Rompiendo el silencio como
seguidor de Jesús de Nazaret, cristiano laico que anuncia el ev-angelio –la
buena noticia- de lo prof-ético –que profesa lo ético-, es decir del Ángelo de la paz, del amor, del perdón, de la reconciliación y de la justicia
por los pueblos pobres y oprimidos, tanto por los viejos reinados
e imperios de antaño y los nuevos imperios económicos plutocráticos y neoliberal
que destruye al hombre y el planeta al mismo tiempo. No se puede llamarse
“cristiano” y ser un “neoliberal” porque son antagonistas.
Ante la andanada mediática
de falsas noticias que están día y noche contra la Patria de Miranda, Bolívar,
Sucre y Urdaneta nuestros próceres libertarios de mi gran país Venezuela, que
ondea con firmeza los colores la bandera del amarillo, azul y rojo, en esta mi
preciosa tierra de gracia. Éste país que posee dos riquezas fundantes, una
espiritual con el calor de su gente amable, sincera, sensible, cordial, fuerte,
aguerrida echada para adelante que se crece en las dificultades. Y la segunda
riqueza material con sus yacimientos y recesabas de petróleo del mundo –este es
el meollo de la apetencia y tenencia imperiales y por ésta riquezas nos atacan-
de gas, y sinfín de minerales estratégicos de los mejores del mundo según los
expertos, agua, costas, islas, tierra fértil y mucho más.
En su afán casi descontrolado
por parte del imperialismo económico de los EEUU y la UE por arrebatar,
controlar, robar los recursos naturales de Venezuela –siempre habrá que decirlo
hasta el cansancio-, estos poderes plutocráticos emplean toda suerte de guerra
de guerras sobretodo GUERRA NO
CONVENCIONAL, GUERRA CIVIL, GUERRA DE
COLORES, GUERRA HIBRIDA, GUERRA DE BAJA INTENSIDAD, GUERRA DE SIMBOLOS Y NEUROGUERRA
entre otras que se opera con toda alevosía en la Guerra de 4ta Generación.
Puesto que no han podido
–hasta el presente y esperamos en Dios que no suceda- intervenir militarmente a
Venezuela por la vía convencional dado por su poderío de defensa y sus fuertes aliados.
Puesto que Venezuela no ha dado motivo alguno de la causa bellis –causa de
guerra- ante nadie. Puesto que Venezuela no tiene armas de destrucción masiva.
Puesto que Venezuela no es una amenaza ante nadie. Puesto que no saben cómo
apoderarse de sus riquezas y sobretodo el petróleo, orquestan sus ataques de
manera inmisericorde con el primer ataque
cibernético a una central hidroeléctrica, en siete ataques seguidos dejando
a nuestra nación a oscuras por varios días, acarreando graves destrozos por los
incendios y todo el daño ocasionados en cuantía.
Es el odio de los poderosos por las clases
sociales emplean usan los “medios de comunicación” y las “redes sociales”,
creando primero las “condiciones” y después lanzan las “noticias falsas”. Si,
crean el “hecho” como una buena “escusa”, o “causa”, mordiendo primero como víboras,
de esa manera inoculan la falsedad de los acontecimientos, de esta forma el
engaño se apodera de la psiquis cambiando la mente de las personas a su merced.
A esto se le llama NEUROGUERRA o guerra en las neuronas del cerebro humano. Los
imperialistas saben cómo actúa la mente humana, tal como lo hicieron el propio
nazismo. Es entonces que de una manera que se inyecta el veneno de odio por
medio de la mentira repetida por ciento y miles, creando personas totalmente “disociadas” de la realidad por la
fuerte “propaganda de guerra”, quedando afectadas, capaces de creerse la
mentira, actúan en esa mentira viviendo la mentira y por esa mentira son
capaces de convertirse en bestias humanas que actúan teledirijas en sus
neuronas.
Cuando un hecho fortuito o
alguna falla o falta se presentan, ya automáticamente, “acusan” y “persiguen”
como perros sabuesos la presa, con suficiente odio en sus mentes, y no
descansan hasta lograr su objetivo. Obedecen todo lo que les dicen sus neuronas que no es la realidad como tal,
por el producto de la mentira y la falsedad. La gente está en shock, y, cuando
despierta, si es que pueden despertar, es muy tarde. En último caso despiertan
cuando el mal se ha concretado, quedando ellos mismos al descubierto, o porque
sus “programadores” no le cumplen sus “expectativas”, ya cuando el enemigo ha
causado el daño a su comodidad, o cuando vean que su ídolos los utilizan como
tontos útiles. A este escenario lo primero que hacen es desaparecerlos, después que les sirvió muy
bien, para lograr sus fines. Cuando llegaron los alemanes a Francia los
recibieron con aplausos y cuando despertaron los destrozaron a todos por igual.
