metafísica ha pasado, de manera que no puede hablarse de fronteras teológicas de la filosofía. En el lugar de la filosofía y de las religiones sólo queda la racionalidad empírica, en manos del capitalismo y de la burocracia política.

En lugar de la religión queda sólo ese “pianissimo” de la mística ultra-terrena (de un tipo de neo-budismo) o la mística comunitaria (de un evangelio del Dios que da su vida por los hombres, a fin de que ellos se vuelvan humano, en comunión de vida, en esperanza de resurrección).

Es significativo el hecho de que M. Weber, religiosamente “unmusikalisch”, se muestre respetuoso ante esas dos formas místicas. Sigue siendo muy significativo el hecho de que las vincule, como formas posibles de apertura hacia un orden de realidad  distinto. En plano científico y/o social, la religión carece de sentido, pues nuestra existencia se encuentra dominada por el destino y la racionalidad operativa.

A partir de aquí podría abrirse dos caminos, uno en línea de experiencia interior, otro en línea de creatividad comunitaria. (Pensamiento Protestante | Blog | Necesitamos de otra transfiguración: la luz no brilla; los ojos no ven (con M. Weber) – Xabier Pikaza | marzo 01, 2021 | Fuente: Religión Digital | Edición: Pensamiento Protestante | Fuente Web | https://www.pensamientoprotestante.com/2021/03/necesitamos-otra-transfiguracion-la-luz.html).

Consideraciones  Generales

Con todo lo relatado en estas dos entregas del mismo tema, nos hacemos algunas preguntas: ¿Qué nueva transfiguración necesitamos? ¿Cómo entenderla o considerarla? ¿Dónde encontrar esa transfiguración? ¿Por qué una nueva transfiguración? En fin.

Son muchas las preguntas y pocas las respuestas que nos den las luces, para que la luz brille de nuevo y los ojos vean más claramente. Esta crisis existencial de los nuevos y viejos ídolos, hoy, condensados en el materialismo (aunque lo material bien razonado y administrado se hace necesario), que está cargada de egocentrismo (egoísmo moderno del individualismo), que lamentablemente sucumbe al “dios dinero” que arrodilla y esclaviza (aunque el dinero en sí no tiene voluntad propia) es el hombre (Homo Demens) que se está encerrando en la cárcel de hierro (capitalismo neoliberal) hace que la vida se vuelva llena de afanes sin límites.

Los grandes pensadores como Nietzsche, Heidegger, Ortega, Marx e incluso el mismo Weber a los que consideramos de Pikaza, abrieron el diagnóstico genérico de la situación, que esta enclaustrada en la realidad actual. Sopesar, una salida de la cárcel de hierro de lo que denominó como: La cárcel del hierro de la gran Bestia, o del gran Sistema que ha creado el mismo hombre con la finalidad de la competencia por encima de la confraternidad, pudiera convertirse en la destrucción de la humanidad y del planeta mismo.

Esto, se evidencia cuando actualmente, con la Pandemia (Covid-19), que las naciones pedían a gritos una vacuna a principio, hoy en dia, existe una guerra de vacunas existiendo las mismas miserias del acaparamiento, negación y desinformación entre los países ricos y entre los países ricos con los países pobres. A esta cárcel de hierro no podemos entrar la humanidad entera.

Y, ¿cómo salir de este atolladero o infierno de antivalores? No lo sabemos. El mismo “gran sistema” se ha encargado de mostrarnos un solo lado de la moneda y oculta el otro lado que daría una solución. En medio de este entramado de cosas son los más débiles los que pagan las consecuencias, siendo, los más engañados por su vulnerabilidad. Nos toca a nosotros entre ayudarnos en medio del caos, cuidándonos y aportando lo mejor que tenemos. Uno solo no se salva, aquí, nos salvamos en lo comunitario. Nadie tiene una salida mágica o programada. Todos y todas los que tenemos fe, esperanza y amor comprendemos lo importante que la religión no es suficiente, la espiritualidad compartida y practicada en una via a esa salvación que anhelamos momo humanidad.

No podemos cerrar desde la desesperanza. Creo, que el Espíritu de Dios no guiará a toda verdad y a toda justicia (Jn 16:13-15). Si, podemos creer que una nueva transfiguración se hace necesaria como de Jesús, Moisés y Elías con los apóstoles como Pedro, Santiago y Juan que pedían hacer enramadas para los profetas y el Hijo de Dios (Mt 17). No digo que volvamos a la vieja caducidad petrificada de "religiosidad carcelaria", sino, a lo bueno y afable, a lo bonito y romántico. No es que estemos en una burbuja de que nada pasa alrededor y" matar el intelecto" por "preceptos momificados por el tiempo".

Dentro de nosotros esta la respuesta que tenemos que encontrar. Si no podemos cambiar la realidad cambiemos la actitud y la aptitud para poder sobrellevar la carga de los unos con los otros. No todo está perdido. Mas son los que están con nosotros que los que están con ellos y no tenemos miedo... (2º Reyes 6. 8-23 RVR 1960). Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece (Filipenses 4:13 RVR 1960)). Otro mundo es posible. La luz brillará de nuevo. Los ojos verán lo nuevo. La transfiguración es posible. Todo es posible si lo podemos creer. En Dios haremos proezas (Salmo 60:12 RVR 1960).

En esto pensad

JAIRO OBREGÓN

09/03/2021

Maracaibo, Venezuela