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sábado, 6 de junio de 2020

PENTECOSTÉS: CAMINOS DE UNIDAD EN LA DIVERSIDAD

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En esta Semana de Fiesta de Pentecostés de todos los creyentes en el mundo, se transforma en motivación, renovación e impulso en medio de todo y, por todo y, en todo. Es saber que somos seres relacionales, de interconexiones y de que somos un todo, en todo. No podemos seguir pensando de manera unilateral, en un mundo relacional o diverso, confuso y plural. La fiesta de las semanas es un paso hacia adelante en aprender que no podemos permanecer en el ostracismo, enclaustrado en viejos esquemas y modelos anacrónicos. Ante la confusión y el caos, Pentecostés es: unificar, diversificar y liberar a la humanidad de todo yugo desigual en las personas y, los pueblos.

Desde, Babel a Pentecostés y a los pentecosteses que necesitamos ayer, hoy, mañana y siempre como el derramamiento del Espiritu de Dios. Pentecostés siempre nos recordará la continuación del mensaje de Jesús quien fue y, es, el profeta del Reino de Dios a favor de la humanidad completa de todas las razas y, aun, creencias o culturas, no como una imposición, sino, como una unificación diversa en el respeto y adaptabilidad a los que estamos llamados a derrocar: todo sectarismo, racismo, irrespeto, irresponsabilidad que conlleva a los odios, malos deseos, segregación, separación, muerte y, muchos males que dividen y mutilan a los seres humanos diversos por su condición social, por su color de piel o, por la religión o, región donde se viva.

“Cualquier gran ciudad de nuestro mundo rememora ya el ambiente de la torre de Babel: pluralidad de lenguas, pluralidad de culturas, de ideas, de estilos de vida y problemas inmenso de tolerancia e incomprensión entre los que la habitan. ¿Cómo convivir y entenderse quienes tienen tantas diferencias? La situación está volviéndose especialmente problemática en los países desarrollados [como Norte América siendo un país multicultural se cierra a lo multicultural, en muchos casos; o Europa que siendo muy diversos no se entienden –así mismos- ni entienden a los demás, en muchos casos], pero también en las grandes ciudades del mundo. Inmigrantes del campo, del interior, de otras provincias o países que lo dejan todo para buscar un trabajo, un hogar, un lugar donde recibir sustento y calidad de vida. A la desesperada, con cada dia más los que abandonan su país para tocar a la puerta de los países desarrollados [como los centroamericanos, caribeños y suramericanos buscando el “sueño americano”], aunque para ello haya que surcar mares tenebrosos en barcas desamparadas [las embarcaciones que llegan a Europa de africanos y asiáticos muriendo en el mediterráneo, el mundo calla impunemente]. Llegar a la otra orilla es la ilusión… Y cuando llegan, si es que los dejan entrar, comienza un verdadero calvario hasta poder situarse un poco al nivel de los que allí viven… [Venezuela, país caribeño, asediado constantemente con sanciones, bloqueos y amenazas de invasiones por la corporatocracia del país de la barras y las estrellas, salieron muchos connacionales a países “hermanos”, producto de que le vendieron una mejor calidad de vida, al abrir los ojos muchos de ellos, sufrieron el odio y, menos precio racista. Actualmente, se están devolviendo hasta en “vuelos gratuitos” con el “plan vuelta a la Patria”, otros hasta a pie, por ser explotados en esos países, esta es la cruda verdad. Este es el único país que en medio de una pandemia (Covid-19) se regresan por cientos y miles].

Nuestro mundo se ha convertido ya en paradigma de la torre de Babel, palabra que significaba “puerta de los dioses”. Así se denominaba la ciudad, símbolo de la humanidad, precursora de cultura urbana. Una ciudad en torno a una torre, una lengua y un proyecto: escalar al cielo [metrópolis, la antesala a los grandes edificios. Esas culturas procuraban tener una obra majestuosa que impresionara a vecinos amigos y enemigos, acoto], invadir el área de lo divino. El ser humano quiso ser como Dios (ya antes lo había intentado en el paraíso a nivel de pareja, ahora a nivel político) y se unió (-se uniformó-) para lograrlo.

