
La
Transfiguración de Jesús
La narrativa en la Transfiguración
de Jesús fue un hecho revelador a la luz de los evangelios. “La transfiguración
de Jesús es un evento narrado en los evangelios sinópicos según san Mateo, san
Marcos y san Lucas, en el que Jesús se transfigura y se vuelve radiante en
gloria divina sobre una montaña. En estos tres pasajes, Jesús y tres de sus apóstoles
se dirigen a una montaña (Monte Tabor o Monte de la Transfiguración) a orar. En
la montaña, Jesús empieza a brillar con rayos radiantes de luz, generalmente
llamada ‘luz tabonica’. Entonces los profetas Moisés y Elías aparecen al lado
de él y habla con ellos. Entonces Jesús es llamado ‘Hijo’ por una voz del
cielo, que es Dios Padre, como en el bautismo de Jesús.
Importancia: La
transfiguración es uno de los milagros de Jesús en los Evangelios. Este milagro
es único entre otros que aparecen en los evangelios canónicos, en tanto el
milagro le sucede a Jesús mismo. Tomas de Aquino consideraba que la
transfiguración era “el mayor milagro” en el sentido de que contemplaba el
bautismo y mostraba la perfección de la vida en el cielo. La transfiguración es
uno de los cinco hitos principales en la narrativa del evangelio de la vida de
Jesús, siendo los otros su bautismo, crucifixión, resurrección y ascensión”.
(Wikipedia | Articulo | La Transfiguración de Jesús | Wikipedia es una marca
registrada de la Fundación Wikimedia, Inc., una organización sin ánimo de lucro
| Fuente Web | https://es.wikipedia.org/wiki/Transfiguraci%C3%B3n_de_Jes%C3%BAs).
Luz
y Brillo en la oscuridad
Ahora pues, esta narrativa
que ha dado luz en la incertidumbre de la oscuridad de su tiempo, en los
evangelios de Jesús, donde las fuentes cristianas y evangélicas, trazan en un
momento definitorio y decisivo en la vida de Jesús, y de la continuidad de los
apóstoles en darles la conficción o confianza de seguir en el camino y agenda
de Jesús, mayormente, para los necesitados y abandonados por las autoridades,
terratenientes, reyes y, el mismo Imperio romano. Todos estos hechos daban luz,
brillo y fuerza en medio del caos, ese caos como el que ahora vemos en nuestro
contexto actual.
Ahora:
La “luz no brilla”, los “ojos no ven”
Me es menester, reconocer el
trabajo tesonero del blog de Pensamiento Protestante en su portal web, siendo
muy inspirador para el debate de las ideas y de dar respuestas en medio de la
incertidumbre, en medio de este contexto actual, (con M. Weber) – Xabier Pikaza.
Creo, que debemos fortalecer la fe puesta a prueba y de entre sacar lo precioso
de lo vil, para defensa de la praxis del evangelio. Veamos.
“El próximo 28* [28 de
febrero, ya pasado] se celebra la transfiguración cuaresmal (iluminación de
Dios en Cristo), preparación de la Pascua. Durante XIX siglos la
transfiguración antigua había sido un “canto firme”: Los cristianos creían que
el Dios de luz había brillado en Cristo (Tabor), con los testigos del AT (Elías
y Moisés) y los apóstoles del NT (Pedro, Santiago y Juan). Pero esta fiesta es
hoy irrelevante para muchos: Dios no brilla, nada se transfigura.
Nietzsche decía, ya en el
siglo XIX, que el Cristo de la transfiguración está apagado; ha perdido su luz,
no canta, ni baila, ni vive, no es Dios. Así repitió a principio del siglo XX,
M. Heidegger: Dios no canta, no brilla, y tampoco nosotros bailamos ni gritamos
(a no ser que vuelvan antiguos dioses paganos o cruces gamadas de nazis).
Ciertamente, Ortega escribió
en el Sol (Madrid, año 1926) que quizás podía volver, pues “vienen sazones en
que súbitamente, con la gracia intacta de una costa virgen, emerge a sotavento
el acantilado de la divinidad. La hora de ahora es este linaje, y procese a
gritar desde la cofa: ¡Dios a la vista! (cf. Obras completas, Madrid 1942, XI,
493ss).
Pero ese Dios de acantilado
es un remedo de toscas divinidades paganas sin la purificación de las nuevas
religiones, del Tao Chino al Hinduismo, del Budismo al judeocristianismo o al
Islam.
Mas penetrante que estos
pensadores (Nietzsche, Heidegger, Ortega) me parece [el autor/editor] M. Weber,
que conoció bien las religiones, desde la perspectiva de la racionalidad
consecuente y del capitalismo, para decir al fin que el hombre de la modernidad
se está encerrando en la “cárcel de
hierro” de una dictadura económica y social, cien años después de su
muerte. Necesitamos de otra
transfiguración.
Max
Weber (1864-1920), la imposible transfiguración
No fue anticristiano, ni
contra-religioso. Sintió nostalgia, admiración y quizás pena por las antiguas “transfiguraciones” religiosas,
pero añadió que su tiempo ha terminado. No quería “juzgar”, pero dijo que la
modernidad se ha vuelto “unmusikalish” ante el “canto religioso”, incapaz de
escuchar la “música de Dios”, de vislumbrar su brillo. El hombre “nuevo” no escucha ni siquiera un “rumor de ángeles”, ni ve
fulgor lejano de la divinidad.
