Una conlleva a la otra, la una lo encauzó, y la otra
la propagó. Nada es ingenuo para el odio asolapado por más que se esconda. Ambas
se alimentan, se nutren en la mentalidad y comportamiento sesgado. La locura de
clases es la madre de casi todos los males, por no decir, la causante. Esto, a
estas alturas, todavía esta vivito en el pensamiento de nuestros pueblos
humillados y colonizados. Esta es una verdad irrefutable.
El pasado
21 de marzo de 2014, se celebró el “Día Internacional para la eliminación de la
Discriminación Racial, proclamada por las Naciones Unidas. Este día en Sur áfrica se recuerda la Matanza de Sharpeville a mano de la policía del apartheid.
“La Declaración y el Programa de Acción de Durban aprobadas
en la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia,
celebrada el 8 de septiembre de 2001, destaca el papel fundamental que los
dirigentes y los partidos políticos pueden y deben desempeñar en la lucha
contra el racismo y la intolerancia.
En la
Conferencia Mundial y en la posterior Conferencia de Examen, los Estados también
reconocieron que la promoción de un mayor respeto y confianza entre los diferentes
grupos dentro de la sociedad debe ser una responsabilidad compartida, a la vez
que diferenciada, de las instituciones de gobierno, de los dirigentes y
partidos políticos, de las organizaciones de la sociedad civil y de los
ciudadanos.
El Día
Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial nos recuerda
nuestra responsabilidad colectiva de promover y proteger los ideales de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo primer artículo afirma que <<todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos>>”[1]
“En el año 2014, las y los afrodescendientes
venezolanos ‘viven una situación de esclavitud mental’, aseguró la socióloga Beatriz
Aiffil, a propósito de cumplirse este 24 de Marzo 160 años de la abolición de
la esclavitud en el país. Comentó que, pese que a que la Revolución Bolivariana
ha abierto las puertas para que la lucha contra la dominación se dé
ampliamente, ‘en este momento la mayoría de la gente afrodescendiente no se
reconoce como negra o afro, y si pudieran borrarse el color de su piel, lo harían’.
Su percepción
social le ha permitido entender que muchas personas no tienen claras esas
ideas, y que hay pocos movimientos y pocas individualidades abordando ese
punto, que a su criterio es muy sensible. ‘A la gente le da miedo hablar de esto
porque estamos entrampados en las discusiones que quieren que nos entrampemos, manifestó
la investigadora del Centro de Saberes Africanos, en entrevista con el Correo
del Orinoco.
Un claro
ejemplo de esta situación pudo ser apreciado en los medios de comunicación
venezolanos cuando murió Nelson Mandela, en diciembre de 2013. Refiere que en
esa oportunidad muchos periodistas y moderadores de programas hablaban de ‘afrodescendientes
en África´, cuando en realidad ellos no son afrodescendientes sino propiamente
africanos.
Según la
especialista, las negras y los negros que habitan en Venezuela tienen que saber
que existe un cordón umbilical que los une con la madre África, ‘que está lleno
de ideas y de conceptos que no pueden ser tirados por la borda’…
Aiffil asevera
que, lejos de presentar segregación por diferentes etnias como sucede en otros países,
‘en Venezuela existe una discriminación racial que, en la mayoría de los casos,
es solapada, oculta, no directa.
Manifestó
que esta hipótesis recobra mucha fuerza en el comportamiento actual de la
oposición extrema, ‘porque cada vez que hablamos de racismo y de esclavitud
mental ellos lo toman como bandera para burlarse del pueblo venezolano, que es
mayoritariamente negro, indio y zambo’.
Para la
militante del Movimiento Social Afrodescendiente, más allá de lo que significa
el decreto de abolición de esclavitud, y antes de perderse en la discusión de
los términos negro, moreno, trigueño y afrodescendientes, ‘lo importante en
este momento es que aún existe el racismo y que tenemos que eliminarlo, no solo
en Venezuela sino de todo el mundo…” [2]
Estas
fechas nos sirven para reflexionar y re—pensar las diferentes formas de racismo
que aún persisten en la mentalidad de manera inoculada. Las luchas raciales por
pretender equiparar a unos superiores por el modelo dominante de ciertas clases
altas, que desprecian y escupen al ver a otros que ellos consideran despreciables,
por considerarse ellos mismos de la alta alcurnia es una paranoia inaceptable
en el siglo 21.
Las
iglesias cristianas occidentales fueron las cómplices del racismo y lo vemos
por la historia. Todavía hoy se discrimina desde el pulpito, se ridiculiza y
hasta se sataniza al negro y al indio. Esto debe ser observado. No estoy diciendo
que todas las iglesias están en eso, pero por el tono y olvido se acaricia la
discriminación.
Felicito a
los cristianos comprometidos e instituciones que se esmeran por la paz y la
buena convivencia. Es propicio distinguir a la Pastoral de Negra, India y
contra toda Discriminación de la Unión Evangélica Pentecostal Venezolana por su
esfuerzo de dar sentido al mensaje bíblico liberador del modelo perverso de la
discriminación.
La paz
verdadera es aquella que no discrimina por el color de la piel y de clases. Esa
es la paz que sobrepasa el racismo con sus mil caras. Tenemos que dar una buena
batalla de la fe para que podamos vernos como iguales ante los ojos de Dios y
del prójimo.
JAIRO
OBREGÓN
24/03/2014
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