Acerca de mí

Mi foto
AUTOR, ESCRITOR-EDITOR Y LIBREPENSADOR EN MIS BLOGS CON LA TECNOLOGÍA BLOGGER.

martes, 21 de abril de 2020

PANDEMIA COVID-19, ¿LA VIDA? O ¿LA ECONOMIA?

https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn%3AANd9GcThGKcI2rdpW85cx1MEo4F9s7K3zGde4jIKhVS6rdym1aFm5D1N&usqp=CAU


¿Qué piensa usted? Verdaderamente, no es fácil la respuesta a priori. Nadie tiene el monopolio de lo certero o asertivo. Sin embargo, entre ambas posiciones nos inclinamos primero a la vida misma como don supremo y posteriormente a la economía como talento complementario. Otros, podrían pensar que si no se come, se muere de hambre, es cierto, pero no verdadero. Pero en tiempos de una pandemia mundial o un desastre sobrevenido, la vida es la prioridad para que pueda haber comida, de donde viene comercio, si se quiere.

Esto, se evidenció cuando Jesús dijo: “Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”. (Lucas 12:15 Reina Valera 1960). No dijo que no se tuviera bienes, sino, en esa “abundancia” desmedida, la propia vida no consiste o radica en la avaricia, porque no tiene sentido o asidero la avaricia en comparación con la vida. Eso es inverosímil. Y, eso va contra su proyecto liberador que denominó el reino de Dios, siendo él (Jesús) mismo esa buena noticia, tal como lo describe Juan Antonio Pagola en su libro, Jesús Aproximación Histórica, de cual recomiendo su lectura y análisis de vida.

En el Primer Testamento (de la Biblia), se nos narra que cuando Moisés siervo del Dios altísimo, HaShem (Dios) le envió el “maná” (“qué es esto”), dado, que el pueblo de Israel (provenientes de Egipto) se quejaron por no comer ollas de carne y todo el pan que se les antojaba, deseaban comer como comían en su esclavitud de la potencia africana, se les había olvidado su dolor y sufrimiento constante que les ocasionaba sus amos imperiales, quisieron volver hacia atrás buscando la grosura o comelona, no importando la esclavitud pasada. Moisés les dio a conocer el maná, y ellos tuvieron que aprender a comer y a depender de Dios directamente. Ahora, ¿Qué pasó? ¿Qué hicieron los hijos de Israel? Como veían que les caía el maná, lo empezaron a esconderlo y acapararlo por su astucia, como consecuencia se les pudrió todo lo que avaramente delinquieron (Véase Éxodo 16). Esto evidencia, lo que podría ser un pecado socioeconómico al privilegiar los bienes materiales que la vida, y de que seamos agradecidos por los dones que Dios nos da para cada ser humano.

La Madre Tierra es generosa y puede producir libremente dándonos sus dones naturales para mantenernos tranquilos en la tierra, si respetamos sus ciclos, sus ecosistemas y su propia vida mirándola como ser vivo y no un baúl de recursos, tal como lo expresa Leonardo Boff  (Web).

Ante esta pandemia del nuevo Coronavirus Covid-19, que en tan poco tiempo ha paralizado al mundo entero en un gran contagio, propagación y muerte se debate entre la vida o la comida, entre la vida o los bienes materiales, en fin. A estas alturas los países y regiones declararon una cuarentena a la medida de cada quien, hay quienes se burlaron de la pandemia y cuando vieron que no era broma, trataron de dar una “cuarentena suave”, siendo esto una desvergüenza saber su obstinada irracionalidad, cuando la pandemia se puede extender más y causar males mayores (hasta de proporciones de la subida exponencial), y se cuente por millones de millones los infestados y los decesos ulteriores. Tal como lo vemos lo que ha pasado en Europa como Italia, España y Alemania. En America del Norte vemos el epicentro de la pandemia (covid-19) en New York con estelas de muertos, afectando a California y otros estados de la Unión. Evidenciándose, una campaña campal entre los gobernadores contra su presidente por el mal tratamiento de la pandemia en el país de las barras y las estrellas, aclarándole que tienen un presidente y no un rey como tal. La irracionalidad, la soberbia y obstinación no son buenas consejeras. Dicen ser salvadores y no lo son.

En palabras de Leonardo Boff: “La pandemia de coronavirus (Covid-19) nos obliga a pensar ¿qué es lo que cuenta verdaderamente, la vida o los bienes materiales? ¿El individualismo de cada uno para sí, de espalda a los demás, o la solidaridad de los unos con los otros? ¿Podemos seguir explotando, sin ninguna otra consideración, los bienes y servicios naturales para vivir cada vez mejor, o podemos cuidar la naturaleza, la vitalidad de la Madre Tierra, y el ‘vivir bien’, que es la armonía entre todos y con los seres de la naturaleza? ¿Ha servido para algo que los países amantes de la guerra acumulasen cada vez más armas de destrucción masiva, y que ahora tengan que ponerse de rodillas ante un virus invisible evidenciando lo ineficaz que es todo ese aparato de muerte? ¿Podemos continuar con nuestro estilo consumista, acumulando riquezas ilimitadas en pocas manos, a costa de millones de pobres y miserables? ¿Todavía tiene sentido que cada país afirme sus soberanía, oponiéndose a la de los otros, cuando deberíamos tener una gobernanza global para resolver un problema global? ¿Por qué no hemos descubierto todavía la única Casa Comun, la Madre Tierra, y nuestro deber de cuidarla para que todos podamos caber en ella, naturaleza incluida?

