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jueves, 28 de septiembre de 2017

LA INDOLENCIA HUMANA

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Éste es un tema de suma atención en los actuales momentos. Vivimos con personas a nuestro alrededor con una posición y postura indolente por doquier. Indolente es que no le duele el dolor ajeno sobretodo, es una persona apática ante los demás, es ajena y no le importa para nada lo que te sucede o deje suceder.

La vida moderna esta colmada de seres indolentes. Les puedes pasar por un lado y ni siquiera un músculo de la cara se le mueve para saber si realmente están a tu lado. Son personas frias y no te tienen ningún aprecio o valor verdadero. Se aprovechan sobretodo de ti y de tus buenas intenciones. El ser humano indolente no le importa la vida en su totalidad. No se duele de la naturaleza, no se duele de los animales, no se duele de las plantas, es decir no se duele de nada. Son un gran Ego que no se llena y que sustrae de los demás, y ellos no agradecen, ni valoran, ni toman en cuenta a nada ni a nadie.

Leyendo un artículo de la Página de la Vida suscribo a continuación para la comprensión reflexiva de la Indolencia Humana en su portal web que en pie de página hacemos referencia. Veamos.

La indolencia suele ser la causa o compañera de las personas que no son conscientes y no obran apropiadamente. Es inseparable de personas corruptas, de ladrones y criminales.

Indolencia por un lado significa flojera, pereza o haraganería, y por otro lado, indica insensibilidad y el no conmoverse ante el dolor propio o de terceros. Esto se debe a que en la antigua mitología griega la divinidad que personificaba la indolencia también interpretaba a la pereza. Su nombre era Ergia y convivia con otras deidades que representaban al sueño, la quietud y el silencio. Se le pintaba como un ser somnoliento, dormía en medio de telarañas y se mostraba contrapuesta al trabajo.

Desde un punto de vista psicológico, una persona indolente describe a quien no se afecta o conmueve ante el dolor: La indolencia social incluye -un- ser indiferente ante el sufrimiento de una a más personas o de una comunidad.

La indolencia social se presenta en algunas comunidades producto de un fatalismo provocado por la desesperanza y por no poder “salir de abajo” aunque se hagan esfuerzos notables en el trabajo. La obligada resignación y una aceptación forzada de la dura realidad, produciría en algunos la indolencia y una actitud de poca o ninguna solidaridad. En este caso, nos referimos a la indolencia social que encontramos en ciertos niveles desposeídos de la sociedad.

En casos individuales, sin importar el nivel socioeconómico, el indolente es una persona egoísta por naturaleza, generalmente inescrupulosa, superficial. No reacciona ante calamidades ni tragedias.

Los indolentes no piensan en los demás, se concentran en sí mismos. Esto les permite no sentir remordimentos, recatos, no consideraciones con otros. Así los delincuentes son indolentes con sus víctimas y los corruptos son insensibles al daño que ocasionan.

También tropezamos con los indolentes “pasivos” que se concentran en su propia existencia, ocupados en lograr sus objetivos sin “ver para los lados”, aunque algunos sean arribistas y perjudiquen a otros para ellos “subir” o “ascender”. Entre los indolentes pululan los frios y caculadores y los indiferentes y apáticos. Los indolentes terminan solos y abandonados.

Se puede comenzar a dejar de ser indolente adhiriéndose a alguna causa común con miembros de su comunidad, participando en apoyo y respaldo en distintos eventos, siendo solidarios con las personas cercanas y con la comunidad en donde se viva. El conocer los problemas de otros, aportar soluciones o colaborar con ello, poco a poco, despertará el interés y en algún momento la intolerancia dará paso al sensibilidad, al entusiasmo y al existir con sentido social.

En esto pensad.

JAIRO OBREGÓN

28/09/2017


http://www.proyectopv.org/2-verdad/indolenciapsic.htm

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