A
la deriva: Pareciese, que en medio de todos los acontecimientos,
restricciones y padecimientos en todo el mundo por la pandemia del Covid-19 y
sus variantes (alfa, beta, delta y más) peligrosas para la salud y la vida,
existen muchas personas que “miran, pero no ven”, y “no ven una realidad” como
la que está inmersa la población humana.
Bombardeo
de la mente: Las personas que no tienen un criterio
propio (aun los que tienen un criterio crítico se debe autoafirmarse ante el bombardeo
mediático) son presa fácil, de los que quieren que piensen o lo que se le
induce en la mente.
Lo
que persiguen. Los que trabajan la mente saben cómo hacerlo
de manera muy efectiva de día y de noche, no descansan nunca. Persiguen la percepción
del miedo, la incertidumbre, la ansiedad, la enfermedad, la muerte. Lo que más
les funciona es la “desestabilización” de las emociones mal enfocadas contra la
racionalidad. Todo esto neutraliza o activa una contracción psicótica, según los
expertos.
Hay
de todo: Los que no quieren ponerse tapabocas o se la ponen mal;
los que no prestan atención a las recomendaciones sanitarias; los que no
quieren tal o cual vacuna; los que no quieren vacunarse por nada; los que creen
que si se vacunan les pondrán la marca de la bestia apocalíptica; los que
piensan que saben más que los médicos o expertos; los que no les importa ser un
posible asintomático que contagie; los que piensan que taparse la boca es
comunismo (Europa) o satanismo (EE.UU.); los que no le importa nada ni nadie;
los que le echan la culpa a otros, y ellos si se saben cuidar, y los demás no
se saben cuidar; los que se sienten intocable por el virus o, los que creen que
no serán contagiados nunca; y los que piensan que no pueden morir, o ver morir
un familiar o un ser querido; en fin.
Los
medios y redes: En un mundo globalizado vía satelital e
internet, los grandes medios de comunicación y las redes sociales están “disociando
hasta la locura” en muchos casos. La desmedida información, acompañada de la
también desmedida desinformación enloquece, aturde, envuelve a más y más
personas sin ninguna misericordia. Sus mensajes van directo al “cerebro humano”
y es ahí donde comienza el “desajuste emocional”, que se traduce en una “irracionalidad
inducida” al control de las neuronas.
Disociación
de la psiquis: [Todos saben que no soy psicólogo y no
puedo dar un diagnóstico como tal. Sin embargo, para muestra un botón]. La
disociación psicótica es el resultado de un proceso sistemático de manipulación
mental a través de la implantación de códigos psicológicos por medio de
imágenes y mensajes audiovisuales planificada mente dirigidos al consciente y
al subconsciente de los individuos con el objetivo de establecer determinados
modelos y esquemas de comportamiento y entendimiento que generalmente existente
la cual se adapta a los objetivos del ente disociador.
Pierde
la definición. El individuo disociado pierde paulatinamente
su capacidad de definir el límite entre lo verdadero y lo falso, se hace
dificultoso analizar e interpretar razonable y objetivamente sus necesidades,
los hechos y los fenómenos sociales, políticos y económicos fuera de los
conceptos y patrones que le han sido implantado a través de campañas
informativas, publicidad y mensajes difundidos principalmente por los medios de
comunicación masiva [de la] prensa, televisión, radio, cine, Internet [redes
sociales] etc.
¿Qué
persigue? Este proceso persigue la alteración, la confusión y la
deformación de la conciencia social y/o particular del individuo, interviniendo
su sistema de valores y creencias para fijar determinados conceptos y patrones
de comportamiento con fines ideológicos, políticos y comerciales separando al
individuo de la verdadera realidad circundante y anulando parcial o totalmente
su libre albedrío para hacerlo vulnerable y dependiente de una idea, un
producto o de una entidad política, económica y religiosa. [Como es el caso de
la Pandemia del Covid-19 y todo lo que ello implica].
El
arsenal mediático: El ente disociador utiliza principalmente
el arsenal mediático como instrumento [en el caso de la pandemia para
confundir, puesto que, confundir es el primer paso de la locura o un tipo de alteración
en la percepción, es decir hacer ver lo que no es] para imponer y justificar
sus objetivos de una manera sutil pero muy eficaz [casi imperceptible, ni se
nota, está escondida en la propaganda], creando conceptos y necesidades
ficticias [que se creen a rajatabla], colocando en la mente de los individuos
formas y maneras de pensar y actuar en la mayoría de los casos [en un
imaginario inducido o manipulado] distinta a la cultura [religión] e idiosincrasia
de las víctimas y paradójicamente usando sus valores culturales propios para
implantar conceptos y modelos de la vida distintos [una sub realidad que no
pueden mirar lo que está a su alrededor muchas veces].