Son preguntas que no pueden ser evitadas. Nadie tiene la respuesta. Una cosa sin embargo –atribuida a Einstein- es cierta: ‘la visión del mundo que creó la crisis no puede ser la misma que nos saque de la crisis’. Tenemos que forzosamente que cambiar. Lo peor sería que todo volviese a ser como antes, con la misma lógica consumista y especulativa, tal vez con más furia aun. Ahí, si, por no haber aprendido nada, la Tierra podría enviarnos (manipulado o no) otro virus que tal vez pudiera poner fin al desastroso proyecto humano actual”. (Leonardo Boff | Articulo | El Coronavirus despierta en nosotros lo humano | 2020-04-05 | 977 | http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=977).

Ahora, bien, la lógica del “dios” del mercado capitalista neoliberal, que ha taladrado en la psiquis de las personas, anteponiendo los valores de la vida por encima de todo, y por todo, ese becerro de oro del dinero como la maxima ganancia, no importando aplastar a los demás, puesto que esa idolatría de la cuna de la gran bolsa de valores en el Wall Street, afirma categóricamente: “¡La Codicia es buena!” Puede llevar a la humanidad devastarse cayendo en el hueco de su propio infierno: dejar de vivir o morir.

Eso recuerda cuando mi Señor Jesús (a quien sigo desde mi juventud), expresara la parábola del rico que quiso amontonar más de lo que tenía, derribando, los graneros y haciendo graneros más grandes, en ese mismo instante se le dijo: “¡Pobre loco! Esta misma noche te reclaman tu alma. ¿Y quién se quedará con lo que has preparado?” (Lucas 12, 16-20 Biblia Latinoamérica).   

Continua Boff: “Vivimos tiempos dramáticos bajo el ataque del coronavirus (Covid-19), una especie de guerra contra un enemigo invisible, contra el cual todo el arsenal destructivo de armas nucleares, químicas y biológicas fabricadas por los poderes militaristas son totalmente inútiles e incluso ridículas. El Micro (virus) está derrotando a lo Macro (nosotros).

Tenemos que cuidarnos personalmente y cuidar a los demás, para que podamos salvarnos juntos. Aquí no valen los valores de la cultura del capital, no la competencia, sino la vida, no la riqueza de unos pocos y la pobreza de las grandes mayorías, no devastación de la naturaleza, sino su cuidado. Estamos en el mismo barco y sentimos que somos seres que dependemos unos de otros. Aquí todos somos iguales y con el mismo destino feliz o trágico.

En estos momentos de aislamiento social forzado, tenemos la oportunidad de pensar sobre nosotros mismos y en lo que reamente somos. ¿Sabemos quiénes somos? ¿Cuál es nuestro lugar en el conjunto de los seres? ¿Para qué existimos? ¿Por qué podemos ser infestados por el coronavirus e incluso morir? Al reflexionar sobre estas preguntas impostergables, vale la pena recordar a Blaise Pascal (+1662). Nadie mejor que él, matemático, filósofo y místico, para expresar el ser complejos que somos:

‘¿Que es el ser humano en la naturaleza? Una nada frente al infinito y un todo frente a la nada, un medio entre la nada y el todo, pero incapaz de ver la nada de donde viene y el infinito hacia dónde va’ (Pensées 72). En él se cruzan los cuatros infinitos: lo infinitamente pequeño, lo infinitamente grande, lo infinitamente complejo (Teilhard de Chardin) y lo infinitamente profundo.

En verdad no sabemos bien quien somos. O mejor, desconfiamos de alguna cosa en la medida en que vivimos y acumulamos experiencias. En uno somos muchos. Además de aquello que somos, existe en nosotros aquello que podemos ser: un manojo inagotable de virtualidades escondidas dentro de nosotros. Nuestro potencial es lo más seguro en nosotros. De ahí nuestra dificultad para construir una representación satisfactoria de quienes somos. Pero esto no nos exime de elaborar algunas de lectura que, de alguna manera, nos guíen en la búsqueda de lo que queremos y podemos ser.

En esta búsqueda el cuidado de sí mismo juega un papel decisivo. Especialmente en este momento dramático, cuando estamos expuestos a un enemigo invisible que puede matarnos o a través de nosotros causar la enfermedad o la muerte a los otros. En primer término, no es una mirada narcisista sobre el propio yo, lo cual lleva generalmente a no conocerse a sí mismo sino a identificarse con una imagen proyectada de uno mismo y, por lo tanto, alienada y alienante.

