Éste es un tema de suma atención en los
actuales momentos. Vivimos con personas a nuestro alrededor con una
posición y postura indolente por doquier. Indolente es que no le
duele el dolor ajeno sobretodo, es una persona apática ante los
demás, es ajena y no le importa para nada lo que te sucede o deje
suceder.
La vida moderna esta colmada de seres indolentes.
Les puedes pasar por un lado y ni siquiera un músculo de la cara se
le mueve para saber si realmente están a tu lado. Son personas frias
y no te tienen ningún aprecio o valor verdadero. Se aprovechan
sobretodo de ti y de tus buenas intenciones. El ser humano indolente
no le importa la vida en su totalidad. No se duele de la naturaleza,
no se duele de los animales, no se duele de las plantas, es decir no
se duele de nada. Son un gran Ego que no se llena y que sustrae de
los demás, y ellos no agradecen, ni valoran, ni toman en cuenta a
nada ni a nadie.
Leyendo un artículo de la Página de la Vida
suscribo a continuación para la comprensión reflexiva de la
Indolencia Humana en su portal web que en pie de página hacemos
referencia. Veamos.
La indolencia suele ser la causa o compañera de
las personas que no son conscientes y no obran apropiadamente. Es
inseparable de personas corruptas, de ladrones y criminales.
Indolencia por un lado significa flojera, pereza
o haraganería, y por otro lado, indica insensibilidad y el no
conmoverse ante el dolor propio o de terceros. Esto se debe a que en
la antigua mitología griega la divinidad que personificaba la
indolencia también interpretaba a la pereza. Su nombre era Ergia y
convivia con otras deidades que representaban al sueño, la quietud y
el silencio. Se le pintaba como un ser somnoliento, dormía en medio
de telarañas y se mostraba contrapuesta al trabajo.
Desde un punto de vista psicológico, una persona
indolente describe a quien no se afecta o conmueve ante el dolor: La
indolencia social incluye -un- ser indiferente ante el sufrimiento de
una a más personas o de una comunidad.
La indolencia social se presenta en algunas
comunidades producto de un fatalismo provocado por la desesperanza y
por no poder “salir de abajo” aunque se hagan esfuerzos notables
en el trabajo. La obligada resignación y una aceptación forzada de
la dura realidad, produciría en algunos la indolencia y una actitud
de poca o ninguna solidaridad. En este caso, nos referimos a la
indolencia social que encontramos en ciertos niveles desposeídos de
la sociedad.
En casos individuales, sin importar el nivel
socioeconómico, el indolente es una persona egoísta por
naturaleza, generalmente inescrupulosa, superficial. No reacciona
ante calamidades ni tragedias.
Los indolentes no piensan en los demás, se
concentran en sí mismos. Esto les permite no sentir remordimentos,
recatos, no consideraciones con otros. Así los delincuentes son
indolentes con sus víctimas y los corruptos son insensibles al daño
que ocasionan.
También tropezamos con los indolentes “pasivos”
que se concentran en su propia existencia, ocupados en lograr sus
objetivos sin “ver para los lados”, aunque algunos sean
arribistas y perjudiquen a otros para ellos “subir” o “ascender”.
Entre los indolentes pululan los frios y caculadores y los
indiferentes y apáticos. Los indolentes terminan solos y
abandonados.
Se puede
comenzar a dejar de ser indolente adhiriéndose a alguna causa común
con miembros de su comunidad, participando en apoyo y respaldo en
distintos eventos, siendo solidarios con las personas cercanas y con
la comunidad en donde se viva. El conocer los problemas de otros,
aportar soluciones o colaborar con ello, poco a poco, despertará el
interés y en algún momento la intolerancia dará paso al
sensibilidad,
al entusiasmo y al existir
con sentido social.
En esto pensad.
JAIRO OBREGÓN
28/09/2017
http://www.proyectopv.org/2-verdad/indolenciapsic.htm
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