Este es un tema que no podemos pasar por
alto en este mundo donde casi todo se dice y se hace. La comunicación es lo que
engloba el proceso de intercambio –por así decirlo- de pensamientos y
experiencias. Eso de comunicarse o entenderse podríamos decir, o definirlo,
como: El “común—icarse”, o los “comunes
hablan entre sí”, o “común—ión”, o “común—idad” como expresión sintomatológica,
o simplemente jugando con las palabras. A veces, pensamos que con tan sólo
hablar ya nos hemos comunicado, pero en la realidad, eso no pasa, menos en una
serie e inesperada circunstancia de las que compartimos o sobrellevamos. Desde
luego existen varios tipos de comunicación con sus códigos y canales que nos
lleva al entendimiento de un tema en particular.
“La comunicación implica receptividad al
universo, a sus criaturas y a las situaciones que se presentan. Para que exista
una verdadera comunicación, necesita fe en la capacidad de evolucionar del ser
humano. Sin esa fe en la capacidad de transformación, no se podrá emitir ni una
sola palabra renovadora…”[1]
“El elemento básico de la comunicación. El
diálogo es para el amor lo que la sangre es para el cuerpo. Cuando se detiene
el flujo de sangre, el cuerpo muere. Cuando el diálogo cesa, el amor muere y
nace el resentimiento y la soledad. El egoísmo favorece el encierro de uno
mismo y la capacidad para escuchar. El diálogo restaura siempre la relación y
es el bálsamo que permite sobrellevar las pruebas.
Los elementos básicos de la comunicación
son: el emisor, el receptor, el mensaje, el canal de trasmisión y el momento de
la comunicación. El emisor debe expresarse clara y respetuosamente y el
receptor escuchar de manera atenta y activa. El mensaje debe ser claro,
completo y adecuado al receptor. Se debe emplear el canal de trasmisión
adecuado. La comunicación, para que sea eficaz, debe ser oportuna y tener la
intención sincera de compartir con apertura al intercambio. Cuando me comunico
con la intención de ser escuchado sin aceptar escuchar, la comunicación será
poco eficaz.
La comunicación transmite el propio ser,
por eso es importante hacerlo de modo profundo y constructivo.
En la familia, los integrantes son algunas
veces emisores y otras veces receptores. Los padres tienen la responsabilidad de
comunicar a los hijos valores humanos y espirituales, y percibir la forma en
que aprendan esos valores y los enriquecen con su experiencia práctica. La obligación
de los padres es escuchar a los hijos con apertura y aceptación, orientarlos
con amor y darle la confianza de saberse escuchados, comprendidos y amados. Los
hijos tienen la obligación de respetar y aprender de los padres.
El objetivo de la comunicación efectiva es
el entendimiento satisfactorio entre emisor y receptor, y debe ser el punto de
partida para el intercambio que acrecienta la unidad. Se trata de un acto de
amor auténtico y profundo en que unas personas se comprometen con otras, por el
hecho de compartir activamente la vida. A mayor comunicación, la unidad
familiar es más grande. La comunicación es esencia práctica del amor.
Saber
escuchar. Es clave en la comunicación el saber escuchar. El proceso de
comunicación, si se recibe con amor, hace más fácil abrirse a entender, pero si
es expresado con agresividad, se reacciona a la defensiva, incapaz de escuchar.
Una comunicación amorosa y profunda procesa el mensaje para entender los hechos
y datos, así como las emociones. Esto permite una actitud y un lenguaje verbal
y corporal correctos. Muchas veces el lenguaje corporal es más explicito que el
verbal. Las miradas, gestos y movimientos del cuerpo confirman o contradicen el
mensaje hablado.
La escucha puede ser pasiva (indiferencia,
desinterés y mínima retroalimentación al emisor), selectiva (“solo oye lo que
quiere oír”, responde sin escuchar lo que se quiere comunicar), atenta (pone interés
en lo que escucha y responde con lenguaje verbal y corporal; demuestra interés que
acrecienta la confianza y abre canales para la retroalimentación) o activa
(captura el mensaje con interés y respeto y verifica el contenido del mensaje
con el emisor). La paciencia en escuchar demuestra que el mensaje fue
comprendido. En su caso, conviene preguntar para aclarar algo confuso.
Saber expresar. La comunicación profunda
comunica los sentimientos que desean compartir. Es importante comunicar los
sentimientos de manera oportuna, positiva y con intención de transparentar el
interior para compartirlo y ser comprendido. De ahí la importancia de saber
expresarlos. De no ser así, se convertirán en un obstáculo porque inhibirán la
comunicación causando distancia y aislamiento. Los sentimientos pueden ser
positivos o negativos. Entre los positivos están: sentirse tomado en cuenta,
reconocido y satisfecho. Los negativos son: sentirse ignorado, no reconocido e
insatisfecho. Los sentimientos pueden generar acciones constructivas si se
expresan sincera y respetuosamente. Para ello, hay que evitar reprochar o hacer
responsable al otro de mis sentimientos. Se dice que “todos podemos hablar,
pero pocos nos podemos expresar”. La expresión puede ser agresiva, pasiva o
asertiva. La agresiva es hostil y busca controlar al otro. La pasiva es
frustrante pues deja que la otra parte domine totalmente la comunicación. La asertiva
es positiva, confiada, directa y respetuosa, promueven que los demás se
expresen. Para ser asertivo hay que pensar antes de hablar y comunicarse con
amor y por amor. La persona asertiva asume su responsabilidad como emisor, da
su opinión de manera directa y constructiva y pide que el receptor exprese sus
necesidades y preocupaciones. Evita los juicios y las justificaciones, se
enfoca en la solución y utiliza un lenguaje positivo. Ser asertivo requiere
enfocarse en el otro, con amor y comprensión, y ‘ponerse en sus zapatos’…”[2]
“…QUE CADA UNO SEA DILIGENTE PARA ESCUCHAR
Y TARDO PARA HABLAR…” Santiago 1:19 Biblia.
En esto pensad.
JAIRO OBREGÓN
FUNDACIÓN MISIONERA OBREGÓN
Twitter:
@obregonjairo
Facebook:
Fundaobregon Obregon
2012-10-28 horas: 10pm. San Francisco, Venezuela.
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