El
nuevo Coronavirus denominado Covid-19
tiene varias lecturas que ha conmocionado al mundo entero: afínales del año
(2019) pasado y, ahora a principios de este año (2020). Al parecer, cada cien
años la humanidad presenta una pandemia, como ha ocurrido en los últimos
cuatrocientos años: La Primera fue la Peste
Negra, en 1720; La Segunda fue El Cólera, en 1820; La Tercera fue a Gripe
Española, en 1920; La Cuarta ha
sido el Covid-19, en 2020. ¿Qué será? ¿Casualidad? ¿Algo
programado? ¿La Naturaleza? ¿DIOS? ¿La Vida? ¿Qué piensa usted? Lo que si
sabemos que en cada comienzo de estos siglos el miedo ha sido la maxima. Desde
luego, es el miedo a lo desconocido, el miedo al contagio y el miedo a la
muerte. Esto es muy humano y natural.
Podemos
deducir que existen dos pandemias paralelas y ambas son letales: La “Pandemia
del Coronavirus (Covid-19)” y la “Pandemia del Miedo”. Ambas, se deben tratar
como si fueran una sola. Se necesita de un ejército de médicos, psicólogos y líderes
humanitarios que actúen de inmediato. Al pueblo hay que decirle la verdad,
darles las soluciones y levantar la conciencia sanitaria de salud ante esta pandemia
mundial, y no dejarlo a merced de los medios (comunicación, redes), que dan
miedo colectivo y global.
El
miedo como tal puede ser un aliado o un enemigo para casi todos los casos, o
situaciones conflictivas, o adversas. Dependiendo de la inteligencia emocional,
o de la brutalidad emocional, podemos construir-destruir. Ejemplo, al tratar de
cruzar la calle, si sabes manejar el miedo tendrás precaución, pero, si no
sabes manejar el miedo, o no cruzas la calle, o no ves el autobús que pueda
venir.
Lamentablemente,
el miedo al miedo es peor que el mismo miedo. A veces, se ven cosas que no han
pasado, se crea esa imagen en el cerebro y se fija, esa capacidad de la
racionalidad a la irracionalidad causa alteración y constipación. Cuando eso
sucede el miedo cambia la percepción de la voluntad de lo vivido anteriormente,
lo vivido actualmente o por vivir en el futuro próximo cercano.
El
miedo con algo sobrevenido, como la pandemia u otro acontecimiento, afecta la
psiquis de las personas. Al cambiar la subjetividad de la persona puede alterar
los pensamientos, sentimientos y voluntad a merced de los acontecimientos. Este
tipo de condiciones hacen que una persona cambie su naturaleza. Las personas
pueden con miedo, volverse una bestia despiadada, puede vender su alma al
diablo, puede pedir que venga el diablo y, cuando ven que diablo llega tienen
miedo de verlo. No es igual llamar al diablo que verlo llegar, hablando paradójicamente.
Al
miedoso, o temeroso de todo es muy fácil de manipular, puede ser engañado con
su propia realidad, creándose en su imaginario “súper héroes” que no existen,
pueden creer que esos súper héroes los vienen a salvar de algo o de alguien,
cuando esos salvadores no son nada confiables. De igual manera, al ser parte
del miedo, pueden, irse en contra de los suyos, de su entorno incluso, puesto,
que, le han inoculado el miedo. Y esta pandemia (Covid-19) es un caldo de
cultivo para lo que estamos hablando. Si este virus fue modificado por la mano
del hombre, esos cerebros saben perfectamente dominar con el virus mortal y con
el miedo sinuoso, supongo.
Las
mil caras del miedo colectivamente esconde o brota lo que cada uno tiene. El
miedo paraliza, atornilla, acobarda, evade, inquieta, fustiga, enajena, culpa,
condena, enferma cuando ese miedo es infundado o sembrado en la psiquis humana.
Pero, por otro lado, el miedo puede alterar, rabiar, contradecir, odiar, herir,
matar como maquinas o armas destructivas en el manejo propio y de las masas. Es
la psiquis es la que está enferma.
El Impacto Emocional de la Pandemia,
propone una curva imaginaria como la siguiente: La Llamada: “Hay un nuevo
virus en China”. La Negación: Esto no va ocurrir aquí. La Rabia: “Por qué no se han tomado medidas antes”. El Miedo: “¿Qué va a pasar?