Inconformidad
mental. Esta inconformidad mental hace que el individuo pierda
la posibilidad de reconocer su disociación y cuando la realidad verdadera o por
él negada se impone [o le golpea en la cara una y otra vez] puede llegar a
extremos de angustias, frustraciones, resentimientos, y odios que puede ser
preludio de episodios de violencia dirigidos hacia su entorno contrario [la negación
o culpabilizar todo lo que crea paradójico] y hacia todo aquello que represente
lo opuesto a su realidad mediáticamente creada [por las redes sociales y los
medios de comunicación. Es más importante los diga WhatsApp en los audios y
videos que la misma realidad].
El
disociado en sí. El individuo disociado niega [hasta la
saciedad obstinada] todo lo que pueda [ser] distinto a su escala de aceptación y
comprensión [de una manera sorprendente], aun ante una realidad contundente
[que casi siempre sucede de algo que “creyó” y “no pasó”] y a la vista [de
todos y todas] siempre buscara [hurgará como las gallinas] alternativas y
argumentos fuera de lógica y hasta irracionales [de manera descabellada o absurdo]
para reafirmar su negación [a toda costa, puesto que lo que él o ella niega es
la verdad por encima de la situación] de esta realidad [la manipulación entre
más silenciosa es mejor, puesto que la defenderán con ahínco].
Defienden
la fuente disociadora. Igualmente buscará aceptación e identificación
de [los] principios con la fuente que ocasiona su disociación y grupos [amigos
o familiares de las redes sociales] afines [seguro que lo dijo “tal persona”
que es “amigo de alguien”, o un “médico que dijo tal verdad” que nadie la puede
negar], con lo que de manera inconsciente reforzara aún más el problema de confusión
y deformación de su conciencia [y estará pegado a su móvil o teléfono o la televisión,
esperando, que suceda lo que predijo o algo novedoso u oculto que salga].
En
el foco. En el fondo de este proceso de alienación, generalmente
aplicado por los estamentos de poder [como por ejemplo la Big Fharma con las
vacunas: hace un año, “póntela”, o “no te la pongas, un año después”, o mejor
dicho como quieras…], lo que subyace es el objetivo de imponer un determinado
orden político, económico, religioso o social con la finalidad de mantener la supremacía
de clase o de intereses y ejercer control social y efectivo.
Quien
mece la cuna. El ente o estamento disociador [los medios,
redes o las empresas farmacéuticas] bajo la premisa de valores asociados
principalmente a la acumulación de dinero y poder político siempre actuará en
favor de sus intereses y conveniencias, las consideraciones de justicia social
y redistribución equilibrada de la riqueza de un país [o región] pasan a ser propósitos
de tercer nivel [mucho menos a las personas afectadas de la realidad convirtiéndolas
en negacionista por sí misma].
Mecanismo
de control. En el campo de la política y la guerra [la pandemia
pasó de ser una situación sanitaria a una delimitación geopolítica a niveles no
visto antes por una enfermedad] este mecanismo de control social utiliza
frecuentemente las armas de la tergiversación [o sutileza], la desinformación [falsas
noticias] y la repetitividad [repite, repite 100 veces una mentira y se convertirá
una “realidad”] para desvirtuar [esa] realidad y anular mediáticamente al
oponente. [A estas alturas todos creen que tienen la verdad verdadera y nadie
quiere perder la supuesta verdad, puesto que son verdades contra verdades supuestas
por los medios y redes en las neuronas de la mente humana].
Control
de los intereses. Todas las corporaciones que controlan los
medios de comunicación, informática e Internet más importantes del mundo están atadas
y al servicio de los intereses políticos, militares, financieros y comerciales
del imperio [o las corporaciones del Gran sistema que opera en el mundo],
forman parte activa e importante de la superestructura que detentan la hegemonía
y el control del mundo, estos son los factores disociadores que han sometido a
la mayoría de los ciudadanos a una sostenida practica de manipulación y control
mental. (Aporrea / Mecanismo de control social / Disociación Psicótica / Por:
Edgar Quintero / 06-08-2011 / Fuente Web / https://www.aporrea.org/oposicion/a127961.html).
Abriendo
conciencia: Pienso que aparte de la situación pandémica que azota al
mundo, se debe prestar atención a la situación de disociación psicótica de la
pandemia o por la pandemia. Tanto la una como la otra se debe atender con mucho
cuidado, y no dejarlo a los medios y redes de la mentira que enloquece consuetudinariamente.
Cuidado con los que de manera silenciosa traman la pos verdad, o la gran manipulación
mediática. Hasta el mejor cazador se le va la presa, y en el descuido está el
peligro. No al complejo de Blanca Nieves (lobo feroz) o de Alicia en el País de
las maravillas.
Cierres: No podemos cerrar desde la desesperanza. Aprendamos a cuidarnos en lo que podamos elevando la conciencia ante la manipulación y la mentira. Sabemos cómo hacerlo. Le pedimos a Dios y a la vida que nos ayude con este cometido. Otro mundo es posible.
En esto pensad
JAIRO OBREGÓN
27/08/2021
Maracaibo, Venezuela
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