Fue el filósofo Michel Foucault quien, con su exhaustiva investigacion Hermenéutica del sujeto (1984), trató de rescatar la tradición occidental del cuidado del sujeto, especialmente en los sabios de los siglos II/III, cómo Séneca, Marco Aurelio, Epicteto y otros. El gran lema era el famoso “ghôti seautón”, “conócete a ti mismo”. Este conocimiento no se entendía de una manera abstracta sino concreta: reconócete en lo que eres, trata de profundizar en ti mismo para descubrir tus potencialidades; trata de realizar lo que realmente eres.

Es importante afirmar en primer lugar que el ser humano es un sujeto y no una cosa. No es una sustancia constituida de una vez por todas (Foucault, Hermenéutica del sujeto, 2004), sino un nudo de relaciones siempre activo que, a través del juego de relaciones, se está construyendo continuamente. Nunca estamos listos, siempre nos estamos formando.

Todos los seres en el universo, según la nueva cosmología, tiene una subjetividad porque siempre están relacionando e intercambiando información. Por eso tienen historia y un cierto nivel de conocimiento inscrito en su ADN. Éste es un principio cosmológico universal. Pero el ser humano lleva a cabo su propia modalidad de este principio relacional, que es el hecho de ser un sujeto consciente y reflexivo. Sabe que sabe y no sabe que sabe y, para ser completos, no sabe que no sabe, como decía irónicamente Miguel de Unamuno.

Este nudo de relaciones se articula desde un centro, alrededor del cual organiza los sentimientos, ideas, sueños y proyecciones. Este centro es un yo, único e irrepetible. Representa, en el lenguaje del más sutil de todos los filósofos medievales, el franciscano Duns Scotus (+1203), la última solitudo entis, la última soledad del ser.

Esta soledad significa que el yo es insustituible e irrenunciable. Pero recordemos: debe entenderse en el contexto del nudo de relaciones dentro del proceso global de interdependencias, de modo que la soledad no sea la desconexión de los demás. Significa la singularidad y la especificidad inconfundible de cada uno. Por lo tanto, esta soledad es para la comunión, es estar solo en su identidad para poder estar con el otro diferente y ser uno-para-el-otro y con-el-otro.

El cuidado de sí mismo implica, en primerísimo lugar, acogerse a sí mismo tal como se es, con las capacidades y limitaciones que siempre nos acompañan. No con amargura como quien no consigue evitar o modificarse su situación existencial, sino con jovialidad. Acoger la estatura, el rostro, el pelo, las piernas, pies, senos, la apariencia y el modo de estar en el mundo, en resumen, acoger nuestro propio cuerpo.

Cuanto más nos aceptemos así como somos, menos clínicas de cirugía plásticas necesitaremos. Con las características físicas que tenemos, debemos de elaborar nuestra manera de ser y nuestra mise-en-scène en el mundo.

Podemos cuestionar la construcción artificial de una belleza fabricada que no está en consonancia con una belleza interior. Hay el riesgo de perder la luminosidad y sustituirla  por una vacía apariencia de brillo.

Más importante es acoger los dones, las habilidades, el poder, el coeficiente de inteligencia intelectual, la capacidad emocional, el tipo de voluntad y de determinación con la que cada uno viene dotado. Y al mismo tiempo, sin resignación negativa, los límites del cuerpo, de la inteligencia, de las habilidades, de la clase social y de la historia familiar y nacional en que está insertado.

Tales realidades configuran la condición humana concreta y se presentan cómo desafíos a ser afrontados con equilibrio y con la determinación de explorar lo más que podamos las potencialidades positivas y saber llevar, sin amargura, las negativas”. (Leonardo Boff | Articulo | Cuidar de sí y de los demás en tiempos del coronavirus | 980 | http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=980).

La vida es el don de la vivencia y convivencia en armonía con nosotros mismos y con los demás. La economía es el talento para producir productos, bienes y servicios con capacidad y resiliencia. Aun cuando se plantee como un debate, la vida siempre existió primero que los bienes materiales. La vida saludable es la maxima en todo tiempo, máxime en tiempos difíciles o de pandemia. Necesitamos reinventarnos todo en estos momentos de pandemia y de la post-pandemia. Dios no ayude en esta dinámica y dimensión a la que estamos envueltos y evolucionando como seres humanos. Consolidemos lo espiritual como la oración, rezo, clamores, meditaciones en fin, para que todos y todas en el nombre de Dios podamos salir triunfantes siendo sanada la humanidad de esta pandemia de una vez. Tal como dice el apóstol Santiago, ‘La oración puede mucho. Oh, Dios te lo pedimos en oración. Amen.

#QuedateEnCasa #CadenaDeOracion #JuntosNosCuidamos #LaOracionPuedeMucho #TomaLasPrevisionesSanitarias #DeEstaSaldremosJuntos #NosotrosSomosLaCura

En esto pensad

JAIRO OBREGÓN

20/04/2020

Maracaibo, Venezuela                     

No hay comentarios.:

Publicar un comentario