Al perro rabioso lo matan porque tiene mal de rabia y no vaya a ser que los
muerdan cuando lleguen a buscar su botín. Podríamos decir: “si le cedes a la tentación del diablo
te puede ir muy mal sin que te des cuenta”.
A esta situación se
Neuroguerra se le llama “peleas de perros” a ver quién gana, obteniendo su
cometido: que es la destrucción de su objetivo que es culpable de “algo”, o es
un enemigo feroz, en fin. Es decir, “que el fin justifica los medio”, de manera
maquiavélica. Este tipo de estrategia la utilizan para no arriesgar mucho, o
cuando no puede con su enemigo, o cuando ve que está perdiendo tiempo y dinero.
Un dicho popular podría ser “no se puede coquetear con el diablo porque te
saldrá muy caro”.
Nosotros no podemos caer en
esta “trampa peligrosa” de la peleas entre perros. De un lado puede que está
subestimando a su adversario, porque no le “reconoce” como un adversario. Y del
otro lado todavía no ha peleado como tal y si reconoce su adversario y no esta
mocho. El desastre seria casi total, quien se beneficia se llevaría la torta completa,
desde luego se la comería solo, al que le prometió “alguito” le dará por
migajas pero nunca llegara a comerse ese “poquito”, porque lo consideraría
demasiado. El viejo dicho “mal paga el diablo a quien bien le sirve”.
Las neurociencias avalan
esta posición dado que estudia la psiquis humana. Ellos saben que un mal que se
repite en la mente verlo materializado, de inmediato surge un estallido
emocional que despierta sinceros sentimientos ante una situación incómoda, o
desesperante.
No es que al principio se
desate la rabia que conlleva al odio inoculado, sino que en la medida que se
repita una y otra vez sin remedio al perecer, a lo que se pierda la paciencia,
o algo sobrevenido, es entonces que ocurre lo peor.
Esta guerra es muy peligrosa
porque las personas llegan a estar disociadas, no ven la realidad en paralelo,
pidiendo la destrucción de su familia y nación, solo por no ver o seguir
soportando tal o cual situación, se tiran por un barranco. “No se puede creer
en Dios y al Diablo al mismo tiempo”. “Si crees solo al diablo él te va a usar
y a él solo servirías”, podríamos llamarlo en un conciliábulos.
Esto lo hemos vivido con las
“guarimbas” (vandalismo callejero) de los años 2011, 2013, 2014, 2017, y el
2019 con saqueos y destrozos a la propiedad pública y privada. La rabia y el
odio contagio a un bando que quiso destruir hasta lo más sagrado: la propiedad
privada a los centros comerciales, supermercados, tiendas, locales, causando
malestares por el estado de miedo y desesperación en la población por la
falta de electricidad, según sus alegatos cuando ese sector pide una
intervención militar y después de queja que no hay luz.
Estas personas están completamente
disociadas, llevadas por el odio
piden a boca de jarro “una intervención militar”, o una “guerra civil”, o una
“ayuda humanitaria”, que ni es ayuda, ni humanitaria, como le hemos visto en
entregas anteriores. Están convencidos que esa es una “solución”, ante una
“dictadura”, que ellos mismos saben que no existe, solo se lo han hecho ver y
ellos se “convencieron” de que así es la situación con un fin que ocultan y que
luego develan, sacando sus garras y desdichados aquellos que caen es este fuego
de guerra.
Ante ese “mal de rabia” que
esta inoculado como un “odio por odio” debemos vacunarnos con una buena dosis
del amor de Dios, al prójimo y a nosotros mismos –en palabras de Jesús de
Nazaret a quien sirvo desde muy pequeño.
Por otro lado, la
Neuroguerra es un arma muy peligrosa en el mundo entero. Altera la realidad y
con eso se debe tener cuidado con confundir la realidad ya que el odio ciega.
En la Neuroguerra se debe tener cuidado con la “saturación” de la verdad. Esa
es una práctica que debe ser
neutralizada. Ellos tratan de confundir el sentido común como mecanismo de
guerra psicológica. Esta estrategia está más dirigida a la “clase media” que
siente que ha perdido sus privilegios aun cuando están atornillados al modelo
neoliberal. Esa clase media reacciona contra todo con violencia fascista para
recuperar sus privilegios que conciben como su “meritocracia”.
