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lunes, 12 de octubre de 2015

'12 DE OCTUBRE'

        

Todo estaba bien el día anterior, el 11 de octubre, los nativos estaban tranquilos en medio de su forma de vivir y su cultura. No se imaginaban los que les vendría a la mañana siguiente. Cuando despertaron todo cambió, nada fue igual, la vida se volvió un yugo, una carga, un azote, un desprendimiento de sus sistemas de vivencia y coexistencia.

El 12 de octubre de 1492 es una historia de sangre gracias a las espadas, al fusil, al cañoneo de aquellas naves que venían de lejos trayendo la destrucción y el saqueo. Llegaron los "conquistadores" o los "diablos" de Cristobal Colón, Hernando Cortez y Francisco Pizarro a "hurtar", "matar" y "destruir" como diría el Nazareno de Galilea (Jesús) en los evangelios al referirse al demonio. La sangre  de millones de nativos corría por los rios sin detenerse, la lujuria era un festín de matanza, la salutación de los desconocidos que acababan de llegar.

En nombre de Dios "Zeus", de los reyes de España, de Inglaterra, de Francia, de Holanda y de la santa Iglesia Católica medieval se leían las proclamas en sus lenguas, sin ningún Amerindio que escuchase por lo menos, eso le dio toda la "autoridad" para arrancar de cuajo lo que ellos -los conquistadores- consideraba como suyo por la "providencia divina" -la iglesia como hoy estaba muda, coautora y copartícipe de todo lo que sucedía-; a los cuales 500 años despúes se creen dueños y mucho de nosotros los descendientes todavía nos creemos que vinieron para despojarnos y nosotros para ser desposeídos.

Por eso, no creo que se pueda decir "Día de la Raza", porque sigue siendo peroyativo; no creo tampoco que sea "El Encuentro de Dos Mundos", porque no vinieron en son de paz sino de ultraje y pillaje; en Venezuela se ha declarado el "Día de Resistencia Indígena", pero los indígenas no pudieron más y la gran mayoría murió a manos extranjeras, fueron domésticados.

La polaridad entre culturas permanece en la psiquís de la población. La posición hermética atornillada de que el "indio bueno" estaba muerto quedó como una constante en el país del norte. La llegada de los colonizadores (en honor a Colón) trajeron el desprecio por el otro, al que no se parece a nosotros; el racismo como forma de dominación está presente, no ha pasado de moda; la comunicación despectiva y el menosprecio por los indígenas continúa latiendo. Siguen siendo los indígenas un medio de tráfico de alimentos, bebidas y un sinfín de cosas más. Todo eso lo aprendieron de sus "amos" para mantenerlos en villo y descrédito ante la sociedad.

Los amerindios fueron perseguidos hasta llegar al cono Sur de América con toda la crueldad posible; como consecuencia, se volvieron -algunos de ellos- hostiles y perpetradores de males a lo que no estaban acostumbrados. Ahora las guerras nos eran por las tierras y el agua entre tribus, ahora las guerras eran con una fuerza extranjera que les aventajaba en poderío y destreza.

Escribo esto porque he estado como misionero en las comunidades indígenas de los wuayúu y de los yukpa por muchos años al occidente venezolano, con la fundación. No me han comido, ni a mí, ni ha mí esposa Janeth, ni ha mí mamá Vilma, ni ha ninguno de los que hemos ido, cualquiera puede ir libremente y dialogar también; hemos compartido el evangelio como un puente de diálogo intercultural con los indígenas y hemos hecho obra humanitaria; muy poco hablo de esto por respeto a la disgnidad humana.

Los que los historiadores esconden es que el fin último era el oro a montón, las piedras preciosas, la plata en abundancia [...] los recurosos naturales que brotaban de la Abbya Yala, la América del Norte, del Centro y del Sur. No ha cambiado nada en la actualidad, hoy es petróleo y más petróleo, gas natural, toda la minería y los recursos estratégicos. Eso es el telón de fondo, por eso se oculta.

Hoy en día somos una mezcla del blanco, del indio y del negro [...], y según los colonizadores vivimos felices con su ternura y admiración. Y para que sigamos con esa "felicidad" debemos seguir dominados y domesticados. Todavía se cree en una supuesta superioridad racial de los países nórdicos, blancos y de ojos azules. Todavía la casa del indio y del negro donde todo lo malo pasa y no la del amo. Todavía seguimos dominados por el color de piel, por nuestra lengua, por nuestra poseción. Y lo peor de todo es que le damos "crédito" silente y estático.

La educación y la conciencia nos podrá salvar para darnos la oportunidad de ser un continente de respeto y de verdad en medio de la diversidad cultural y de pensamiento.

No hay palabra para decirle al mundo entero que nuestros abuelos sufrieron el mayor magnicidio contado en la historia de la humanidad. Dispenseme, no sé qué se celebra. Tengamos un minuto de silencio, toda la América se tiñó de sangre de hombres, mujeres y niños por millones. ¡Oh Dios de los olvidados de la historia, que la América no se tiña nuevamente de sangre! ¡Te lo pedimos en el nombre de Jesús! ¡Amén!

En esto pensad.


JAIRO OBREGÓN

12/10/2015

Maracaibo, Venezuela

 

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