Comenzó el año gregoriano (Romano) del 2014. Este
festejo estuvo lleno de alegrías, de fiestas, brindis, comidas, abrazos, cohetazos,
algarabía, risas y un sinfín de cordialidades que llenaron los hogares de
nuestro vecindario en el caserío donde residimos. La gente, con la gente,
recibimos este nuevo renuevo lleno no tanto de espera, sino, de esperanza, de
fe, de optimismo, de paz y de solidaridad. Este renuevo que ha dado sus
primeras horas en el reloj del tiempo que no se detiene, está cargando nuevas
realizaciones, nuevos impulsos, para arriesgarse más; si no se logró tal cosa
entonces continuamos con las metas hasta lograrlas; de no depender de los
agoreros y profetas del desastre, de no importarnos el que dirán, de ir dando
pasos agigantados en función de los ideales del reino de Dios que es el
evangelio de liberación que profesamos. A esto llamo Renuevo en el 2014.
Ahora, un
Ubuntu es una forma de ser y de expresarse de la gente con la gente. Nadie se
puede considerar auténticamente “independiente”, más bien, “interdependientes”
porque nos relacionamos y necesitamos los y las con otros y otras. Este término
Ubuntu, no es occidental para tenerlo como una marca comercial para cierto y
determinado producto. No. Es una expresión y más que una expresión es un
quehacer africano que conlleva a estar unidos. Un Ubuntu, “Es una regla ética
sudafricana (surafricana) enfocada en la lealtad de las personas y las
relaciones entre éstas. La palabra proviene de la lengua zulú y xhosa. Ubuntu
es visto como un concepto africano tradicional.
Hay varias
traducciones posibles al español (nuestra lengua colonial), las comunes son: Humanidad hacia otros, soy porque nosotros
somos, una persona se hace humana a través de las otras personas, todo lo que
es mío es para todos, yo soy lo que soy en función de lo que todos somos, la
creencia es en un balance universal de compartir que conecta a toda la
humanidad, humildad, empatía.
Esta última
es una definición más extensa y adecuada:
<<Una persona con Ubuntu es abierta y está
disponible para los demás, respalda a los demás, no se siente amenazado cuando
otros son capaces y son buenos en algo, porque está seguro de sí mismo ya que
sabe que pertenece a una gran totalidad, que se decrece cuando otras personas son
humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados u oprimidos…Cita
de: Desmond Tutu, pacifista surafricano>>”.[1]
Como lo
diría el gran escritor brasilero Leonardo Boff cuando se refirió al deceso de Madiba (Nelson Mandela) que “los africanos sienten a Dios en la piel,
los occidentales en la cabeza, por eso bailan y mueven todo el cuerpo, mientras
que nosotros permanecemos fríos y rígidos como un palo de escoba”. Más adelante
comenta Boff: “Me complace en
presentar el testimonio personal de uno de nuestros más brillantes periodistas,
Washington Novaes: << Hace algunos años, en Sudáfrica, me impresionó ver
que bastaba que se reuniesen tres o cuatro negros para empezar a cantar y
bailar con una amplia sonrisa. Un día, le comenté a un joven taxista: Su pueblo
sufrió y todavía sufre mucho. Pero basta que se reúnan unas pocas personas y
ustedes ya están bailando, cantando y riendo. ¿De dónde viene tanta fuerza? Y él
me contestó: Con el sufrimiento, aprendemos que nuestra alegría no puede depender de
nada fuera de nosotros. Tiene que ser sólo nuestra, estar dentro de nosotros.
>>[2]
El año
pasado, tuvimos varios desaciertos en la humanidad que de alguna manera debemos
–entre todos- ocuparnos para resolverlos. Queda mucho por hacer, cada reto o desafío
nos compromete más y más. Así depende la vida de altibajos, pero con la actitud
correcta: todos juntos. Nadie se puede escapar del entramado de cosas adversas
solo y sola. Lo hacemos juntos y juntas, oh nos hundimos. Este sistema de
dominación nos hizo pensar que el individualismo es el escape. No, no lo es. Esa
es la trampa o enredadera en que nos metieron. No existe ningún escapismo mágico.
Estamos inmersos en nosotros mismos y mismas. Esta es la anti—cultura de la
destrucción del género humano y del planeta.
La
alegría de vivir en medio de la adversidad, que pase lo que pase, séalo que
sea, la vida vale la pena vivirla en abundancia de valores, de amor, paz, respeto,
justicia, cordialidad, solidaridad, compañerismo, camaradería…, abrazándonos, riéndonos,
cantando para ser verdaderamente libres los unos con los otros […]
JAIRO OBREGÓN.
01/01/2014
San Francisco, Venezuela.
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