Esta es, a mi juicio [el
autor/editor], el más fuerte y “sabio” de los testimonios a-religiosos (no
anti-religioso) de nuestro tiempo. La
razón instrumental, la burocracia social y el dinero lo dominan todo (en
clave marxista, neo-liberal y/o capitalista), de forma que no somos capaces de
escuchar otros cantos; nos estamos cerrando en la cárcel de hierro de un
sistema que terminará matándonos a todos.
En una paradoja que yo [el
autor/editor] pueda publicar estas ideas en un portal titulado “religión
digital”. En tiempos de M. Weber no había aún llegado la era digital (del
dígito-número que todo lo engloba). En
un mundo digital cerrado la religión es imposible…No se puede hablar de
transfiguración, ni siquiera de rumor de ángeles.
Pero no todo es “digital” en
el mundo… Junto al dedo digital está la “mano”
que acaricia, sueña y cura, unida a los ojos que miran y se dejan admirar
en amor, de forma que pueda abrirse una brecha en la “cárcel de hierro” del
sistema. Así lo indicaré, presentando la visión de M. Weber, para hablar mañana
de la “transfiguración” cristiana. –añade el autor/editor.
Una
razón que se hace “dios”, un “dios” que es el dinero
M. Weber ha formulado una de
las interpretaciones más certeras y profundas del despliegue económico y social
de la modernidad. Más que filósofo, ha querido ser y ha sido un sociólogo teórico,
un intérprete y testigo de la transformación científica, económica y política
del hombre moderno, que se expresa en el capitalismo liberal y la
burocratización política. Estos son los
elementos básicos de su visión de la realidad. [Veamos]:
- Proceso de racionalización. De la magia a la ciencia. Weber
piensa que la humanidad antigua ha estado dominada por una interpretación
mágica de la realidad. Las grandes religiones (budismo, cristianismo) han
suscitado un fuerte movimiento de racionalización ética (o humana), que ha
culminado en el capitalismo económico y en la administración burocrática
racionalizada de las naciones de occidente.
Ciertamente, la misma
religión judeocristiana había introducido unos esquemas de vida racional que
superan el mito de tiempos anteriores (como hace, en otro plano, el budismo).
Pero la Biblia (y en algún modo el budismo) siguen conservando un fondo mágico:
es mística la afirmación de que hay una realidad (Dios o salvación) que
desborda los niveles racionales. La filosofía tradicional (metafísica), en
cuanto portadora de un conocimiento superior de la realidad carece de sentido.
Los humanos se hallan en manos de su propia ciencia, es decir, del conocimiento
metódico y practico de la realidad.
-Triunfo del capitalismo,
despliegue de la burocracia racional. Más que el desarrollo de
la ciencia en cuanto tal (en plano físico o químico), M. Weber ha estudiado el
despliegue de la racionalidad económica y social, que se expresa en el triunfo
del capitalismo y en el despliegue de mundial de la burocracia racional,
condensada en los estados. Los viejos poderes patrimoniales (vinculados a la
tradición de los antepasados, dioses o humanos) han perdido su sentido: el
poder racionalizado del capitalismo se ha impuesto en todas partes, borrando
los restos de magia que hubiera en el mundo, destruyendo todos los reductos
religiosos y filosóficos.
Parece que en la raíz de su
pensamiento se encuentra el neo-Kantismo culturista que se extendió por
Alemania a finales del siglo XIX; pero en su despliegue final cesan todos los
aportes filosóficos tipo metafísicos (racional) de la producción capitalista y
de la administración burocrática estatal, al servicio del capitalismo.
-¿Camino abierto? Un lamento
humano. Contra el ingenuo optimismo (casi religioso) de A.
Comte, proclamando las glorias salvadoras de la ciencia, emerge la resignación
fatalista de M. Weber, que eleva su lamento ante la racionalización
“científica” del capitalismo y de la burocracia política, que acaban encerrando
al ser humano en el “férreo estuche” (o ataúd) de su dictadura.
K. Marx había descubierto y
programado una via de salida, apareciendo, así como “profeta” de la reconciliación
final, en un mundo sin explotación económica ni clases sociales. F. Nietzsche
había prometido un orden nuevo, donde el ser humano, liberado ya del
resentimiento y de la opresión en manos de poderes espiritualistas exteriores,
pudiera encontrar al fin su plenitud, identificándose a su propia voluntad de
poder, que se expresa en forma de eterno retorno del destino.
Pues bien, M. Weber no cree en el valor de salvación de ese voluntad de poder (Nietzsche), ni en la revolución del proletariado (Marx), porque, a su entender, la nueva “ciencia” del capitalismo y de la burocracia estatalizada acaban dominando y destruyendo al ser humano. Esto significa que la misma racionalidad científica (económica y política) que ha elevado al ser humano (de Europa y occidente) por encima de sus miserias anteriores, haciéndole capaz de dominar el mundo, acaba por destruirle (encerrándole en la cárcel de hierro del sistema. Este parece el diagnóstico final sobre la historia"... (Pensamiento Protestante | Blog | Necesitamos de otra transfiguración: la luz no brilla; los ojos no ven (con M. Weber) – Xabier Pikaza | marzo 01, 2021 | Fuente: Religión Digital | Edición: Pensamiento Protestante | Fuente Web | https://www.pensamientoprotestante.com/2021/03/necesitamos-otra-transfiguracion-la-luz.html). [Continúa…].
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JAIRO OBREGÓN
01/03/2021
Maracaibo, Venezuela