Pero el proyecto se frustró: aquel Dios, celoso desde los comienzos [no es el prototipo de Dios-Padre de Jesús, el mundo de los yahvista del patriarcalismo, (racismo) muy iracundo, cruel, vengativo, esa imagen se petrificó con el paso del tiempo. Si, Jesús cambió esa imagen de crueldad, debemos concebir lo que Jesús concibió, un Padre misericordioso]  del progreso humano, confundió (en hebreo, balal) las lenguas y acabó para siempre con la puerta de los dioses (Babel). Tal vez nunca existió aquel mundo uniformado [los relatos del génesis de los primeros once capítulos son considerados más como mitos de la tradición oral antigua, no son hechos históricos, son narraciones simbólicas, concluyen los comentaristas]; quizás fue solo una tentadora aspiración de poder humano. Después del castigo divino, las diferentes lenguas fueron el mayor obstáculo para la convivencia, principio de dispersión de ruptura humana. El autor de la narración babélica [un narrador omnipotente de manera épica componía los comentarios] no pensó en la riqueza de la pluralidad e interpretó el gesto divino como castigo. Pero hizo constar, ya desde el principio, que Dios estaba por el pluralismo, diferenciando a los habitantes del globo por la lengua dispersándolos [esta lectura antigua es de origen semita. Estos no entendieron la pluralidad y pesaron por los demás con acento impositivo, ahora esto no es antisemitismo].

Diez siglos después de escribirse esta narración del libro de Génesis [Génesis 11, 1-6], leemos otra en el de los Hechos de los Apóstoles [capitulo 2]. Tuvo lugar en el día de Pentecostés, fiesta de la siega en la que los judíos recordaban el pacto de Dios con el pueblo en el monte de Sinaí, ‘cincuenta días’ (­=Pentecostés) después de la salida Egipto [Fiesta de Pentecostés: Originalmente se denominaba “fiesta de las semanas” y tenía lugar siete semanas después de la fiesta de los primeros frutos (Lev. 23 15-21; Dt. 169) siete semanas son cincuenta días; de ahí el nombre de Pentecostés (=cincuenta) que recibió más tarde. Según Ex 34 22 se celebraba al término de la cosecha de cebada y antes de comenzar la del trigo; era una fiesta movible pues dependía de cuándo llegaba cada año la cosecha a su sazón, pero tendría lugar casi siempre en el mes de judío de Siván, equivalente a nuestro mayo/junio. En su origen tenía un sentido fundamental de acción de gracias por la cosecha recogida, pero pronto se le añadió un sentido histórico: se celebraba en esta fiesta el hecho de la alianza y el don de la ley. En el marco de esta fiesta judía, el libro de los Hechos coloca la efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles (Hch 2 1.4). A partir de este acontecimiento. Pentecostés se convierte también en fiesta cristiana (Hch 20 16; 1 Cor 168). (Vocabulario Bíblico de la Biblia de América). (Comisión Nacional de Pastoral Bíblica | Cortesía de la Iglesia de Chile Iglesia.cl para la Biblioteca Católica Digital | Fiesta de Pentecostés | Eduardo Cáceres Contreras | Instituto de Catequesis | MERCABÁ | Fuente Web | https://mercaba.org/FICHAS/Chile/que_es_pentecostes.htm).].

Estaban reunidos los discípulos, también cincuenta días después de la Resurreccion (el éxodo de Jesús al Padre) e iban a recoger el fruto de la siembra del Maestro: la venida del Espíritu que se describe acompañada de sucesos, expresados como si se tratara de fenómenos sensibles: ruido como de viento huracanado, lenguas como de fuego que consume o acrisola, Espíritu (=ruah: aire, aliento vital, respiración) Santo (=hagios: no terreno, separado, divino). Es el modo que elige Lucas para expresar lo inenarrable, irrupción de un Espíritu que les libraría del miedo y del temor y que les haría hablar con libertad para promulgar la buena noticia de la muerte y la resurreccion de Jesús [“…Aun, en medio de todo, el Espiritu Santo de Dios está con nosotros, su poder sana y libera en todo tiempo y lugar. En Pentecostés cobramos la esperanza, la alegría de la vida, de la aproximación a lo bueno y, agradable. Pentecostés, da valor y fuerza,  renovadora que alienta y consuela. Así como en un Shavuot o Pentecostés se entregó las Tablas de la Alianza de la Tora (Ley), dada, por Moisés a los Hijos de Israel; así como en un Shavuot o Pentecostés se derramó el Fuego del Espiritu de Dios a los discípulos de Jesús quienes estaban atemorizados, el denuedo de valentía los hizo hablar de la maravillas de la buena noticia que encarna Jesús de Nazaret. (Jairo Obregón | Artículo | Semana de Pentecostés, Sanador y Liberador | miércoles 3 de junio de 2020 | Fuente Web | http://obregonjairo212.blogspot.com/).].

