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jueves, 9 de enero de 2014

¿SE NATURALIZA LA VIOLENCIA?




     El ser humano se acostumbra fácilmente a casi todo en la vida cotidiana. Es frecuente que cuando pasa algo fortuito se asuste, apesadumbre y se retraiga. Su instinto del miedo o del terror lo paralice por un momento, pero, superada la situación su tendencia natural es pasarla por alto en ciertas y determinadas circunstancias. Esto es comprensible y los profesionales de la salud emocional podrán dar sus resoluciones.

     Aquello que vemos y vivimos a diario, terminamos asimilándolo como: “Lo normal”. La cotidianidad de un fenómeno, su repetición, lo convierte rápidamente en parte de la normalidad. Por eso en muchos lugares del mundo la violencia se está naturalizando: Proceso por el cual ciertos fenómenos y pautas de comportamientos son considerados como el modo de ser de las cosas en el mundo, como parte esencial de la naturaleza de la sociedad. Es responsable del mantenimiento y facilitación de circunstancias propias de la vida cotidiana y también de la aceptación de aspectos negativos que pueden hacer difícil, cuando no insoportable, la vida de las personas.

     Es por todo esto que creemos necesario mostrarle a los niños del mundo; otro mundo. Un mundo sin violencia. Algo más sobre la naturalización de la violencia…para pensar.

     El proceso de naturalización de la violencia se apoya básicamente en algunas construcciones culturales de significados que atraviesan y estructuran nuestro modo de percibir la realidad. Entre ellas, podemos citar como relevantes: Las concepciones acerca de la infancia y del poder adulto (se ha concebido históricamente a la infancia como sometida al poder de los adultos, entendido como instrumento de dominación y no como formas del cuidado y la protección.

     Cuando esta subordinación deviene en abusos y maltratos, se convierte en el primer modelo de violencia para los niños). Los estereotipos de género (construcciones culturales que adjudican a lo masculino y a lo femenino rasgos que deben adoptarse en el proceso de incorporación a la cultura). La homofobia cultural (la inteorización de la homofobia como actitud estructurante de las relaciones sociales es un proceso psicológico que comienza a edades muy tempranas, cuando el niño (niña) pequeño percibe la alarma que produce en su entorno cualquier transgresión a las pautas estereotipadas de comportamiento masculino.
     Todas estas construcciones se apoyan en dos ejes conceptuales: estructuración de jerarquías y discriminación a lo “diferente”.

     Según las conocidas investigaciones acerca de los parámetros culturales de la “normalidad”, la misma se define coincidente con la descripción de varón adulto de raza blanca y heterosexual. Por lo tanto la violencia dirigida hacia niños, niñas, mujeres, minorías sexuales o étnicas, tiende a justificarse como un modo de ejercer control sobre todo aquello que se aparte del paradigma vigente o que amenace sus bases.

     Las instituciones no son ajenas a la construcción de significados que contribuyen a naturalizar la violencia. Sirva como ejemplo el hecho de que han pasado siglos antes de que existieran las leyes de protección a las víctimas de la violencia domestica. Las instituciones educativas durante gran parte de la historia han utilizado métodos disciplinarios que incluían (y en algunos casos todavía incluyen) el castigo físico. Las instituciones del sector salud todavía se resisten a reconocer el efecto de la violencia sobre la salud física y psicológica de las personas. Los medios de comunicación continúan vendiendo violencia cotidiana. Los gobiernos todavía no incorporan el problema de la violencia domestica a las cuestiones de Estado.

     Todo ello forma un conjunto de acciones y omisiones que tiene como resultado la percepción de la violencia como modo normalizado de resolver conflictos interpersonales. [1]

    Naturalizar o normalizar la violencia generada por todas las manifestaciones de las luchas de clases es algo para reflexionar en este mundo –occidental- que su lógica es dominar para destruir. Las diferentes formas de violencia son un estudio serio que debe darse en toda la sociedad. Tenemos una sociedad enferma de antivalores donde los unos a los otros compiten para apropiarse del otro/a y menoscabar la presencia del otro/a que es diferente o porque no tiene lo que se quiera conseguir. El peligro es la destrucción de la vida para robarle lo que se considera que no debe llevar. Estamos en una sociedad enferma de esos valores de consumo y por el consumo son capases de todo.

     Pidamos a Dios en todas las formas que podamos concebirlo convivir en paz los unos a los otros viviendo como hermanos/as en otro mundo diferente, el mundo del amor, y no del odio. Dios guárdanos del mal. Amén.



JAIRO OBREGÓN
09/01/2014


[1] http://undiaporlapazdelmundo.wordpress.com/sobre-la-naturalizacion-de-la-violencia/

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