Podemos ver como la
“Primavera Árabe” se materializo en una guerra de odio entre los hijos de
Abrahán. El mundo vio cómo se revivió los odios culturales entre lo que se
denomina la Liga Árabe, podemos ver que hermanos contra hermanos del mundo musulmán
se pelean. Como lo fue con la guerra de Irak e Irán por una década, la guerra
entre Israel y Egipto, Israel y Palestina –reducida, acorralada y amordazada-. Los viejos conflictos y los odios de pasado
–aun desde los tiempos bíblicos- fueron caldo de cultivo entre facciones entre
los unos y los otros.
El odio desatado en Irak,
por ejemplo, cuando ese país divididos Kurdos al norte, Sunníes al centro y
Chiíes al sur en los tiempos de Sadam Hussein –un “dictador bueno” puesto con
la venia de EEUU y después de la invasión a Kuwait pasó a ser un “dictador
malo”- en Irak –la antigua Babilonia- todos Vivian en sana paz. Cuando
invadieron en la “Tormenta del Desierto” en 1991 todo cambio en ese país. Los
tres grupos empezaron a odiarse los unos y los otros autodestruyéndose, para
dejar el campo abierto al saqueo del petróleo. Ese era –y es- el objetivo. Tras
12 años de bombardeos en un “corredor humanitario”, al país árabe debilito su
poderío bélico. Ya para el 2003, cuando la segunda invasión a Irak, habían creado
la matriz de que “habían armas de destrucción masiva”, y que Hussein “mataba
neonatos tirándolos al desierto”, terminaron de invadir, nunca encontraron las
armas de destrucción masiva y lo de los neonatos fue una funcionaria pagada
para que dijera tal atrocidad. Allí el odio y la mentira fueron el modo
operandis para lograr su objetivo: El Petróleo. La historia no miente, eso
fueron los hechos.
Debemos evitar una
“Primavera Americana” a todo lugar, empezando con elevar la conciencia por el
conocimiento, entender siendo sabios e inteligentes para comprender las tretas
que cada rato se utiliza, para inocular el odio como un arma de guerra muy
peligrosa para llenar los bolsillos de otros.
Venezuela está siendo
agredida por los EEUU, y sus países satélites que le mueven la “colita”.
Venezuela es una tierra tranquila donde la gente ríe –a pesar de los pesares-
canta, juega y siempre tiene un chiste, una carcajada de cada ocurrencia del día
a día. Los odios de clase se han exacerbado echándonos a pelear confrontándose
hermanos contra hermanos. Sin embargo, no han podido lograr su cometido porque
somos un pueblos algo raro, nuestros genes son ¡70 % Caribe! y el 30% está
distribuido entre negros y blancos, y fue muy difícil a los españoles poder
dominarnos puesto que pasaron 100 años para lograrlos, cuando en el resto les
fue casi inmediato.
Aun, cuando muchos estén
confundidos creyendo que el lobo feroz en bueno que no se los va a comer, aun,
con todo sus planes de la “peleas entre perros”, no ha calado –y oramos por la
paz y la buena convivencia para que eso nunca pase- porque hemos elevado la
conciencia, y porque no somos un pueblo malvado, cruel y odian te, y Dios nos
ha socorrido y ayudado en medio del caos. Somos la tierra de los libertadores
de Suramérica.
La América Latina es un
espacio de paz y de buena convivencia. Aquí no hay guerra entre naciones
hermanas y eso lo debemos cuidar mucho. Uno sabe cuándo empieza la guerra pero
nunca sabe cómo termina. No existen enemigos chiquitos. Cuidemos Nuestra
América del odio entre naciones hermanas. Estamos llamados a respetarnos los
unos y los otros en sana convivencia y solidaridad. Basta de atropellos y de
riñas que no trae nada bueno. Alcemos la voz en un canto a favor de la paz. No
la paz de los sepulcros. No la paz de los sordos. No la paz de los fusiles. No
la paz de las bombas. Si queremos vivir en paz, preparémonos para la paz. No
hay camino para la paz, la paz es el camino dejo Gandhi. Como cristianos
estamos llamados a ser pacificadores y defensores del derecho y la justicia.
Jesús dijo: “Mi paz os dejo, mi paz os doy…”.
Para el odio nada
Para la guerra nada
Otro mundo es posible
Otra humanidad es posible
Un mundo de paz es posible
Amaos los unos a los otros
En esto pensad
JAIRO OBREGÓN
05/04/2019
Maracaibo, Venezuela