Por eso recibido el Espíritu, comienzan hablar lenguas diferentes. Algunos han querido indicar con esta expresión que se trata de “ruidos extraños”; tal vez fue así originalmente, al estilo de las reuniones de carismático [o grupos pentecostales y/o de pentecostés). Pero Lucas dice “lenguas diferentes”. Así como suena. Poco importa por lo demás averiguar en que consistió aquel fenómeno para cuya explicación no contamos con más datos. Lo que sí importa es saber que el movimiento de Jesús nace abierto a todo el mundo y a todos, ya que Dios no quiere uniformidad [unilateralismo radical de destino manifiesto], sino la pluralidad [multilateralismo respetuoso de destino compartido]; que no quiere la confrontación sino el dialogo [no un monologo cerrado]; que ha comenzado una nueva era en la que hay que proclamar que todos pueden ser hermanos [humanos], no solo a pesar de, sino gracia a la diferencia [en el otro/a semejante nos encontramos]; que ya es posible entenderse superando todo tipo de barreras [raciales, culturales y socioeconómicas] que impiden la comunicación [dialogo, entendimiento e igualdad].

Porque este Espíritu de Dios no es Espíritu de monotonía o de uniformidad: es políglota, polifónico. Espíritu de concertación (del latín “concertare”: debatir, discutir, componer, pactar, acordar). Espíritu que pone acuerdo a gente que tiene punto de vista distintos o modos de ser diferentes. El dia de Pentecostés, a más lenguas, no vino, como en Babel, más confusión. “Cada uno los oía hablar en su propio idioma de las maravillas de Dios”. Dios hacia el milagro de entenderse. Se estrenó así la nueva Babel, la pretendida de Dios, lejos de las uniformidades malsanas, un mundo plural, pero acorde. Ojala que reinventemos y no sigamos levantando muros ni barreras entre ricos y pobres, entre países desarrollados y en vía de desarrollo o ni siquiera eso [Jesús proclamó y enseñó el reino de Dios, un reino lleno de misericordia sobre todo a los más necesitados como los pobres, los excluidos, los odiados, los marginados (…). Un reino de iguales entre iguales, de hermanos entre hermanos. Jesús incluye a todos y todas de todas las culturas del mundo. Esta buena nueva no se supedita a un solo grupo o pueblo en particular. Todos los necesitados de salud, de pan y de una vida digna existen entre las naciones del mundo. En este Pentecostés renovemos la esperanza puesta en Dios y en Jesús y su Evangelio del Reino de Dios y su Justicia].

Y la venida del Espíritu significó para aquel puñado de discípulos el fin del miedo y del temor. Las puertas de la comunidad se abrieron. Nació una nueva comunidad humana, libre como el viento, como fuego ardiente. No sin razón dice Pablo: “Donde hay Espíritu de Dios hay libertad”, y donde hay libertad, autonomía (el ser humano -y su bien- se hacen ley), y donde hay autonomía, se fomenta la pluralidad y la individualidad, como camino de unidad, y resplandece la verdad, porque el Espíritu es veraz y nos guará por el camino de la verdad, de la autenticidad, de la vida, como dice Juan en su evangelio. Que venga un nuevo Pentecostés sobre nuestro mundo –es nuestra oración- para acabar con esta ola de intolerancia e intransigencia que nos invade por doquier”. (Servicios Koinonia | Semana 31 de mayo al 6 de junio de 2020 – Ciclo A | Domingo 31 de mayo |  Pentecostés | http://www.servicioskoinonia.org/biblico/200531.htm).

A partir, de este fuego renovador y esperanzador que nos motiva a los valores con valentía frente a los desafíos de la vida, de este constante caminar, de encuentros entre lo diverso que complementa la vida y, encarna el compromiso de ser protagonistas de un mundo mejor, más humano, más cálido y, más fraterno con el cuidado de la Casa Comun la Tierra. En medio de una Pandemia (Covid-19) que azota al mundo entero que se propaga con brotes y rebrotes constantemente, causando muertes por decenas, centenas, y cientos de miles que mueren por esta plaga que algunos piensan que es por la mano del hombre o de la naturaleza, no lo sabemos. Pedimos a Dios en la fuerza del fuego del Pentecostés que nos sane, nos libre, nos guarde y proteja de esta Pandemia, en el Nombre de Jesús. Pentecostés es el impulso de lo nuevo que vamos construyendo como reino de Dios, que proclamó Jesús de Nazaret y que ese Espíritu liberador nos llene de ese fuego, hoy, mañana y siempre.

En esto pensad

JAIRO OBREGÓN

06/06/2020

Maracaibo, Venezuela        
    

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