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miércoles, 17 de octubre de 2012

“CUAN HERMOSO SON LOS PIES QUE PISAN DE NUEVO AL TOKUKO DE PERIJÁ”


    
Pedimos disculpas por la tardanza de la entrega de esta Reflexión...


      Esta es una Reflexión totalmente distinta a la tónica de varias semanas, que posteriormente seguiremos desarrollando en próximas entregas. A esta hora de la noche del lunes 15 de los corrientes, estamos prácticamente llegando de un viaje misionero—educativo de nuestra fundación con nuestros hermanos indígenas Yukpa de la Sierra de Perijá, al occidente venezolano, colindando con la hermana República de Colombia.

        La llegada fue de suma emoción al ver como sus rostros se llenaron de alegría por tener la dicha de volvernos a ver. A esa comunidad teníamos tiempo sin poder ir hasta ellos por esas mismas contradicciones que van desde la salud hasta los compromisos de agenda. Es grato saber cómo a pesar del tiempo podemos tener el gozo de que este tipo de re—encuentro es provechoso y necesario en el quehacer de misión hacia un cambio de paradigma de la metodología a la que nos confinaron: la inculturación hacia la aculturación cómo modelo de dominación he tero religiosa.

      Salimos para la Sierra, cuatro personas, tres de la familia Obregón, Vilma (Mama-che en Yukpa) Janeth Barreto mi Esposa y un hermano invitado Nervis Colina y un hermano llamado Jaime que fue nuestro conductor, además quien les escribe. Aun cuando fue un viaje breve por los compromisos adquiridos, pudimos compartir juntos con los hermanos de la comunidad de Tayaya y su cacique Ángel Nicra, el comisario de la comunidad del Tokuko Luis Nicra (hijo del cacique) como máximas autoridades de la región.

      Todavía tenemos viva la impresión de ver a niños y niñas, jóvenes y adultos que se acercaban a acompañarnos en el mover que Dios coloca para ver en los pobres el anuncio del evangelio liberador—salvador. Y es que la obra misionera debe tener una relectura de su esquema fundante de sobre espiritualizarlo todo y con todos, por la carga “misionerista” de poseerlos y dominarlos hasta reducirlo a nada, donde el amor de Dios se hunde en el “dogmatismo” feudal y el “pragmatismo” post moderno o del consumismo despiadado. A ese tipo de proceso ya desgastado y mal interpretado de la misiologia es un cuestionanamiento de re—pensar.

    La misión de Jesús en su evangelio fue y será el amor a Dios Padre y al prójimo (hermano/a) como así mismo[1]; asimismo como de Pablo apóstol que su evangelio fue y es la de la libertad de “la ley”[2], “la culpa” y del “sacrificio”[3]…Y es que: Nosotros “somos” sí “ellos” son o existen. No es que están “perdidos” como tal, es que son nuestro prójimo necesitado de amor y libertad. Es preciso reflexionar en una misión histórica de liberación y un destino eterno de salvación. Ambos criterios son yuxtapuestos. Esto significa un análisis concienzudo de qué tipo de misión comunico a los demás, que son distintos por las escaramuzas, y que no se equipara al estándar religioso “denominista” reinante.

     Volviendo al viaje de misión tuvimos la experiencia de conocer la nueva parte de la comunidad de Peraya subiendo sierra arriba, la lluvia había sido intensa y los caminos de arena y piedra estaban mezclado con barro, donde la botas de hule son el recurso seguro para subir y bajar en medio de la humedad. Al final de la senda conocimos al cacique Mario Micara de dicha comunidad donde hablamos de la necesidad de intercambiar conocimientos y experiencias en una dialogización de la cultura con el evangelio.

    Desde luego, sería ingenuo pensar que somos los únicos que hacen misión en el mundo. Hacemos un reconocimiento a muchísimos misioneros y misioneras que se dedican con gran esfuerzo por todo el mundo en predicar el evangelio aun a costa de su propia vida, con mucho sudor y lagrimas. Las biografías desde los clásicos misioneros hasta los contemporáneos y vivenciales pueden ayudar a muchos más que deseen ser de instrumentos de prójimo en las manos de Dios.

     Desde aquí, hacemos un buen reconocimiento a la labor que ha venido desarrollando los misioneros Eliott y Jhoana Ocasio en la atención social y espiritual que desempeñan. Dejamos en buenas manos a la comunidad de Tayaya y el Tokuko cuando tuvimos un cambio en la estrategia de la misión hace varios años.

     Estando compartiendo en ese dialogo de la cultura con el evangelio el cacique Nicra antes descrito, nos relato un corto cuento indígena del diluvio con unos caracteres míticos propio de la antropología de la misión que compartiremos en otras entregas.

     “Los Yukpa son un pueblo amerindio que vive en la Serranía de Perijá, a ambos lados de la frontera entre Colombia y Venezuela y habla un idioma de la rama norte de la familia lingüística Caribe. Los colonos los denominaban motilones 'cabezas rapadas', aunque dicho nombre es ambiguo y fue aplicado también a otros pueblos, como los Barí, de origen chibcha. También se les ha conocido con los nombres de chaques, macoitas e irokas.
Según Carriage, el étimo de la palabra «yukpa» se compone de tres morfemas: y-kʉ-pa, en donde el prefijo y- ("su") se usa como posesivo en sustantivo síntimos, el morfema kʉ, que indica macho, y el sufijo -pa, que expresa género más humano.

     El antiguo territorio de los Yukpa se extendía desde el valle del río Cesar hasta el lago de Maracaibo. Los suelos de sus tierras fueron reducidos por la práctica de la minería industrial, lo que ocasionó durante el siglo XX fenómenos de desnutrición aguda masiva, que provocaron múltiples casos de enanismo, que ya no se presentan al estar recibiendo las comunidades ayuda alimenticia estatal. Sin embargo, el territorio Yukpa sigue amenazado por la explotación de carbón y por la colonización para la siembra de coca y otros cultivos ilegales.
     En la actualidad habitan en el Estado Zulia (noroccidente de Venezuela), y en el departamento del  Cesar  (nororiente de Colombia). Están ubicados entre los meridianos 9°40N 73°00O y 10°35N 72°30O. Por el sur llegan hasta la localidad de Becerril (en Colombia) y hasta el río Tukuko (en Venezuela); por el norte, la población se extiende hasta el río Chiriamo y la población de San José de oriente en la llamada Serranía de Valledupar (en Colombia), y hasta los afluentes del río Apón (en Venezuela).
En Venezuela, la mayoría de las comunidades se encuentran establecidas en el piedemonte de la Sierra de Perijá, a una altitud de entre los 150 hasta los 1.300msnm. En Colombia, se ubican en las partes más altas de la serranía, hasta los 1.900 msnm.”[4]

      ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que publica la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salud…! Isaías 52:7 (Sagradas Escrituras 1569)


En esto pensad.

JAIRO OBREGÓN

FUNDACIÓN MISIONERA OBREGÓN




Twitter: @obregonjairo
Facebook: Fundaobregon Obregon

               2012-10-15 horas: 10pm. San Francisco, Venezuela.



[1] Mateo 22: 34-40
[2] Romanos 8:1ss
[3] Mateo 12:1-8
[4] Wikipedia, la enciclopedia libre

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