¿Y si me enfermo y no hay medios? La
Aceptación: “Estoy triste” “Me siento
vulnerable”. Los Nuevos Hábitos y
Confianza: “Me cuido”, “Veo la
oportunidad de aprender”, “Ayudo a otros”, “confío en lo que me está enseñando”.
La Pandemia pasa: “He aprendido y soy más fuerte”. (Publicado
en Facebook | Fuente: elpais.com | Articulo de Pilar Jericó).
Ahora,
el Covid-19 y el Miedo han paralizado la economía global, los mercados
mundiales, las diferentes bolsas de valores, el sector petrolero, en un juego geopolítico
bien orquestado. De esta manera, deja vulnerable al mundo ante cualquier cosa.
Observamos, que en medio la pandemia se ha estado movilizando tropas
estadounidenses y europeas, no vista desde la Segunda Guerra mundial, muy cerca
de la frontera de la Federación Rusa, pero, el contagio del covid-19, ha
llegado a afectar mucha de la tropa, y el miedo, ha paralizado tales avances,
al parecer. Hasta un Porta avión estadounidense se vio afectado de Covid-19 su
tripulación. Pudiéndose observar el malestar contra sus mandos superiores de no
ser atendidos. Ahora no se sabe que esos barcos de guerra estén afectados de
Covid-19 por irracionalidad y la soberbia supremacista. Sin no son capaces
salvar a sus connacionales ¿Cómo es que vienen a salvar a otros?
La
Pandemia del Nuevo Coronavirus (Covid-19) que brotó en China asustó al mundo.
Actualmente, China tiene contenido el virus, preparándose para otro brote y de
nuevo contenerlo. Nos conmocionó ver como en Italia fue el epicentro de Europa,
Italia lloraba por la gran cantidad de muertes, y pedía ayuda a los europeos, y
no se vio ningún avión llegar de UE (Unión Europea) o de EEUU (Estados Unidos),
solo hemos visto la ayuda de China, y Rusia, y Cuba, y Venezuela para atender a
los italianos y a muchos otros países de manera oportuna y segura en base a la
solidaridad. Como vemos a España que deja morir a los más viejos para salvar a
los más jóvenes, nos asombró. Actualmente, el epicentro mundial está en New
York, con miles de casos y muertes, pidiendo su Alcalde que los ayuden. Y nos
preguntamos, ¿Si no pueden o quieren ayudar a los suyos, ni a sus aliados, como
es que viene ayudar a otros que declaran ser sus enemigos? A este acontecer,
vemos que los aviones llegan de China y Rusia a los Estados Unidos de Norte
América en el marco del multilateralismo y no del unilateralismo, tanto pedido
por éste y ofrecido por aquellos, esto supone una bofetada en la cara dura del
supremasismo, que los ha considerado su enemigo político, económico y militar.
Luego, venden al mundo como caras duras que son los “salvadores” o
“benefactores” en pro de la “libertad” y no se tiene la decencia y el decoro de
socorrerse y socorrer a otros en plena pandemia. No se puede ser tan ingenuo.
Es una trampa casa bobos, muy peligroso, tanto, para los bobos, como para
todos. Abran los ojos compatriotas. Abran los ojos mundo entero. La apuesta es
el miedo. (Análisis y resumen de noticias de diferentes fuentes a saber. De muchos
de esas “fuentes” no me hago responsable de sus afirmaciones para que una red
social no me cuestione y una agencia de noticias muy conocida me censure,
aclaro como librepensador).
“Situaciones como las
que estamos viviendo pueden causarnos mucho miedo ya que está amenazada la
salud y la vida misma, tanto por la nuestra como la de nuestros seres queridos.
En este sentido, el miedo tiene una causa real y objetiva por lo cual nos
resulta útil en la medida que nos provee un estado de alerta que nos lleva
mantener maxima atención y a movilizarnos para actuar en consecuencia. Es la
parte positiva del miedo que, dentro de los límites adecuados, nos mantendrá en
ese estado de alerta absolutamente necesario en este contexto.
