Este es un tema controversial para todo aquel que
pertenece al cristianismo y religiones del mundo. Desde el punto de vista de
cada creyente demanda suma atención a los criterios que están a la palestra.
Las visiones se desprenden de la interpretación que cada uno le dé, según la fe
que corresponde. Sé que no es nada fácil tratar de considerar algunos aspectos
que deben ser reflexionados antes de caer en fanatismos e inconsistencia misma.
Prosigamos a
cuestionar algunos aspectos teológicos y culturales que nos dará luces en la
búsqueda investigativa de las Escrituras. Siguiendo nuestra Agenda de Estudios
Bíblicos para los Laicos (Pueblos), abriremos un abanico de posibilidades para
la pedagogía del tema:
“Eídololatreia, significa literalmente adoración
de ídolos. Dado que la adoración es la actitud de obediencia, el servir, el
hacer la ‘voluntad de la divinidad’, idolatría sería regir la vida en base a
los dictados de un ser humano o un bien material al que se ‘diviniza’.
Antiguamente, adorar una divinidad (aceptar una religión) significaba ‘aceptar
un modo de vida’. Usualmente pensamos que la idolatría eran aquellas prácticas
de culto antiguas, que actualmente aparecen como propias de ‘pueblos atrasados’.
Pero es mucho más que eso. Sobre todo si se tiene en cuenta que en aquellos
tiempos aceptar una religión significaba ‘aceptar un modo de vida’.
La religión marcaba los límites
cosmológicos, sociales e ideológicos; guiaba el comportamiento de cada
cultura. La adoración verdadera era (y es) un estilo de vida, no un
evento o una actividad. Seguir una religión era seguir un estilo de vida, seguir
un camino. De allí que el Dios Yahvé le enseñó a Abraham ‘mantenerse en el
camino del Señor, practicando lo que era justo y recto’ (Gn. 18:19). Estos conceptos quedan más claros cuando se
analizan las frases de Nuevo Testamento; el apóstol Pablo lo explicaba: ‘Ninguno
que sea libertino, inmundo, o avaro (es decir Idólatra), tendrá parte en el
reino de Cristo y de Dios’. (Efesios 5:5-RVC-NBL). Amortiguad, pues,…vuestra
malicia, mala concupiscencias, y avaricia, que es idolatría’. (Colosenses
3:5).
‘Solo a Dios se debe adorar y servir’. (Luc.
4:8; Deut. 6:13). Y recordando que el ‘sistema de vida’ (en aquellos tiempos de
San Pablo) estaba regido por el imperio romano, es crucial la advertencia de
Jesucristo: ‘No podéis servir a Dios y a Mammon’ (Luc. 16:13). La
palabra que aquí se usa—Mammon—es de origen fenicio. Era el ‘dios’ (ídolo) que
evoca…el éxito de los negocios. De allí que en algunas
traducciones encontramos: ‘No podéis servir a Dios y al dinero (Biblia
Latinoamericana) y en otras: No podéis servir a Dios y a las riquezas (Reina
Valera 1909).
Hay personas cuyo objetivo central es
buscar el dinero para aumentar su poder y seguir sometiendo a los demás. ‘Esos
son más insensatos que todos, y los más miserables…porque tienen por dioses a
los ídolos’. (Sabiduría 15:14).
Las riquezas se presentan como ídolo al
que se sacrifica todo con tal de lograr el éxito material; así, este éxito
económico se convierte en el verdadero dios de una persona.
No obstante es notable el conflicto en
torno al uso del término que se ha dado (dejando de lado la idea central) en el
seno del cristianismo, ya que entre dos de sus ramas más extensas, el catolicismo
y el protestantismo se defiende el uso de imágenes negando el ejercicio
de la idolatría alegando que no son objeto de culto las imágenes sino que
sirven como herramientas de visualización, mientras la segunda afirma
que poseer imágenes fomenta la idolatría. Ambas corrientes se refieren a
razones bíblicas que prohibirían o no las imágenes, resaltando de la Biblia
Éxodo 20 donde se hace prohibición de imágenes y Número 21 donde Dios ordena la
construcción de una imagen, la cual fue destruida solo a partir del momento en
que comenzaron a adorarla convirtiéndola en ídolo (2do de Reyes 18:1-7),
importante resaltar que ambas corrientes están en contra de la idolatría –pero
han centrado su atención en el uso de las imágenes más que en la forma de
vida.
Victor Hugo, el gran poeta, dramaturgo y
novelista francés, recomendó que cada hombre –por lo menos una vez al año- “debía
de poner todo su dinero sobre una mesa y contemplándolo, hacerse la siguiente
pregunta. ¿Quién es el dueño de quien?”. La respuesta señalaría al amo,
al controlador, que en muchísimos casos pondría al hombre como esclavo y sus riquezas
como dios e ídolo.”[1]
Cuan acertado es este comentario
compartido. No solo se debe abordar la idolatría de las imágenes y sus visualizaciones,
cuando en el presente tenemos “otras” “imágenes” y “otras” “visualizaciones” destinada
al dios de vida moderna, hablemos del dios del mercado,
del dinero de la mercantilización, del culto al cuerpo
y la personalidad entre muchas más.
A este ídolo e imagen o visualización casi
nada se habla, y si se hace es con guante de seda, pero el querer, tener
más, que ser uno mismo, no se ataca en las iglesias y
congregaciones de corte condenativa e intransigente. El dios del mercado ha
puesto de rodillas una y otra vez a la iglesia, al estado, al ciudadano días
tras día y esto se silencia con una actitud cómplice.
Es el estilo de vida, es decir la manera de
vivir de cada época, es la que ha subyugado la conciencia cuando no hay
liberación. Sería hipócrita acuñar que la idolatría solo es un culto de imágenes,
cuando por otro lado se sacrifican los “otros becerros de oro” y “vacas
sagradas” en el seno de la iglesia.
¿Por qué no se habla de la idolatría al
culto de los tele evangelistas? ¿Cuándo distanciaremos lo que podría decirse
sobre la templo—latría, o pastor—latría, o apóstol—latría, profeta—latría entre
mucho otros?
Nuestra intención educativa no es para
desacreditar a nadie, pero, ¿Qué vamos hacer con estos ídolos?
HIJITOS, GUARDAOS DE LOS ÍDOLOS. AMÉN. 1ª Juan
5:21
En esto pensad.
JAIRO OBREGÓN
FUNDACIÓN MISIONERA OBREGÓN
Twitter: @obregonjairo
Facebook: Fundaobregon
Obregon
2012-11-19 horas: 11:30pm. San Francisco, Venezuela.
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