Sin
embargo, debemos estar muy atentos para controlar el miedo ya que este puede
progresar y “salirse de su cauce” normal, lo cual nos conduce a sentir
angustia, ansiedad, zozobra e incertidumbre. Cuando esto sucede, los
pensamientos y los sentimientos se desplazan de las causas objetivas y reales
del miedo hacia situaciones negativas imaginadas, que “podrían ocurrir” pero
que de hecho no han ocurrido y, si tomamos todas las previsiones, lo más
probable es que no ocurran. Algo de esto siempre nos puede suceder pero, cuando
“damos rienda suelta” a nuestros miedos, los pensamientos y los sentimientos
negativos también “se desbocan” y nos generan un estado de ansiedad permanente.
Ese
estado emocional resulta aversivo y desagradable y muy difícil de mantener
durante mucho tiempo. Pero, además, este tipo de emocionalidad rompe con la
posibilidad de mantenernos atentos y concentrados en la situación, ya que en
lugar de la razón, es la emoción la que dirige nuestra conducta. Por eso
debemos hacer un gran esfuerzo para mantener el auto control y utilizar la
razón para entender cabalmente lo que estamos viviendo y canalizar nuestros
temores de la forma más adecuada.
Para
ello debemos aceptar de forma racional y consciente la realidad que estamos
viviendo. Esto es algo serio que está afectando al mundo entero y debemos
asumirlo. No podemos evitarlo ni eludirlo, aunque nos genere miedo y nos
interrumpa y afecte toda nuestra vida cotidiana. Pero debemos enfrentarlo y
manejarlo y para ello debemos la maxima atención a las autoridades gubernamentales
–caso venezolano-, únicas encargadas de conducir las políticas sanitarias
necesarias para detener la cadena de contagio y tratar a quienes hayan
contraído el virus. Es necesario asumir una actitud de alta responsabilidad
tanto en el cumplimiento de las indicaciones higiénicas, como en relación con
la cuarentena que debemos cumplir.
En
ese sentido, es importante que tengamos una actitud racional y crítica ante la
información que circula por los medios y, muy especialmente, por las redes
digitales. Desechemos toda la información que no nos es útil para el momento en
que vivimos, especialmente aquella que tiene una evidente intención manipuladora
y “sensacionalista”. Todo ello no hará sino atizar la parte negativa del miedo
y estimulará así la ansiedad y la
incertidumbre. Tampoco es recomendable que estemos permanentemente conectados a
la redes y al teléfono, exponiéndonos en forma casi frenética a un verdadero
“alud informativo” que no es posible procesar ni asimilar. Esto también
estimula la ansiedad y la incertidumbre.
Hagamos
un gran esfuerzo para mantener una convivencia familiar que nos permita
sobrellevar esta situación de cuarentena de la manera más adecuada. Mantengamos
horarios y rutinas en la medida de lo posible; apelemos a formas creativas de
entretenimiento, como juegos de mesa, uso creativo de internet y de las redes,
veamos películas que nos entretengan sanamente y, muy especialmente, tengamos
mucha paciencia y confianza absoluta en que si hacemos lo que tenemos que
hacer, esta pandemia pasará y la podremos superar entre todas y todos”. (Artillería | Suplemento del Correo
de Orinoco | Lunes 23 de marzo de 2020 | Nº 458 | Año 8 | Caracas | Psicólogo
Social | Colectivos de Psicólogos por el Socialismo | pag. 2 | Formato PDF |
Fuente Web).
El
miedo no nos debe paralizar, desmotivar y dominar a su antojo. Seamos
resilientes en medio de esta pandemia y/o de cualquier amenaza, crisis o
situación inesperada. Los cristianos (verdaderos como hablaba el apóstol Juan),
estamos llamados a ser portadores de esperanza, ser portadores de la paz, ser
portadores del amor. Cuando los caminos son duros, solo los duros caminan.
Seamos gente que canta, que ayude y que sume y no reste, gente que multiplique
y no divida. Busquemos el lado bueno de las cosas y, de lo malo, se puede
aprender, puesto que todo lo que pasa es un aprendizaje. La vida está llena de
oportunidades y si hay miedo, transformemos el miedo en valor, en fuerza que
transforma y que cambia para lo bueno, lo justo y lo agradable. Todo se puede
si se cree, porque al que cree todo le es posible, y no temamos, tengamos
confianza que Dios está con nosotros, por nosotros y a través de nosotros.
En
esto pensad
JAIRO
OBREGÓN
04/04/2020
Maracaibo,
Venezuela